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Durante las clases me perdí en mis pensamientos y desvíe mi mirada hacia la ventana que daba al patio principal donde se podía ver el portón principal de la escuela secundaria, de repente sentí una mano tocar mi hombro, era Rin, no me había percatado de que el timbre anunciando el receso había sonado.

Rin- Oye miku, se me ocurrió una gran idea-. Dijo sonriendo la rubia mientras sacaba unas que otras fotos y papeles de su estuche escolar. -Mis padres son dueños de unas cabañas a las afueras de la cuidad, por lo general solíamos ir cuando era pequeña, y no se, estaba pensando que podíamos ir en las vacaciones de invierno, ya sabes, con Len, Kaito, solo los cuatro, pero por supuesto una cabaña para los chicos y otra para las chicas-. Me miró con una sonrisa, puso una cara de perrito inocente e insistió para que aceptara.

Miku- Pues... no lo sé tendría que preguntarle a mi madre que piensa al respecto y por supuesto si me da su permiso, me ah ido bastante bien con las clases y mis calificaciones son buenas, seguro me dará su permiso pero, ¿ya se lo preguntaste a los chicos?-. Tanto Rin como yo nos entusiasmamos en organizar todo, los chicos habían salido seguramente a la cafetería, pero no nos importaba, estábamos tan concentradas en organizar nuestras vacaciones que nisiquiera nos dimos cuenta que hacía por lo menos veinte minutos Kaito y Len estaban atentos a lo que hablábamos.

El timbre volvió a sonar, y cada uno tomo su lugar, el profesor entró como de costumbre, luego de tomar asistencia cada uno de los alumnos tomó su lugar.
-Señorita hatsune, ¿podría ir por los libros de historia a biblioteca?-. Preguntó de manera educada el tutor de la clase.

Miku- Sí-. Dije poniendome de pie al lado de mi banco.

-Pero, no puede ir sola, necesito de un caballero que la acompañe-. Justo en el momento en el cual kaito levantaria su mano para ofrecerse, la puerta de la clase se abrió. Era Mikuo, que al parecer se había perdido.

Mikuo- Disculpen las molestias pensé que aquí era la biblioteca-. Mencionó apenado el chico de cabello azul marino.
Al decir cual era su destino y parecer estar perdido, me designaron a ir con el, después de todo, debía mostrarle en donde se encontraba dicho lugar y a cambio el me ofrecería de su acompañamiento. Era bastante silenciosa nuestra caminata, en sí era un silencio de lo más incómodo, ya llevábamos varios pasillos e escalones caminando y ninguno decía ni una palabra hasta que en un momento se frenó e dijo con un tono de voz bastante frío. -¿Lo amas?-. Su pregunta me dejó confundida, no entendía el porque me hacía este tipo de pregunta, para mí el era como un hermano, debo decir que nos criamos prácticamente juntos.

-¿A qué viene esa pregunta?-. Dije de manera calmada.

Mikuo- me enteré de que kaito y tu son pareja-. Se dio la vuelta e bajo unos escalones hasta donde yo estaba.

Miku- mikuo, no es momento de tus bromas, vamos por los libros que no puedo hacer esperar a la clase-. Intenté seguir con mi caminata hacía arriba, pero sentí como me sujetó con fuerza de mi brazo derecho y de mi cintura, haciéndome volver e apoyandome contra la pared dejándome cara a cara.

Mikuo- Miku, quizás este no sea el momento ni el lugar, solo dime, ¿realmente lo amas?-. Insistió mirándome seriamente a los ojos. -No sabes cuantas noches te pensé, por cuánto tiempo te amé y siento amarte una vez más, eres tan dulce, tan amable, tan linda que...  no puedo resistirme y siento quererte más que nunca-. Mis mejillas como las mejillas de mikuo se tornaron rosadas, no sabía que decir o pensar no podía hablar, las palabras no salían de mi boca, estaba inmóvil como si mis musculos no me respondieran. -Miku yo...   te amo... -. Después de suspirar esas últimas palabras de un te amo tan sincero, mis labios con los de mikuo se unieron, mis ojos se abrieron cual platos y fue entonces donde intente luchar contra el, Cosa que me era imposible, cada movimiento brusco de mi parte, era un aumento de fuerza de su parte.
Solo podía pensar en Kaito, y lo culpable que me sentiría, mientras mas me besaba más eran mis ganas de irme, a lo lejos pude oir como un grito interrumpió el momento. Alejate de ella!-. Era sin dudas Kaito. Subió las escaleras como un rayo hasta quedar justo en frente de nosotros.

Una Vida A Tu Lado - Kaimi (Mikuxkaito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora