Capítulo 25.
La pareja.
— No me gusta ver a tanta gente feliz.
Ambos Slytherin habían llegado a Hogsmeade, debajo de un montón de bufandas para abrigarse. Riddle no había parado de quejarse desde que el resto de alumnos desapareció de su vista.
— Deja de quejarte y ve buscando el tesoro porque yo no traigo nada y tengo intención de comprar —el pelinegro bufó al notar el tono burlesco de la contraria.
— Agradece que hay gente cerca —respondió.
— ¿O qué? ¿Me matarías? —rió.
El joven Riddle se detuvo frente a ella, mirándola fijamente y obligándola a levantar la cabeza. La pelirroja lo miraba con una ceja alzada y una perfecta sonrisa de superioridad en el rostro.
— No me tientes, Arlette.
— ¿Te digo algo? —dijo la menor, cambiando de tema y adelantando su camino—. Me gusta que me llames Arlette, mi apellido suena demasiado largo.
La joven siguió avanzando, ignorando si el más alto la seguía o no. Se había detenido frente a un pequeño arbusto que mostraba sus finas ramas al haber perdido sus hojas por el frío.
— Eres rara —habló el Slytherin a su lado tras haberla alcanzado.
— No eres el primero que lo dice, Riddle.
— De acuerdo —escupió el pelinegro, ignorándola—, que se supone que tenemos que hacer.
— ¿Como pareja o como aliados?
El pelinegro bufó molesto, sin embargo se pudo notar la duda antes de que volviera a pronunciar palabra.
— Pafjeba —susurró, ininteligible.
— ¿Qué has dicho? —preguntó sonriente.
— Pafjeba —dijo algo más fuerte.
— No te entiendo, Riddle.
— ¡Pareja! —chilló.
Las personas que paseaban por allí se giraron a ver a las dos serpientes, una de ellas reía y la otra fulminaba a la primera con la mirada.
— Eres increíble —rió Arlette.
La joven se acercó al chico, quien se tensó al notar su cercanía, tomó su brazo y se pegó a él tal y como una garrapata.
— ¿Q-qué haces? —la pelirroja notaba la tensión que desprendía el cuerpo del chico.
— Relájate, Riddle, solo estoy haciendo algo típico de pareja.
— ¿Estás burlándote de mí? —la contraria bufó ante la pregunta.
— En serio, esto es lo que suelen hacer las parejas —informó—, aunque si prefieres que nos demos la mano, allá tú.
El chico palideció.
— ¡No! No, no, así está perfecto —dijo con rapidez.
Caminaron a través de la nieve,entre burlas por parte de la pelirroja y maldiciones del pelinegro cuando sus zapatos quedaban bajo el inmenso manto blanco. Riddle se había negado a entrar a ningún local aunque su cuerpo estuviera a punto del colapso debido al frío, Arlette se quejaba y aseguraba que no había conocido a persona tan cabezona en su vida. Lo tuvo que obligar a ocultarse en un pequeño callejón, apenas visible y en el que la nieve era retenida por un pequeño techo que los cubría.
De la Fontaine estaba aún agarrada a su brazo, tenía frío y no pensaba soltarlo, además de que Riddle era capaz de irse y dejarla sola, y en esos momentos no le apetecía ir a buscar a Francesca.
— Y bien —comenzó a decir—, ¿alguna idea, señor no entro en ningún lugar porque hay demasiada gente?
— No —su mirada fija al frente parecía de piedra, Arlette dudaba haberlo visto pestañear.
— ¿Por qué no pestañeas? —preguntó de la nada, provocando una enorme mueca de confusión en el pálido rostro del más alto.
— Sí pestañeo, ¿qué estás diciendo?
— Mentira —acusó la pelirroja.
Vio como el pelinegro comenzaba a irritarse, empezando a apretar su mandíbula y entrecerrar sus ojos de una forma que casi era divertida para la chica. En cierto modo, Arlette amaba irritarlo.
— Sí lo hago —escupió—, mira —dijo antes de acercar su rostro al suyo y pestañear varias veces seguidas.
De la Fontaine se había quedado muda al no esperar tal acercamiento repentino del mayor por voluntad propia. Movió la cabeza un par de centímetros y levantó su mano hasta llegar a la fría mejilla del contrario, en la cual dejó una suave caricia, notando como su rostro se tensaba.
— ¿Me puedes explicar cómo tienes la piel tan suave? —preguntó indignada la más baja—, no es justo.
El pelinegro la miró confuso antes de separarse levemente de ella, ya que sus brazos aún seguían juntos.
— ¿En serio acabas de tocar mi cara para saber si tengo la piel suave? —cuestionó con una ceja alzada, casi divertido.
La mueca en su rostro demostraba diversión, más nunca mostró ninguna sonrisa o dejó que una risa se escuchara.
— Tenía que comprobarlo —se defendió ella.
— ¿Para qué? —interrogó.
— Asuntos personales.
El mayor rodó los ojos exasperado ante las raras acciones y respuestas de la chica. Escucharon pasos viniendo hacia ellos y, casi instintivamente, Riddle se dio la vuelta, colocando su brazo restante frente al cuerpo de la pelirroja. La chica sintió un leve empujón. Un alumno de su misma casa, mucho menor que ellos apareció en su campo de visión.
— Nos han mandado a llamar, debemos volver al castillo cuanto antes —informó—, dicen que es de suma importancia.
El pelinegro iba a contestar de mala manera, más fue interrumpido por la fingida y amable voz de su acompañante.
— Enseguida vamos, gracias.
El joven asintió y se fue con rapidez, pareciera que no le había agradado la idea de tener que informarle a ellos. El mayor de giró hacia ella, interrogante.
— ¿Gracias? —preguntó.
— De nada —dijo burlesca. Soltó su brazo y le dio una suave palmadita en el hombro—. Venga, vamos, quiero saber qué demonios pasa.
Comenzó a caminar con rapidez, dejando al contrario mucho más atrás.
— Oye, espera —gritó—. Te creía más educada.
— Y yo te creía alguien al que solo le gustaba intimidar por diversión y heme aquí.
— ¿Lo que acabamos de hacer era una cita?
— ¿Pasar frío porque tú no quisieras entrar a un estúpido local? —preguntó, girándose hacia él—. No, no lo ha sido. La próxima vez que tengamos una cita, ni siquiera te preguntaré.
La joven comenzó a caminar detrás del resto de alumnos, dejando al pelinegro de pie mirando el suelo. De repente levantó la cabeza y comenzó a correr.
— ¡Espera! ¿Cómo que próxima vez?
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Blood Queen ━ Tom Riddle
FanfictionBQ | Arlette De la Fontaine no se caracterizaba por ser cariñosa o divertida. Sin embargo, poseía un carisma bastante atractivo para la mayoría de las personas. Carecía de filtro en sus palabras, no sentía pudor alguno cuando realizaba algun acto y...