IX. Weird.

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Capítulo nueve.

Capítulo nueve

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«Raro»


La joven pelirroja intensificó el agarre que tenía sobre la manta verde que ahora descansaba sobre sus hombros. A pesar de negarse mil veces que fuera justamente él quien le había dejado aquella tela allí, la tomó sin problema y se la colocó en busca de calor. También llegó a pensar que podría ser su amiga quien le había dejado la manta allí, pero enseguida lo descartó dado que ella jamás tomaría algo que no le perteneciera.

Suspiró varias veces, apoyando su espalda contra la dura pared. No tenía pensado bajar de momento, estaba disfrutando de la soledad y sobretodo de la hermosa luna llena que se alzaba en el cielo. Sus ojos ardían al haber estado llorando durante todo el día, los cerraba de vez en cuando intentando que aquel molesto ardor parara.

— ¡Santa mierda! —exclamó frotando sus ojos con brusquedad.

Se levantó de golpe, haciendo que la manta cayera. La levanto rápidamente antes de salir de la Torre de Astronomía y dirigirse hacia las mazmorras. Miraba hacia todos lados, evitando encontrarse con alguien y terminar nuevamente castigada. Llegó sin problemas a su Sala Común, encontrándose de frente con el dueño de la manta que llevaba sobre los hombros; varios segundos estuvo Arlette de pie, mirando como el pelinegro leía uno de sus libros tranquilamente, ignorando por completo la presencia de la adolescente.

Se acercó cautelosa, evitando tener algún encontronazo con el contrario a tan altas horas de la noche. Se sentó frente a él, mirando directo al fuego de la chimenea. Por otro lado, Riddle no se había molestado en mirarla, simplemente continúo su lectura. La chica era consciente que el chico se había molestado en llevarle aquella manta, más no pronunció palabra alguna de agradecimiento. Luego de varios minutos observando el fuego, sus ojos fueron a parar en él, en su pelo perfectamente peinado, en su mandíbula ligeramente tensa y en como sus claros ojos se movían de izquierda a derecha siguiendo la lectura. Él la miró, ella se levantó. Dejó la manta doblada en el sillón en el que se encontraba segundos antes y se fue sin volver a mirarlo.

— ¿Cómo dices? —Francesca no daba crédito a lo que oía— ¿Pero te dijo algo?

Arlette negó.

— No estaba cuando vi la manta en el suelo —suspiró. Esto era demasiado raro— Luego llegué a la Sala Común y Riddle estaba ahí pero no dijo absolutamente nada.

— No me fío —confesó la ojiazul.

— Si te soy sincera, yo tampoco. Es todo demasiado raro y más viniendo Riddle.

Francesca asintió de acuerdo con las palabras de su amiga. No era normal que actuara de forma amable con la pelirroja, no era normal a menos que quisiera algo a cambio. Aquel pensamiento cruzó varias veces por la cabeza de Kuriel, más nunca se convirtieron en palabras; no estaba segura y no encontraba nada que Riddle quisiera de su amiga.

Arlette se había adelantado, tenía bastante hambre aquella mañana. Chocó con un alumno de Gryffindor, el cual hizo que ambos terminaran en el suelo; insultó como cada mañana a Malfoy, quedándose de mejor humor que antes y se sentó alejada del resto en cuanto llegó al comedor. A pesar de beber su común vaso de agua, Arlette esta vez comió como si fuera la ultima vez que lo haría. Parecía un cerdo.

— Algún día te vas a atragantar —la ojiazul estaba sentada a su lado, comiendo tranquilamente, a diferencia de su amiga— y yo me quedaré sin amiga.

De la Fontaine la miró de reojo, ignorándola y siguiendo con su tarea de comer cual animal salvaje. El comedor se iba llenando de a poco, en donde antes había un murmullo moderado, ahora se encontraba el fuerte sonido de las voces de distintos alumnos. Arlette bufó, quería poder silenciarlos a todos.

— ¿Qué nos toca ahora? —preguntó la pelirroja mientras alejaba el plato de ella.

— Pociones, creo.

— ¿Crees? —alzó una de sus anaranjadas cejas.

La chica se encogió de hombros.

— ¡Hey! —llamó a una chica de su mismo curso. Ésta la miró mal, más hizo un gesto para que continuara— ¿Sabes que nos toca las primeras horas?

— Pociones —dijo segura— Transformaciones toca después y Defensa.

Arlette asintió aunque no hubiera sido ella quien había preguntado, Francesca dio las gracias antes de girarse hacia su amiga.

— Ahí tienes el horario —le dijo— Es útil.

La pelirroja rió antes de negar y levantarse para poder ir a por sus cosas antes de que empezaran las clases, igualmente tenia tiempo de sobra. Se despidió de Francesca dándole un sonoro golpe en la nuca —el cual llamó la atención de algunos alumnos — y salió corriendo antes de que a su amiga se le ocurriera tomar venganza.

Caminaba dando pequeños saltos, devolviendo empujones que le daban algunos alumnos que caminaban distraídamente hacia sus respectivas clases. Agarró con rapidez los libros correspondientes una vez estuvo en su habitación para luego trotar en dirección a su primera clase del día.

Las horas pasaban lentamente mientras que Arlette hacía distintos tipos de trenzas despeinadas en su pelo. A ratos se dormía o simplemente molestaba a Francesca. Quería salir ya de ahí para poder ir a la biblioteca y adelantar alguna de las tantas tareas que le habían mandado. Estaba sentada junto a Abraxas Malfoy, la primera vez que lo tenia de compañero y probablemente la última ya que la chica estaba a punto de clavarle la pluma en la garganta.

Arlette escuchaba la clara risa de Francesca ante los molestos comentarios de la primera. Ya se encargaría de que no volviera a reírse de sus desgracias más tarde. Por otra parte, el joven Riddle miraba desde el final del aula como la chica perdía los nervios ante uno de sus mejores seguidores.

Como si el universo hubiera oído sus súplicas, el final de la clase llegó y como si la hubieran amenazado a muerte, Arlette salió disparada de allí sin ni siquiera esperar a la ojiazul.

Quería llegar cuanto antes a la biblioteca. Además de tener que terminar sus tareas, en tres semanas se haría la exposición en la cual se presentaría la última escultura que hizo su madre y debía familiarizarse con los distintos temas de las artes oscuras, además de tener que escribir el dichoso discurso para la presentación.

Tenía mucho trabajo por delante, y cierto chico planeaba entrometerse en él.

Blood Queen ━ Tom Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora