Capitulo veinticinco.

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   "Desde el día en que te ví, mi corazón has cautivado, nunca imaginé que fueras la reina del lugar, pero sin duda tu belleza era singular, hermosa dama quisiera invitarle a dar una vuelta el día anterior de su matrimonio con el rey Federick, sé que llega al anochecer así que tenemos hasta la tarde para estar juntos, ¿qué le parece si salimos a dar una vuelta juntos los dos?,

Atte: Erick"

Leía aquella carta la reina mientras esperaba ansiosa en los portones del gran jardín, tenía que aprovechar la tarde con ese chico antes de contraer matrimonio con el rey Federick, sabía que lo que hacía estaba mal, pero no fue su culpa enamorarse de dos hermosos hombres a la vez. Nadie podría culparla por aquél pecado.

Mientras tanto, la reina Risellote mandaba a sus tropas al ataque. Ella se quedó con Damm en el castillo.

—Lo hace por aquél hombre del otro día, pero, ¿qué culpa tiene el reino vecino?

—La chica me quitó al hombre, no es posible que deje pasar por alto esto, pagará las consecuencias, y la hizo peor al enamorar a mi hermano.

—Reina, le dije que tuviera cuidado con los hombres.

—Ya es tarde Damm, las tropas deben estar llegando para comenzar el ataque y Erick terminará con la vida de la reina.

Llegó el sirviente donde la reina Franchesca y se besaron apenas se vieron, eran muy cautelosos, lo que hacían no estaba correcto y lo sabían.

—Reina, vayamos a dar una vuelta al bosque, no se arrepentirá.

—Contigo iría a cualquier parte amado mío.

Fueron en el negro corcel de Erick. Hicieron un picnic con mucha comida deliciosa y cuando la terminaron se pusieron a reposar.

A su vez, en ese momento mientras descansaban abrazándose el rey Federick sé encontró con Adelaine en el jardín de Meiru.

—Hey chica peliblanco, ¿has visto a mi bella doncella?, Vengo a darle una sorpresa.

—¿Qué?, espera Federick, que sorpresa, ¿no que ya habías llegado con la sorpresa de venir antes?

—¿De qué hablas?, acabo de llegar.

—Dijo que iba al bosque, puede ser una trampa, vamos por ella.

Salieron ambos en un caballo en su búsqueda, en ese instante al voltearse vieron las tropas de Ebius arrasando con todo a su paso.

—Debemos darnos prisa Federick, esto no pinta bien.

En el bosque empezaron a escucharse el sonido de catapultas y el griterío de la gente.

—¿Qué es ese ruido?

—Son personas gritando, pero, ¿por qué?

Llamas empezaron a verse y por el cielo se extendía su humo.

—¡Están atacando el reino Erick!, lo bueno es que te tengo a tí para defenderme.

—Aquí estaré yo, para que descanses sin problemas, mira, allí hay una cueva, vamos a ella, allí nos esconderemos.

—Buena idea.

Pasaron unos veinte minutos y Adelaine junto a Erick visualizaron la ropa de Franchesca dentro de la cueva. Cuando llegaron a la entrada vieron algo terrible, el cuerpo yacía atravesado por una gran y fina espada, en su mano había una carta manchada de sangre, en la cual solo podía leerse: "Perdóname".

El rey Federick mandó un grito desgarrador mientras escuchaba alejarse un galope. Maldijo a la princesa Risellote y salió de la ciudad a caballo para reunirse con sus tropas. En cambio Adelaine, preparó una tumba y enterró el cuerpo de su amiga. Luego de eso volvió a la cabaña junto a la iglesia en la cual residía.

Conflicto de los reinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora