XVI. A weird and worried Tom Riddle.

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Capítulo 16.

Un raro y preocupado Tom Riddle

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Un raro y preocupado Tom Riddle.


Gritos se escuchaban por el pasillo, y por una vez, no era la pelirroja quien los causaba. El causante de tal revuelo a tan temprana hora en la mañana era cierto rubio insoportable. Arlette se había acercado al escuchar el alboroto mientras iba camino al Gran Comedor para desayunar.

— ¿No te basta con parecer una luciérnaga que encima tienes que estar metiéndote con pobres chicas para llamar la atención? —Arlette había elevado la voz, haciendo que el chico se girara en su dirección.

La pelirroja divisó detrás de Malfoy a una pequeña rubia de Hufflepuff, a la que reconoció como Marie-Anne Orenelle. Había visto a la joven repetidas veces con la chica Kristoff y Francesca había entablado una extraña amistad con esa chica, cosa que a Arlette no le molestaba en absoluto, pero algunos de su casa no pensaban igual. Se acercó hasta la chica, colocándose a su lado e ignorando la voz de Malfoy. La chica la miró haciendo una mueca antes de que Arlette le dijera que podía irse tranquila, que Malfoy no le haría nada. Esto molestó sin duda alguna al rubio quien se acercó a pasos agigantados hacia De la Fontaine.

— Malfoy —llamó una voz inconfundible antes de que el chico comenzara a hablar— Tenemos que hablar.

Abraxas siguió a Riddle no sin antes fulminar a Arlette con la mirada, esta por su parte lo ignoró antes de continuar con su camino hacia el comedor. La bufanda que llevaba en el cuello la molestaba, odiaba llevar cosas en el cuello por un largo periodo de tiempo pero al parecer aquella extraña marca había decidido aumentar y abarcar gran parte del cuello y nuca de la pelirroja; picaba bastante pero se negaba a entrar otra vez a la enfermería.

El día pasó con rapidez sin ningún otro inconveniente con el rubio o el pelinegro por parte de Arlette. Estaba bastante enérgica para cuándo la hora de dormir llegó y no paraba de dar vueltas en su cama. Rendida se levantó, agarrando algo con lo que taparse y bajó despacio, intentando hacer el menor ruido posible. No divisó a nadie en la Sala Común, por lo que salió de allí sin ningún problema. La Torre de Astronomía había sido la mejor opción en ese momento por lo que no dudó ni un instante en dirigirse hacia allí.

Se agarró fuertemente a la manta que llevaba en hombros, había comenzado a nevar otra vez horas atrás y la temperatura había vuelto a descender de sobremanera. Se sentó en el suelo, cubriendo gran parte de su cuerpo y evitar el frío. Admiró como los copos caían a lo lejos, amaba la nieve y lo blanca y pura que se hacía ver. Recordaba cómo en sus primeros años en Hogwarts, se escapaba cuando nevaba y subía hasta ahí para leer las cartas que sus padres le enviaban.

— ¿Insomnio? —Una voz a su derecha habló, haciéndola sobresaltar y mirar con horror al individuo. Su cara fue de completo espanto cuando vio a Riddle allí parado.

— ¿Qué haces aquí, Riddle? —bufó molesta.

El joven soltó una risa, bastante falsa al parecer de la pelirroja.

— Debería hacerte la misma pregunta —contraatacó.

Arlette sonrió ampliamente.

— Buena respuesta.

El joven Riddle se sentó a su lado, algo alejado, y Arlette no se lo negó. Nadie decía nada, sus respiraciones eran lo único que podía escuchar mientras seguían mirando la nieve caer. La pelirroja de un momento momento a otro vio como las manos de Riddle temblaban un poco y estás estaban más rojas de lo normal, rodó los ojos antes de tirar la manta por encima de ambos.

El chico no dijo nada, tampoco hacía falta, y se agarró bien a la manta.

— Oí lo que te sucedió —dijo en un leve susurro al cabo de un rato.

Arlette lo miró, el joven seguía mirando al frente.

— Supongo que fue una lastima para ti cuando te enteraste que estaba bien —contestó.

Un pequeño atisbo sonrisa se asomó por los labios del chico.

— No voy a negar que serías un estorbo menos, De la Fontaine.

— Lamentablemente para tí, seguiré molestándote aunque sea un año más.

Riddle por fin la miró y sus ojos cayeron a su cuello, sus cejas se juntaron y no apartaron la vista de allí, cosa que incomodó un poco a la pelirroja.

— ¿Qué es eso? —señaló con la cabeza— ¿te duele?

Arlette llevó sus manos al cuello y un suave escozor se apoderó de aquella zona haciéndola quejarse. Apartó las manos enseguida y dejó que el frío volviera a calmarla.

— No lo sé —respondió con simpleza, ignorando la segunda pregunta.

El joven hizo un movimiento de cabeza antes de volver su vista al frente e ignorar a la chica. Arlette por su parte, se había quedado pensando en qué clase de venazo le había dado al joven para venir a hablarle tan civilizadamente. Era así como se comportó durante la estancia en su casa y delante de su familia. Raro.
Nadie volvió a decir nada mientras estuvieron allí, tampoco es que lo necesitaran. El silencio era el mejor amigo entre ellos dos y era lo único que a la chica le agradaba del joven Riddle.

No supo en qué momento cayó dormida, tampoco cuándo lo había hecho el pelinegro. Se despertó, Arlette calculaba que serían cerca de las tres de la madrugada. Levantó su cabeza del hombro de chico, la cual no sabía cuándo ni cómo había terminado colocada allí, antes de salir corriendo.

No sin antes acomodar bien la manta sobre el cuerpo de Tom.

Blood Queen ━ Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora