XXII

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- Hazme caso, no llames a la puerta, cuando llegues mándame un WhatsApp y salgo.

- ¿Por qué no quieres que entre? - pregunta extrañado

- Tiene que ver con el tema de Dani, después te lo cuento.

- Vaaale, ahora te veo. Estoy en tu puerta en menos de dos minutos.

Tras despedirse de sus padres y decirles que dormirá en casa de Mayte, sale de casa. La última vez que salió por aquella puerta fue para poner rumbo a Madrid, con esperanzas de no volver en algún tiempo. Pero por alguna razón, la persona que la ha traído a casa y ahora la espera montado en un coche le inspira saber que con él está a salvo de cualquier cosa.

Al entrar al coche se besan, sólo les acompaña la luz corta del coche del chico y alguna farola de las pocas que funcionan. María reconoce para sus adentros que le ha echado de menos.

- ¿No me quieres presentar a tus padres?

- ¿A qué viene eso ahora? - ríe María acomodándose en el asiento

- No querías que llamara.

- Claro que quiero que conozcas a mis padres, claro que quiero que conozcan a la persona que me hace tan feliz desde el día que lo conocí sin saberlo. Pero prefiero allanar el terreno y evitar que mi padre se desmaye al verte. Confía en mí. Todavía no saben nada de lo de Dani, siguen pensando que estoy con él, no saben lo del maltrato, no saben nada. Prefiero que no lo sepan, o lo sufrirán ellos, y no quiero eso.

Marco la coge de la mano un vez más, le da un beso en la mejilla y arranca el coche de nuevo hacia su casa. Quizás María tenga tazón y todavía sea demasiado temprano; el tiene excusa, lleva hablándole a su familia de ella desde que la conoció, algo que Igor ya se había encargado de revelar cuando llegaron a la isla. Oficialmente no llevan ni un día cómo... ¿Qué son?

Durante el trayecto le cuenta lo del blog de clase, que ha pensado en escribir poemas e incluso retomar el escribir crónicas de partidos como cuando estaba en el instituto. A Marco le gusta esa idea, leyó una de sus crónicas hace unos días gracias a Natalia. Una crónica de cuando el aún jugaba en Mallorca.

La gran puerta se abre y da vista a una bonita casa, Marco aparca el coche con facilidad y la ayuda a bajar del coche. De la mano y con una María muy nerviosa caminan hasta el jardín de atrás dónde el padre de Marco, Gilberto y su hermano.

— Así que tu debes ser la famosa María.- la recibe Gilberto

— Supongo.— mascuya una María a la que le arden los pómulos — ¡Encantada de conocerles!

Mientras los dos hermanos se van a la cocina para terminar de preparar la cena, María habla con Gilberto. Incluso le enseña fotos de Marco de pequeño, con su hermano, amigos. La más bonita es una foto en la playa con su madre.

— ¡La cena está lista! Se escucha decir a Igor

Gilberto guarda lo más rápido posible el álbum de fotos, lo que produce un ataque de risa entre el y María, los dos hermanos les miran extrañados. La cena transcurre bastante bien, Marco es "humillado" por sus familiares al desvelar delante de María cuando empezó a hablarles de ella y la alegría que les había dado la noche anterior cuando les llamó desde el vestuario para decirles que al fin había ocurrido.

— Después de cenar he quedado con mis amigas para ir a la fiesta que hay en la playa para despedir el verano, ¿te vienes? — le pregunta María a Marco

— Ojalá pudiera bonita...— niega el chico — Cuando nos dan días libres cómo los de este fin de semana debemos prometer que seremos niños buenos y nos quedaremos en casa sin hacer ruido.

— Jo.

— Yo si voy, ¿te la cuido?

— Cómo le pase algo la vamos a tener.

[...]

Tras retocarse el maquillaje, María se despide de Gilberto. Marco se despide de ella fuera de la casa, antes de que ella se suba al coche de su hermano y se vayan a la fiesta.

— Ojalá pudieras venir.— dice María cuando juntan las frentes

— Ten cuidado anda.— un dulce beso antes de perderse con el coche


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Personitas, estoy pensando en crear una playlist en spotify para esta historia, ¿alguna sugerencia o ayuda?

PD: tras este capítulo... QUEDAN 8 CAPÍTULOS PARA EL FINAL.

Amor con hielo | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora