IV. The owl, the cold and a strong blow

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Capítulo cuatro.

«La lechuza, el resfriado y un fuerte golpe»

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«La lechuza, el resfriado y un fuerte golpe»





— ¡Camina más rápido, Francesca! —exclamó Arlette en un susurro.

La pelinegra iba unos metros más atrás, sus piernas estaban cansadas de tanto correr por lo que le costaba alcanzar a su amiga.

— No estaríamos así si hubieras ido mañana temprano a ver la maldita lechuza en vez de ahora —replicó Kuriel.

Arlette bufó y se acercó a su amiga para ayudarla. La agarro de un brazo y tiró de ella como pudo. Los pasillos estaban en completo silencio dada la hora por lo que apenas se escuchaban sus respiraciones.

— ¡Cuidado! —dijo la pelirroja. Ambas amigas se escondieron en cuanto escucharon unos pasos acercarse. Francesca agarraba fuertemente la mano de su amiga.

Tom Riddle era la persona que caminaba por aquel pasillo, Arlette junto sus cejas de tan forma que casi parecían una; la chica hizo un ademán de acercarse pero su amiga evitó que hiciera cualquier estupidez.
El joven Riddle siguió con su camino y en cuanto dobló la esquina, Arlette y Francesca pudieron salir de su escondite.

— ¿Qué se supone que ibas a hacer? —regañó la pelinegra.

— ¿Yo? Nada —respondió con una muy falsa inocencia.

Ambas chicas caminaron lo más rápido que pudieron hacia su Sala Común. Una vez allí, Arlette se tiró de lleno en uno de los sillones mientras soltaba un largo suspiro. Estaba agotada y quería irse a la cama cuanto antes pero las pocas ganas de moverse eran aún mayores. Agarró una manta que se encontraba perfectamente doblada en una esquina del sofá y se recostó allí mismo. Kuriel la miraba con desaprobación, más no pudo decirle nada ya que la pelirroja estaba completamente dormida; le dio un beso en la frente y se dirigió hacia su habitación.

Alrededor de una hora después, el joven Tom Riddle finalizaba su salida nocturna y volvía a su Sala Común, encontrándose con una muy dormida De la Fontaine. Lo que más le llamó la atención fue que la chica estaba tapada con su manta; se acercó cautelosamente para luego agarrar la manta y tirar de ella sin ningún tipo de cuidado. La chica al notar algo de frío abrió los ojos.

— ¿Y tú ahora que quieres? —refunfuñó volviendo a quitarle la verde manta de las manos para poder taparse.

El pelinegro irritado tiró de nuevo de ella, haciendo que Arlette cayera al suelo.

— ¿No te han enseñado que no se agarran las cosas de los demás sin su consentimiento?

Arlette —quien todavía se encontraba en el suelo— lo miró desde abajo con una ceja alzada. Puso ambas manos frente a ella para darse impulso y levantarse. Era mucho más baja que Riddle y eso se notaba a kilómetros dado que tenía que levantar bastante la cabeza para mirarlo.

Blood Queen ━ Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora