III. An owl from Grandma Gloriosa.

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Capítulo tres.

«Una lechuza de la abuela Gloriosa»

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«Una lechuza de la abuela Gloriosa»

— ¿Qué se supone que es esto? —la pelirroja agarró una sustancia pegajosa que descansaba encima de su cabello.

— No lo sé, —repondió con una mueca de asco, Francesca— pero por tu bien no lo toques.

Llevaban dos horas limpiando el aula de Pociones, en donde una cantidad considerable de sustancias viscosas y, probablemente, tóxicas descansaban por paredes, sillas, suelo y mesas.

— ¡Pruébalo! —saltó Arlette.

— ¿Qué di-

Antes de poder formular frase alguna, De la Fontaine había colocado un poco de esa extraña sustancia (encontrada en su cabello) en la boca de la ojiazul.

— Uno...—comenzó a contar Arlette— Dos...—continuó— Tres...

Para ese momento, la mejor amiga de la pequeña De la Fontaine, se hallaba escupiendo por todo el lugar. Gritaba barbaridades, en las cuales la mayoría contenían el nombre de Arlette.

— No seas exagerada, que no te ha pasado nada —rodó los ojos.

— ¡CÓMO SE TE OCURRE! —chilló mientras levantaba las manos al aire y hacia gestos exagerados.

— Tampoco es para tanto —restó importancia.

— Claro, porque no eres tú la que se puede morir.

— Te vas a morir asfixiada en mi baúl cuando te meta por no cerrar la boca —amenazó.

Esto sólo provocó la risa de la chica, y que los pasos de Dumbledore —quien se acercaba a finalizar el horario— se aceleraran al escucharla.

— Pueden retirarse —habló.

Ambas amigas pegaron un respingo en su lugar al escuchar la voz del profesor. Giraron su cabeza en su dirección y asintieron, para luego comenzar a recoger sus pertenencias; con su bolso en el hombro, Arlette caminaba a toda prisa mientras escuchaba su estómago gruñir.

— Arly, más despacio —pidió Francesca, con la voz entrecortada debido al intento de seguir a su mejor amiga quien corría hacia el comedor— No haces nada, ¿de dónde consigues sacar tanta resistencia física?

— Del hambre que padece mi pobre estómago —un gesto dramático y un giro de muñeca bastó para que Kuriel se callara y la siguiera sin más.

De alguna manera, al llegar a su destino, Arlette se sintió incómoda. Algo extraño en ella. La chica veía al comedor y lo notaba abarrotado de gente —algo que no era posible ya que había el mismo número de personas que el día anterior—. Buscaba un sitio vacío, lejos de uno en el cual no soportaría sentarse durante la cena. Era obvio que la mala suerte había calado en su ser con fuerza dado que, efectivamente, no había sitio disponible que no fuera frente a Malfoy y, sorpresivamente, Riddle.

Blood Queen ━ Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora