Un secreto debajo de las sábanas [Dulcealba]

CAPÍTULO 40

CAPÍTULO XL.

*narra Alba*
Intenté levantarme como pude y volví a coger la nota. No me lo podía creer. Decía:
"Sé que tal vez no leas esto, pero si lo haces quiero decirte que ne he marchado. Necesito tiempo para mí misma. He pasado por cosas que nadie sabe que me han destrozado. Que si no nos volvemos a ver, quiero decirte que te echaré de menos.
Para Alba, de parte de Aída."
Lloré desconsolodamente. ¿Por qué, Aída? ¿Por qué te marchas cuando más te quiero? ¿Por qué? Te echaba de menos. Mucho de menos. De repente, entra Anna en la habitación.

Anna: ¿Qué te pasa, Alba?
Alba (leyéndole la nota): Escucha esto. Es de tu hija.
Anna (enfadada) ¿Cómo se atreve a hacerme esto? ¡Cuando la vea le va a caer una torta...!
Alba: Tenemos que saber dónde está...

*narra Alba*
Así que Anna y yo al día siguiente nos fuimos a donde solía ir Aída. Entramos en las tiendas de maquillaje, a los supermercados más próximos de su casa y nada. ¿Por qué Aída hizo algo así? Nos preocupábamos por ella.

Estuvimos todo el día dando vueltas por la ciudad, andando y en coche, y no nos encontramos con nada. Ya eran las doce y mi cara cambió completamente. Me puse muy triste...

En cambio, Anna seguía enfadada y hablando sola, pero yo no prestaba atención a lo que decía porque pensaba en Aída. Mi mente se puso inmediatamente negativa y empecé a pensar que le había sucedido algo, que la habrían secuestrado, que dormiría sola... Me mordía hasta las uñas.

Anna y yo decidimos hacer una última parada al bar donde yo trabajaba, a ver si sabían algo sobre ella.

Alba: Jefe, ¿habéis visto a Aída hoy?
Jefe: Sí...

*narra Alba*
Pero no pude preguntarle que dónde estaba, porque un hombre vestido de negro con sombrero me interrumpió.

X: ¿Alba?
Alba: Sí, soy yo.
X: Tenemos que hablar sobre Aída.
Alba: ¿Quién eres?
X: Luego te digo.
Alba: Ni hablar. Dímelo yo o no hablamos.
X: Si nos sentamos en esa mesa de ahí te lo digo. Solos. Sin nadie más.