CAPÍTULO 26

3.8K 94 1
                                    

CAPÍTULO XXVI.

*narra Aída*
Tenía ganas de besarla. Todo iba sobre ruedas...

Durante toda la noche hubo música marchosa o incluso algún bolero, pero llegó un momento en que salió la canción de Titanic, mi canción favorita. Estuvimos todo el rato que sonaba la canción mirándonos a los ojos, yo sonroja de los nervios que tenía encima. Cuando ya quedaba poco para que acabase la canción vi cómo Alba cerró los ojos, así que yo los cerré también y nuestras bocas se iban acercando lentamente. Notaba cómo su boca ya estaba casi rozándome, hasta que...

*PUM*

Un estallido rompió nuestro momento. En ese instante entendí por lo que pasaron esa pareja que interrumpí en el Parc Güell.

Finalmente descubrimos que el ruido horripilante que sonó procedía de una escopeta. Un ladrón vino a atracar al bar y toda la gente que estaba adentro gritó. Nosotras no sabíamos qué hacer y decidimos encerrarnos en el lavabo que había en el bar. El lavabo era pequeño y Alba y yo estábamos muy juntas. Nuestras pieles se tocaban y aproveché la ocasión para intentar acercarme a su boca y besarla. Sin embargo, no pude porque Alba me dijo que no era el momento.

Ambas escuchamos unos cuantos disparos más, hasta que todo se calló.

Aída: Tengo miedo...
Alba: Y yo, pero tranquila.
Aída: Esos disparos me inquietan...
Alba: Abrázame.
Aída (abrazándola): Gracias... Mucho mejor.
Alba: Voy a salir... Tú quédate aquí y no te muevas.
Aída: Ni hablar.
Alba: ¡No nos podemos quedar aquí para siempre! Tranquila, seguro que regresaré.
Aída: Por favor, Alba...
Alba: Lo tengo que hacer. En 5 minutos vengo.
Aída: Alba...
Alba: No te muevas.
Aída: Está bien... Pero por favor, no te metas en líos...

*narra Aída*
Tenía miedo por Alba. La quería y no permetiría que le sucediese nada... Estaba tan nerviosa que me quedé en la esquina del lavabo, y de lo asustada que estaba me fui resbalando hasta que caí sentada al suelo. Lo único que deseaba en ese momento es que no le pasase nada malo a Alba.

De repente, escuché un gritó que me hizo levantarme. Miré el reloj y ya habían pasado 7 minutos desde la última vez que vi a Alba.
Aída: ¿Alba? ¡Alba! ¡¿Dónde estás?!
Nadie contestó.

Un secreto debajo de las sábanas [Dulcealba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora