CAPÍTULO 48

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CAPÍTULO XLVIII.

X: Ven.
Aída: ¿A dónde?
X: A nuestra casa.
Aída: ¡Mamá, no te enfades!
Anna: Ahora hablamos.

*narra Aída*
Mi madre en ese momento me daba miedo. ¿De qué quería hablar? ¿Era algo sobre Alba...? No sabía.
Finalicé la llamada y le dije a Alba que debía ir a casa. Ella, muy amable, me dijo que no pasaba nada, que podíamos quedar al día siguiente y yo asentí.

Nos fuimos con la moto en dirección a mi casa y, al llegar, bajé de la moto, le di un par de besos, uno de los cuales muy cerca de los labios. Nuestras miradas se cruzaron, pero tuve que decirle un último adiós antes de que mi madre me matase. Alba arrancó la moto y yo abrí la puerta de mi casa. Ay, lo que me esperaba...

Aída: ¿Mamá?
Anna: Tenemos que hablar.
Aída: ¿De qué...?
Anna: ¡¿Qué es eso de dejar la habitación tal y como está?! ¡Está muy desordenada!
Aída (aliviada, se le escapó una sonrisa): ¡Ahora voy! ¡Ay, por coerto, te quiero mama!
Anna: ¿Pero qué dices ahora? ¡Pareces loca!

*narra Aída*
Fui a mi habitación y la ordené en apenas 10 minutos. Al acabar, me tumbé en mi cama y me puse los cascos. Desconecté de mi alrededor. Empecé a hablar con amigas y por grupos de Whatsapp, hasta que llegó un momento que me impedió seguir: tenía una llamada entrante. Sergi.

Sergi: Hola, bebeeee
Aída: No me llames así. Ya no salimos. No soy tu novia.
Sergi: ¿Y qué más daaaa?
Aída: Sergi, tengo pareja.
Sergi: ¿Ah, sí? ¿Desde cuando?
Aída: Eso no es asunto tuyo.

*narra Aída*
Colgué la llamada. Pasaba de discutir más, no me quería enfadar con él. Inmediatamente llamé a Alba... Ya la echaba de menos.

Aída: Hola, Alba
Alba: Hola, cariñoo. ¿Qué querías?
Aída: Nada... decirte que te quiero.
Anna (llamando a la puerta de la habitación de Aída) Toc, toc! ¿Puedo pasar?
Aída (en voz baja): Mierda... Momento incómodo.

Un secreto debajo de las sábanas [Dulcealba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora