CAPÍTULO 54

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CAPÍTULO LIV.

*narra Aída*
Todo se estaba acelerando y el ambiente se pona caliente... Los dedos de Alba se perdieron en mi cabello y los agarraba con fuerza, tirando de él hasta que un gruñido salía de mi interior. Nuestros labios se topaban contínuamente, mientras nuestras lenguas guerreaban en una lucha llena de amor. Solté un gemido y me separé unos instantes para coger aire, notando la cálida mano de Alba que me acariciaba la cara mientras sonreía. Segundos más tarde, nuestras bocas se volvieron a unir. Esta última vez, fue un beso algo lento pero intenso... Me encantó.

De repente, Alba cogió mi mano y nos fuimos corriendo a su habitación. Cerró la puerta y continuó besándose y se empezó a quitarse la camisa, pero yo detuve la situación.

Aída: Tengo miedo...
Alba: ¿Qué pasa?
Aída: Nunca lo he hecho con una chica...
Alba: Déjate llevar.

*narra Aída*
Le hice una sonrisa algo tímida. Alba se quitó su camisa; yo, mi vestido.
Finalmente, ambas nos quedamos desnudas. Estaba tan nerviosa que no sabía qué hacer. Alba me dijo que me pusiese encima de la cama y eso mismo hice, pero muy tímida.

Seguidamente, Alba se montó encima mío. No sabía qué pretendía hacer, pero yo la miraba a los ojos. Era preciosa.

Alba cabalgó sobre mí hasta que empecé a gemir. Mientras hacíamos el amor, yo la besaba mientras que ella me acariciaba la cara.

Sin embargo, un ruido que desconocíamos nos cortó todo el rollo. Pensamos que procedía de la casa y nos asustamos mucho, así que ambas nos vestimos. Fui al lavabo con mi bolso para mirar si el maquillaje se me había corrido, cuando Alba me dijo que todo había sido perfecto, y que yo era perfecta. Estaba tan roja que ni la contesté, pero le hice una sonrisa. Con eso lo decía todo.

Al entrar al lavabo, me miré al espejo y comprobé que el maquillaje se me había fastidiado, pero por suerte en el bolso llevaba uno de repuesto por situaciones como aquella. Cuando lo estaba rectificando, lo volví a fastidiar al escuchar una segunda vez ese sonido que Alba y yo no conseguíamos identificar, pero esta ocasión sabía qué era: el sonido de la puerta.

Un secreto debajo de las sábanas [Dulcealba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora