CAPÍTULO 30

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*narra Aída*

¿Qué me estaba pasando...? Volvió a caer la misma rama al lado mío, dos veces seguidas. Al alzar la cabeza me encontré con Alba, a la que abracé y... Otra vez me volvía a caer la rama. Todo eso se estaba volviendo un bucle que no podía salir. Alba estaba en todos los lados: en las voces, en frente mío... Me estaba volviendo loca. Tal vez me estaba transtornando yo sola... Y solo eran voces que se repetían constantemente. Estaba ansiosa y no sabía cómo solucionarlo. Tampoco sabía salir... Así que cerré los ojos una vez más, pero esta vez sin abrazar a Alba.

Me extrañó porque no aparecí otra vez en el callejón oscuro, sinó que en un lugar muy diferente, con pósters, de los cuales uno de Titanic... Mi habitación. ¿Cómo llegué hasta ahí? ¿Quién me llevó hasta donde estaba? Preguntas sin respuesta.
Bajé las escaleras y la casa estaba vacía. No estaba ni mi madre, ni mi padre ni tan solo mi padre... Pero de momento me quería centrar en saber qué estaba sucediendo y que pasó antes de que cerrase los ojos.

Salí a la calle y estaba todo vacío, no había ni tan solo tráfico, ni coches ni personas ni nada. Me estaba volviendo loca. ¿Alucinaciones? Decidí ir al callejón oscuro para comprobarlo. Esa misma noche iría. A las nueve.

Durante todo el tiempo que pasó hasta el atardecer no obtuve ninguna señal de vida. Todo lo que me rodeaba parecía otro universo, como un espejo pero donde no habitaba nadie... Las casas vecinas no tenían luz, y los perros que siempre ladraban ya no lo hacían. Daba la sensación como si la humanidad se hubiese extinguido... Pero cuando menos me lo esperaba, miré el reloj y me di cuenta de que eran las nueve de la noche. Ya me dirigía al callejón y la verdad es que me perdí varias veces hasta llegar a donde quería. Miré a mi alrededor y noté como una última rama de un árbol caía cerca de mí. Estaba preparada para todo lo que viniese, a pesar de que tenía miedo y quería a Alba junto a mí. Escuché una voz conocida que me gritaba, tenía que ser Alba quien me llamase, pero al alzar la cabeza... No lo era. ¡¿Quién era?!

Un secreto debajo de las sábanas [Dulcealba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora