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La mucama subió las escaleras a paso calmado, mi corazón latia con muchas fuerzas, casi escapando de mi pecho, quería salir corriendo, Pero la cobardía no se había apoderado aún de mis piernas.

El sudor caía por mi frente, mis manos entrelazadas conectadas a mi boca, mis codos sobre mis piernas y en mi cabeza, ideando palabras para soltar todo lo que sentía.

-Hola mikuo, ¿qué sucede?-. No me había dado cuenta de la chica de mis sueños había bajado las escaleras y mucho menos estuviera parada frente a mi.

-Miku, porfavor toma Asiento quiero hablar contigo, claro si me lo permites-. Pedí nervioso, la muchacha obedeció mi petición y se sentó con toda su delicadeza delante de mis ojos.

-¿Que sucede?-.

-Miku, se lo que sientes por kaito, y tengo muy entendido que tu vista por mi es como yo miraría a un hermano u otro familiar cercano. Bueno, lo que yo quisiera explicarte ahora es...  que, yo no lo veo así.
Verás, desde el momento en que te conocí yo...  Me enamoré de ti, siempre fuiste para mí como mi ángel guardián, es que con esa sonrisa tan hermosa que tu tienes ¿como no podría tomarte como un Ángel?, siempre fuiste alguien muy hermosa para mi, no quiero causarte algún tipo de confusión, ni mucho menos quiero conseguir algo, sólo quiero que sepas que esto que siento por ti no es amistad ni hermandad, miku...  si tan sólo supieras que yo...  que tu me haces sentir tan especial yo....   yo te amo, y no sabes cuanto. Si no quieres aceptar mis sentimientos lo entiendo, No te pido que abandones todo por mi.
Pero quería decirte esto que tengo guardado y ya no puedo callarlo.-.

Ella se quedó observando mientras yo me ponía de pie, guardó silencio, un silencio que me intrigaba hasta lo más profundo de mi ser.

- No importa si decides guardar silencio al respecto, la verdad, no espero nada, absolutamente nada, sólo quería decirte esto que siento. Muchas gracias por escucharme-. Me Di la vuelta y caminé hasta la gran puerta, la abrí mirando hacía el suelo pensando si lo ideal era irme así nada más, pero, tampoco quería quedarme, abrí la puerta y salí de la residencia cerrando la puerta atrás de mi. Al bajar los escalones, revisé mi celular el cual tenía varias llamadas perdidas de meiko.

Intente llamarla, Pero la misma no atendía, tomé un taxi y me fui directamente a su casa, su madre no estaba, oh bueno eso tenía entendido desde que se fue en un viaje de negocios hace una semana.

Entre en su casa de color rojizo, camine hasta escuchar música en el cuarto de arriba, sin dudas meiko habría estado bebiendo o algo similar. Tome el pomo de la puerta y abrí la misma, me encontré con música bastante alta, la muchacha de cabellos cortos estaba acostada en su cama mientras cantaba aquellas melodías deprimentes.

-¿Qué sucede?-.

-Mikuo, ven-. Se sentó en la cama mirándome fijamente. Accedí a su petición y me senté en frente de ella en aquella cama de sábanas y frazadas rojizas.

-Dime, ¿Que sucede?-.

- Me declare a kaito-. Cuando terminó esas palabras bajó su mirada desilusionada. - Me rechazó-. La joven comenzó a llorar frente a mis ojos, era mi amiga más cercana, No quería verla así, la abrace pegándola a mi pecho.

-Meiko, yo también me declare, Pero, no importa ya, fue lo mejor que pudimos hacer, ¿sabes? aveces es mejor dejar ir Que seguir insistiendo por algo que no pasará. Ya~ deja de llorar.- cerré mis ojos mientras acariciaba el cabello de ella con suavidad, así estuvimos unos minutos hasta que dejó de llorar.

Sentí como unas firmes manos y suaves tomaron mi mentón, abrí mis ojos pero al hacerlo vi como meiko hundió sus labios y los míos en un beso. Me sorprendí, no me lo esperaba, iba a separarme de esa acción, Pero sus labios me atraparon me deje atrapar déjame llevar por su acción, mis brazos los cuales antes habían estado sobre la cama rodearon su cuerpo con suavidad y mis ojos se cerraron lentamente. Debo admitir que aquellos seductores labios sabían besar, es más no lo hacían nada mal.

Una Vida A Tu Lado - Kaimi (Mikuxkaito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora