CAPÍTULO 29

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CAPÍTULO XXIX.

*narra Aída*
Detrás de ellos había una chica alta, con el pelo negro y liso... ¡No podía ser! ¡No era Alba! La chica corrió a abrazar a su familia. Mi corazón se partió por Alba... No sabía dónde estaba. Regresé a mi casa con tristeza encima mío, necesitaba a Alba... Por una vez que sentía amor verdadero por alguien y... Me la quitaron. De camino a casa llevaba lágrimas en mis ojos, que no paraban de deslizarse por toda mi cara. La echaba de menos.
Estuve durante todo el rato que caminaba pensando en ella. No sabía dónde se encontraba. ¿Y si le había pasado algo...? No quería pensar en eso, pero no lo podía evitar.

Para llegar a mi casa tuve que pasar por un callejón muy oscuro donde no había nadie y nunca había pasado por ahí. Me daba miedo y bajé la cabeza, mirando al suelo. Sentía cómo todas las ráfagas de viento chocaban contra las ramas frágiles de los árboles. De hecho, cayó una rama muy cerca de mí y grité, aunque nadie me escuchase. Des de lo de la rama, mi corazón iba a cien, me podía esperar cualquier cosa... Al principio pensé que solo eran voces que procedían de mi cuerpo, pero al alzar la cabeza, me encuentro con una chica alta, pelo negro y liso, sonrisa intacta. ¡Alba!

Corrí hacia ella y ella hacia mí, pero yo me tiré sobre ella y lloraba de la emoción. No me podía creer que la encontrase... La echaba de mucho de menos.

Aída (susurrándole al oído): Lo he pasado muy mal, no me lo vuelvas a hacer nunca...
Alba: Jamás.

*narra Aída*
Me acerqué aún más a ella. Ya notaba su piel y, cuando le iba a dar un beso en los labios... Me desperté.

Al abrir los ojos, me encontré en el mismo callejón oscuro de antes, sin nadie cerca y escuchando voces de Alba. Mientras andaba, cayó una rama muy cerca de mí. ¿Qué me estaba pasando...?

Un secreto debajo de las sábanas [Dulcealba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora