15 de Septiembre

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El primer partido de la cuarta jornada de liga se disputa en el Estadio‎ Municipal de Butarque y enfrenta al Leganés frente al Real Madrid a las 22:00. María va en caracter de aficionada al ser partido fuera de casa, acompañada de Maca. Se ha enfundado su camiseta de Marco y ha puesto en el coche su lista de spotify favorita, suena 'MALA MUJER' y las dos cantan e incluso se permiten grabar un stories para instagram mientras llegan al aparcamiento reservado para familiares y amigos de los jugadores de los dos equipos. Las demás chicas no han podido existir así que les animarán el doble por ellas.

María no puede evitar pedirle a Maca que le haga una foto mostrando el dorsal con el campo de fondo para darle un poco de envidia a su primo Pablo, y quizás después publicar algo en su abandonado instagram.

Los asientos están junto a los de Pilar Rubio y Nuria Trens, la novia de Rubén Yáñez con quienes María hace muy buenas migas. El partido va como la seda: Isco, Modric y Kroos controla el centro del campo cómo si se encontrasen en el propio Bernabéu y eso hace vibrar hasta a los aficionados del equipo contrario, el gran control y asistencia de Isco consiguen que Morata consigue anotar hasta en dos ocasiones.

Hasta que algo les llama la atención, Cristiano se encuentra tendido en el terreno de juego pidiendo la entrada de las asistencias médicas. La gente comienza a murmurar, ¿se ha roto el astro portugués? Zidane no tarda en poner a calentar a Marco por si las moscas. Durante el descanso el chico continúa calentando un par de minutos hasta que vuelve a meterse al vestuario quizás porque puede que le toque salir. Twitter se ha llenado de especulaciones de si Cristiano no puede terminar de jugar el partido.

Las dudas se disipan cuando Marco Asensio aparece hablando con Isco y Morata cuando vuelven al campo para la segunda parte, y aunque María sabe que no debería alegrarse de la lesión, le hace feliz que Marco pueda disputar minutos y demostrar de lo que es capaz.



[...]

Previos a empezar el partido he hablado con uno de los hombres de seguridad para ver si me puede hacer un favor un poco especial, y antes de saltar al terreno de juego se lo he vuelto a repetir:

— Entonces antes de que acabe el partido la busco y la bajo a los vestuarios, ¿es eso?

— Exactamente, tranquilo que las personas que se sientan con ella están informadas y le ayudarán.




[...]

¿Confirmamos que no me he dejado la voz de milagro? Confirmamos. Marco acaba de anotar el tercer gol del encuentro y el que sentencia el partido a tan sólo 8 minutos el final. Ha vuelto a hacer una M con las manos y Maca me ha golpeado con el codo para ver si reacciono. Sólo consigue que hable cuando me dice que un securata ha venido a buscarme.

— ¿Qué he hecho y no he sido consciente de haber hecho? — digo nerviosa

— Naaaada, tu ve con él.— ríe Maca con sonrisa picarona

Sigo al securata por un montón de pasillos y escaleras mientras escucho el rugir de la gradas ante una ocasión del Leganés o la proximidad del cuarto gol del Real Madrid. Al llegar a la última planta el hombre me explica que nos encontramos en la zona de vestuarios, que no tardará mucho en sonar el pitido final y nos colocamos muy cerca de la puerta del vestuario del equipo blanco.

Al finalizar el partido, uno por uno los jugadores de ambos equipos van entrando a vestuarios, los jugadores del equipo local saludan al securata que me ha traído hasta aquí antes de desaparecer en vestuarios.

Los chicos del equipo blanco me saludan con algún abrazo por parte del capitán, Isco, Lucas y compañía, incluso Álvaro me levanta en peso. Pero de Marco ni rastro.




[...]

Tras hablar con varios medios de comunicación y firmar alguna que otra camiseta, pongo rumbo lento hacia los vestuarios esperando verla allí. El miembro de seguridad me ha pedido una camiseta firmada para su hija a cambio de hacer aquello. Al aproximarme al vestuario les veo. Le doy dos besos a María y le pido que espere un segundo que tengo que hablar con ella pero que debo hacer una cosa antes.

Entro al vestuario, recojo la camiseta que firmé durante el descanso y salgo para dársela al buen hombre que se despide con una gran sonrisa, después vuelvo a entrar al vestuario para secarme el sudor y beber un poco de agua, también para recibir un poco de cachondeo por parte de mis compañeros. Al salir, cierro la puerta del vestuario para evitar más interrupciones y me coloco delante de ella una vez más:

— Dime que no has organizado todo esto para estar a solas conmigo.

— ¿Y si lo he hecho qué pasa?

— Pues que me derrito Marco, eso pasa.

La miro directamente a los ojos. Esos ojos que tanto cariño me han dado. Estamos completamente solos en el pasillo, y ya nadie nos puede detener.

Saben que han tenido varias oportunidades para ese momento, quizás un pasillo que huele a pies no sea el mejor sitio, pero si se confesaron lo que sentían el uno por el otro en un baño, todo da igual. "Lo importante es con quién estás, no dónde estás."

Uno frente a otro, sonriéndose mutuamente, María tiene la respiración acelerada, no puede creerse la situación en la que se encuentra y menos que sea con la persona que de la que está enamorada. Parece como si volviera a tener 16 años. Marco se acerca con suavidad; se nota que está nervioso, pero María sabe que en un concurso de ver quien está más nervioso quedarían empate. Le coloca el mechón detrás de la oreja, y por fin, sus labios se tocan con suavidad.
 

Sus labios son cálidos y suaves. Mueve la mano hasta mi nuca, debajo de mi pelo recogido en una coleta, y me sostiene así, mientras mi mano asciende hasta su espalda. No soy una novata en el arte de besar… o eso pensaba. Sin embargo, jamás he experimentado nada parecido a esto. Me da la sensación de que no tengo suficiente de él. Cuando Marco profundiza el beso, siento como si eso fuera lo correcto y no esos instantes de vacilación que tenía con Dani.

Se separan tímidos, con ganas de más. Pero Marco sabe que debe ir dentro y asearse. Aún quedan cosas por delante esta noche.

— Sal fuera y ve con Maca a Valdebebas, nos vemos allí, ¿vale? — le dice

— ¿Qué tramas Asensio? — ríe la chica

— Es una sorpresa, bonita.

Marco hace un amago de marcharse, pero esta vez es María la que no lo deja marcharse:

 — Lo siento, no puedo aguantar más.— se acerca desesperadamente y agarra su cuello para besarlo con todas sus ganas.

Amor con hielo | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora