10

289 22 3
                                        

Narra Miku

No recuerdo con exactitud que horas eran, solo recuerdo que estaba corriendo a casa, sabía que iba a tener un gran problema en cuanto llegara y que necesitaba una muy buena excusa que dar.
Me imaginaba a mi institutriz en la entrada cruzada de brazos dándome sermones y cuestionandome en donde estuve, Con quien y porque.

Mientras corría por aquellas calles en camino a casa iba pensando alguna buena razón por la cual salí de mi casa justo antes de media noche, solo faltaban unas cuadras y se me ocurrió la gran idea de asegurar que salí a casa de Rin, si eso sería una muy buena excusa.

Salí a casa de Rin porque había tenido una urgencia y debía ayudarle, no se me podía haber ocurrido algo mejor que eso.
Cuando estuve en la entrada de mi casa, sacudi un poco mi ropa, acomode mis alocados cabellos que se habían movido en el transcurso del camino, tomé aire y en cuanto estuve relajada abrí la gran puerta príncipal.

Por alguna extraña razón, no había nadie esperándome para darme algún sermón o un castigo, la sala se encontraba vacía.

Miku- ¿Hola?, ¿Hay alguien en casa?-.

Gritaba en los pasillos mientras me dirigía a la cocina.

Miku- Ya llegué-.

Justo cuando iba a entrar a la sala de la cocina, pude escuchar algunas voces de celebración y otras voces dando la bienvenida a alguna persona.

Aomi- ¿como estuvo su viaje de negocios señora...-.

Miku- ¿M-mamá?-.

Aomi se dio la vuelta, junto con la señora de cabellos largos y rosados,un nudo se formó en mi garganta cuando esos ojos azules se fijaron en mis cristalizados ojos que aguantaban las ganas de soltar unas que otras lágrimas.

Luka- Miku, mi querida niña, ¿como estás cariño?-.

Sin decir nada corrí hasta donde ella estaba, sin esperar nada la abrace con todas mis fuerzas, sin decir ni una sola palabra.
Ella correspondió mi abrazo, sentí sus suaves manos rodeandome para luego unirnos en un cálido abrazo de madre e hija.

Miku- mamá te extrañé, no sabes cuanto te extrañé-.

Luka- ya veo, yo también te extrañé cariño, te extrañé mucho-.

Narra Kaito

Cuando Miku se fue, me dediqué a limpiar mi cuarto, acomode la cama, después de mucho tiempo, limpié cada punta de mi cuarto, y no porque haya estado con alguien que no quisiera que supieran.
Si no por el simple echo que me había despertado con ánimos.

Una vez terminé, baje las escaleras encontrándome a mi padre al final de las escaleras, la sonrisa que se había formado anteriormente en mi rostro se desvaneció al tan solo ver como el me estaba esperando al final de mi camino. En cuanto me vio bajar, se dio la vuelta, fingió estar sorprendido, ¿Como lo sé?, conozco a mi padre como la palma de mi mano.

Estaba más que seguro, algo estaba por decirme o pedirme, y eso no era de mi agrado.

- Kaito, Hijo mío, buenos días-.

Kaito- ¿Que es lo que sucede ahora?-.

-¿Por qué dices eso?, ¿Acaso no puedo darle los buenos días a mi querido hijo?-.

Kaito- Como sea, voy a salir en un momento, ¿Necesitas algo?-.

-Me temo que no podrás salir por hoy, tenemos invitados-.

Estiró su mano derecha señalando a una esquina de la casa, esquina de la cual una mujer bastante esbelta, acompañada de una joven mujer salieron de aquel rincón que antes había sido apuntado por mi padre.

-Te presento a la señora sakine y a su joven hija, Meiko-.

Como no lo noté antes, solo se trataba de Meiko y su madre, no pude notarlo antes ya que me encontraba concentrado en miku, lo que había sucedido anoche.

Kaito- Mucho gusto Señora, Hola Meiko-.

Salude a Meiko como lo habría echo normalmente.

-Kaito, como verás, la señora sakine y yo habíamos estado charlando de la relación que la señorita Meiko y tu, tuvieron en un pasado-.

Kaito- ¿Que quieres decir con eso?-. Pregunté algo extrañado por dicha reacción suya de tomarme por encima de los hombros. El tema de la conversación me ponía un poco incómodo, sabía hasta donde quería llegar, también sabía como pararlo rápidamente.

- Estoy queriendo decir, su madre y yo estuvimos arreglando su relación así podrías darle otra oportunidad a la señorita-.

Kaito- ¿Estas loco?-. Exclamé exaltado -No voy a volver con Meiko, ella y yo habíamos quedado de acuerdo en que podíamos ser amigos pero todo entre nosotros se acabó hace ya bastante tiempo, y creí que tú mas que nadie en este mundo sabía el porque-.

-Hijo, tranquilizate, mirala ella es una chica bastante bonita, además-. Se acercó lo suficiente a mi oído para que ellas no lo escucharan tan fácilmente, -Sabes qué solo sería por negocios-.

Kaito- ¡No soy un jodido muñeco que puedes manipular!, ¡Ya no tengo nueve años papá!-.

Después de aquel grito, un enorme silencio invadió la habitación.

Una Vida A Tu Lado - Kaimi (Mikuxkaito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora