♥ Sus pupilas vieron las suyas entre el gentío y se perdió como satélite en el cosmos, Jong Dae tenía no solo magia en la mirada, si no también en la voz.
♥ Inspirado en el subway de Madrid.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ingresó emocionada y saltando de alegría porque lo había visto, Jong Dae había estado ahí viendo como se lucía con el ballet. Miró el espejo del camerino sonriendo como una boba y notando como sus mejillas se ponían rojas recordando al chico del tren, sentadito y sosteniendo aquel ramo de florecitas que lo hacían ver como "El tipo ideal".
Estaba por ir hacia su saco para salir a saludarlo cuando sus amigas empezaron a cuchichear y a sonreír como bobas sonriéndole, Adele no entendió nada hasta que vio emerger desde atrás a Luhan con un ramo de rosas rojas. Todo lo que estaba sintiendo en ese momento se resumió a la nada, se sintió tan incómoda y enojada que quiso tirarle el ramo por la cabeza pero tuvo que contenerse.
El muchacho se acercó hasta esta con una sonrisa como todo un hombre enamorado, Adele no era tonta y sabía que no tenía que hacer un escándalo porque de hacerlo su madre la sacaría de los cabellos, eso solo no la dejaría en ridículo frente a sus amigas si no también frente a Jong Dae.
Recibió el ramo de rosas sin dejar de ver con seriedad el rostro del muchacho y le movió la cabeza enojada para que se fuera, fue muy clara y si Luhan no había entendido el mensaje era porque le faltaba neuronas. Todas las muchachas notaron la tensión pero al parecer el muchacho no porque seguía encantado con la muchacha que había aceptado las rosas solo por compromiso.
Luhan no iba a irse por lo que Adele salió entre los murmullos de sus amigas, todas mencionaban cosas como "Luhan era muy romántico", "un excelente novio", cuando realmente el muchacho no había podido ni acercarse correctamente a ella.
Adele salió del camerino enojada hacia el salón que era donde estaban todas sus pertenencias, prácticamente arrastró el ramo de rosas por el piso hasta que abrió la puerta de la sala de prácticas y prendió las luces dejando ver el vacío. Iba a cambiarse lo más rápido que podía para salir a ver a su ángel, necesitaba recuperar esos minutos perdidos de amargura.
Corrió hacia su saco que estaba en una esquina junto con los otros cuando la puerta volvió a abrirse, la muchacha giró enojada para sacar a quien la interrumpiese cuando vio a América que sonreía y se tocaba las mejillas.
¡Lo hiciste increíble!-le dijo sonriendo.
Gracias –intentó sonreír.
¿Qué te pasa?-antes de que siguiera preguntando la pecosa resopló.
América no tuvo que contestar porque vio el ramo de rosas tirado tras ella y supo que el tremendo regalo que Luhan había mostrado a casi todo el mundo por la sala había terminado hecho trizas por el temperamento de la muchacha.
¿Te lo dio frente a todos?-le preguntó mirando a la pecosa.
Si –renegó la muchacha- fue vergonzoso América, él... se acercó haciendo el ridículo.
América negó pero inmediatamente la miró con una sonrisa pícara.
¿No quieres ir a abrir la puerta?-le dijo sonriendo.
