I. Back at Hogwarts

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Capítulo uno.

«De vuelta a Hogwarts»

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«De vuelta a Hogwarts»

La selección terminó con los efusivos aplausos de Ravenclaw al último niño de once años que hubo entrado en su casa.

Arlette miró la comida sin ganas, revolviendo un poco de pollo que puso en su plato. Estaba cansada y sus compañeros de casa no parecían ni saber lo que el sueño significaba; sus párpados pesaban, más de lo que normalmente hacían. Desistió al cuarto intento de mantenerlos abiertos, se recostó en el hombro de una rubia de cuarto curso y cerró los ojos. La chica giró su cabeza y rió levemente; era muy normal en Arlette quedarse dormida en el hombro de algún alumno, no importaba si lo conocía o no.

— ¡Eh! ¡La Fontaine! —llamó una voz a varias personas de distancia.

Arlette abrió los ojos para visualizar al individuo que se atrevía a interrumpir su descanso, encontrándose con Abraxas Malfoy y su asquerosa sonrisa.

— Es DE la Fontaine —remarcó el «de».

Malfoy hizo un gesto desinteresado y volvió a hablar:— ¿qué te parece si celebramos que hemos vuelto a Hogwarts? —le dio una sonrisa que para muchas podría haber sido seductora, pero que a Arlette le producían arcadas.

— No he celebrado el regreso a Hogwarts contigo en los seis años que llevamos aquí, ¿qué te hace pensar que este curso va a ser diferente? —su sueño se había disipado en segundos por lo que ahora sus ojos tenían el aspecto de los de un búho.

Abraxas se encogió de hombros pero no volvió a hablarle, cosa que la pelirroja agradeció. La cena acabó con el discurso del director; la chica se levantó con rapidez y fue una de las primeras en salir, dirigiéndose así a la Sala Común de Slytherin. Quería terminar el dichoso libro que su padre le había regalado el pasado 24 de agosto, día de su cumpleaños.

El lugar se empezó a llenar de repente, emocionados niños de primer año entraron. Arlette recordaba su desastroso primer día; había llegado a la Sala Común, siguiendo a un prefecto moreno de pelo negro azabache y ojos verdes. No hubo dado ni dos pasos cuando se encontraba metida en líos, había chocado con el exasperante Abraxas Malfoy, el mismo que ahora estaba detrás de ella las veinticuatro horas del día. El rubio niño gritaba incoherencias mientras la chica le replicaba con insultos y barbaridades, nada común en una niña de su edad.

— No te he visto en la cena, Arly —habló Francesca Kuriel, una chica ojiazul de un llamativo y brillante pelo negro, mientras se sentaba a su lado.

— ¿Buscaste cerca de Malfoy? —preguntó la joven pelirroja, incorporándose.

— Error mío, lo siento —Arlette sonrió y cruzó sus piernas encima del sillón—. ¿Qué tal tus vacaciones?

— Lo de siempre —se encogió de hombros, restando importancia a lo que estaba por decir—. Visitar a mis abuelos parisinos y ayudar a mi madre con su nueva escultura.

Blood Queen ━ Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora