XXII. You're acting weird.

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Capítulo 22.

Estás actuando raro

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Estás actuando raro.

De la Fontaine había jurado ver a ese niño antes. Recordaba perfectamente haberlo visto, pero ahora estaba más alto y grande.

Su negro cabello y esos ojos opacos que demostraba cuan grande era su desagrado con el resto de personas, no se encontraban en cualquier sitio. El niño miró en su dirección; la mesa Slytherin estaba repleta de comida, y ellos se encontraban algo lejos del otro. Arlette sabía que él la recordaba, él sabía que ella lo hacía igual.

La joven Arlette había tenido un extraño sueño la noche anterior, en él sucedía el momento exacto en el que ella quedó cara a cara por primera vez con Tom Riddle. La chica recordó cada detalle, cada gesto, cada palabra de aquel momento.

— Arly —una Francesca Kuriel movió su hombro, sacándola de su ensimismamiento— Debemos ir a clase.

La pelirroja bufó antes de levantarse e ir a buscar sus libros, la pelinegra le avisó que iría yendo para así evitar llegar tarde. Eso a Arlette le seguía dando igual. Veía como los alumnos iban de un lado para otro en dirección a su respectivas clases, mientras que ella se dirigía hacia su Sala Común, en busca de un libro que había perdido semanas atrás. No estaba en sus planes encontrarse con el joven Riddle en uno de los sillones; generalmente, el chico era puntual en sus clases.

Arlette se acercó a él y se sentó a su lado. Lo miró de reojo, él miraba a un punto fijo del lugar, sin intención de moverse.

— Me conoces —el pelinegro rompió el silencio varios minutos después.

Arlette suspiró pesadamente.

— Nos conocemos —aclaró ella.

— No creo recordarte.

— Sin embargo, lo hacemos —siseó— Por Merlín, siquiera yo sabía que nos conocíamos hasta hace un tiempo. Si hubiera sabido eso, te habría molestado mil veces más.

La mueca en el rostro del contrario no se hizo esperar, la pelirroja rió.

— ¿Has decidido ya que haremos con Kuriel? —Arlette se tensó al escuchar las palabras del chico.

— No sé... —La plática del otro día no había terminado bien. Ninguna conversación en las que ambos estuvieron involucrados terminaba bien, pero esa fue aún peor— No sé qué hacer, no pretenderás que simplemente deje que la mates, Riddle.

El joven rió con sorna.

— ¿Matarla? No —De la Fontaine lo miró confundida e interrogante— Quizás torturarla un poco —soltó— Un poco bastante.

— Ella no dirá nada a nadie, ¡ni siquiera sabe nada!

— Pero meterá las narices en donde no debe, querida Arlette. Lo sabes perfectamente.

El tono de voz empleado por Tom Riddle en algunas ocasiones —lento, siseante y pausado— le daban escalofríos a la joven pelirroja. Ambos sabían que la amiga de la chica intentaría de sobremanera averiguar el porqué de su repentino acercamiento hacia Riddle. Arlette comenzó a dudar sobre su persona, ¿realmente dejaría que le hiciera daño a su mejor amiga?

— Riddle.

— ¿Mhm?

— No le hagas mucho daño.

Esas fueron las últimas palabras antes de salir de la Sala Común hacia la biblioteca, total ya era demasiado tarde como para entrar en clases.

[•••]

— ¿Dónde estabas?

— En la biblioteca, Fran —el tono pesado que utilizó De la Fontaine, mostraba su descontento hacia el sin fin y repetitiva tanda de preguntas que su amiga le estaba haciendo.

— Te había dicho que te esperaba allí y no apareciste —replicó— ¡Y para colmo luego no te ve nadie en todo el día, Arlette!

La pelirroja rodó los ojos e ignoró a la chica antes de entrar en el comedor. Moría de hambre. Su suerte era tan inmensa que tuvo que sentarse junto a Malfoy.

— Arlette —dijo en forma de saludo, con un tono bajo y grave.

— Malfoy —contestó ella de igual forma.

Kuriel estaba que no daba crédito a lo que veía, su boca se abría y cerraba cual pez mientras su mente intentaba procesar lo que acababa de ver.

— ¿Tú? ¿Él? ¿Qué?

Arlette la miró con una ceja alzada.

— ¿Te pasa algo? —la actitud indiferente de la chica irritaba a la pelinegra.

— ¿Desde cuándo actúas así con Malfoy? —susurró agarrando uno de sus brazos y acercándola lo más posible a ella.

— Y eso es raro porque...

— ¡Es Malfoy! —chilló.

El rubio se giró en dirección a ambas chicas.

— ¿Algún problema?

— Sí —contestó Arlette— Yo creo que la tarta de calabaza está mejor que el pollo asado —levantó un trozo y lo movió en el aire— A ver, dame tu opinión —acercó la tarta a su cara y la restregó por la boca del contrario; se giró quedando cara a cara con Francesca— ¿Has terminado de comer? Por si no lo sabes, mañana hay clases y yo tengo sueño.

Kuriel tragó el último trozo de comida y se levantó detrás de su amiga. Los pasillos estaban oscuros, pareciera que nadie iba en dirección a las mazmorras.

Riddle escuchó el leve sonido de un pájaro, levantó la vista del libro y miró a través del Gran Comedor. Divisó a lo lejos a la pelirroja junto a la chica Kuriel; luego de cerrar su libro y acomodar su varita debajo de la túnica, salió detrás de ellas con suma precaución. Iba a escasos metros detrás de ellas, De la Fontaine relentizó un poco el paso y quedó un par de centímetros detrás de la pelinegra. Arlette sacó su varita y apuntó la espalda de la chica, Riddle así lo hizo también.

«Desmaius» pronunciaron ambos jóvenes a la vez.

El cuerpo de la joven Francesca Kuriel cayó al suelo con un golpe seco.

Riddle se acercó a la pelirroja y la miró directamente, ésta contemplaba el cuerpo de su amiga en el suelo. La chica se volteó hacia él y lo miró durante varios segundos antes de hablar, Riddle había colocado su mano con algo de brusquedad en el hueco de la cintura de la contraria.

— Torturar, no matar.

Salió de allí casi corriendo, sin dejar al joven decir nada al respecto y dejándolo solo con una inconsciente Francesca Kuriel.

Blood Queen ━ Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora