♥ Sus pupilas vieron las suyas entre el gentío y se perdió como satélite en el cosmos, Jong Dae tenía no solo magia en la mirada, si no también en la voz.
♥ Inspirado en el subway de Madrid.
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Adele bajó del metro y se paró frente a las columnas donde le había dicho su amiga que estaba esperándola, iba a acercarse a esta que estaba de espaldas cuando alguien llamó su atención.
El muchacho de la sonrisa bonita estaba guardando su guitarra y la gente se estaba yendo con prisa, la multitud se deshacía ante el acto de la sonrisa linda que parecía ahora no portarla.
Se acercó despacio y notó que la guitarra no tenía una cuerda, que tenía un pequeño orificio al lado además de un raspón sobre la pintura delantera.
¿Jong Dae?-susurró acerándose.
Este giró sorprendido ocultando aquel artilugio tras él, fue tarde porque la pecosa se acercó de un salto y tomó la guitarra entre sus manos.
¿Qué le pasó?-preguntó viendo el instrumento.
Ayer huía de la policía cuando tropecé y caí junto con ella –susurró- se rompió una cuerda y por poco de deshace.
Adele alzó la vista con pena, su mirada brillosa chocó con la de Jong Dae, este también estaba apenado por lo ocurrido pero más que eso tenía vergüenza. Tenía que hacer algo, tenía que ver esa sonrisa tan hermosa y típica de él o si no, el título de "Chico de la sonrisa bonita" se esfumaría.
Abrió la boca para hablar pero el mayor la miró.
¿No deberías estar en casa?-le preguntó frunciendo el ceño y ladeando el rostro para mirar a la pecosa que seguía estática con la mirada perdida.
América quiso venir a ver a Sehun...y yo quise venir a verte-lo último no lo dijo pero lo pensó.
Pudo ver los nervios correr por los ojos de Jong Dae, este había tomado una conducta extraña, se movía de derecha a izquierda demás de que miraba a todos lados menos a ella, se sintió fatal, no le estaba robando la atención como estaba acostumbrada y había corrido ahí solo para sentirse con menos peso encima, la conversación con Kris la había dejado agotada física y emocionalmente.
Oye perdona... tengo que irme –susurró Jong Dae tratando de buscar su atención.
Sí claro –susurró la pecosa haciéndose a un lado.
No iba a haber alguna muestra de cariño, Jong Dae estaba avergonzado y triste y ella estaba desubicada aun cuando él estaba ahí. Se preguntó a si misma a donde se había ido esa sensación tan hermosa y porque había sido reemplazada por nervios.
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