Estrella Roja Vol 2

Novela Bl Estrella Roja Vol.2 Cap 8

Capítulo 8

¿Quiénes somos? Parte 1

La mañana pasó tranquilamente. Había convencido a una de las chicas que se cambiará de asiento conmigo para quedar al lado del chico de cabellos dorados. Simplemente no podía dejar detener mi mirada sobre él. Por su parte, chico de cabellos dorados estaba sonrojado y no podía ni levantar la mirada, la mantenía gacha, simulando observar el libro de Historia vehementemente y temblando.

Un sentimiento extrañó se apoderó de mí y de la nada, un calor inexplicable recorría todo mi cuerpo hasta estremecerlo pues lo quería para mí pero no de la forma en la que vi que los demás lo poseían. Yo quería salvarlo, quería que su cuerpo conociera y sintiera el calor que recorría el mío, quería que esa flor hermosa y maltrecha de su cuerpo tuviera otro dueño, uno que sea capaz de regarlo con sus propias lágrimasy saborear su dulce néctar y su dulce roció como el mayor manjar de los dioses, como un pecado para los simples mortales.

Simplemente su belleza era intoxicante, su olor era tan penetrante que lograba teletransportarme, pues de pronto, ya no estaba en el salón de clases rodeado de compañeros que miraban suspicaces como me quedaba absorto observando al chico de cabellos dorados. Ya no estaba en aquel lugar lleno de sombras, miradas y murmullos... Ambos estábamos en una cama amándonos y él retozando debajo de mí, feliz y tímidamente sonrojado, aferrándose a mi cuello y gimiendo a cada movimiento que daba... simplemente no podía dejar de lamer mis labios secos a falta de los suyos y de pronto...

- ¡Aníbal!- deje de mirar a Enrico como si fuera comida y usted no haya comido en toda su vida- gritó la profesora de Historia a todo pulmón.

Pero exactamente era eso, Enrico era lacomida que yo no había comido en toda mi vida y era insoportable pero ya no podía pasar más de un día sin sentirlo, sin besarlo, sin poseerlo, sin marcar en su cuerpo mi locura y vehemencia por él. Pero en aquel momento no entendía la verdadera complejidad de la vida. Ni siquiera tenía una milésima de conciencia de absolutamente nada y lo inútil que puede ser nuestra propia existencia.

A la hora del almuerzo, el chico de cabellos dorados y yo comimos juntos sin decir ni una sola palabra. Él solo se dejaba arrastrar por mí de un lugar a otro mientras los murmullos solo crecían cada vez más rápido. A la salida quise irme con él, pues había empezado a llover a cantaros y quería acompañarlo hasta su casa que quedaba según me había contado un poco oculta del camino principal, ya que era como una cabaña que su abuelo había construido.Julia se cruzó en mi camino en el momento en que corría hacía la salida a encontrarme con el chico de cabellos dorados y empezó a hablar sobre la próxima fiesta que daría el fin de semana. Yo estaba en un gran problema porque no tenía ni la más remota intención de volver o permitir que el chico de cabellos dorados fuera otra vez... y cuando caminaba haciendo señales de que tenía que irme... El chico de cabellos dorados ya no estaba, solo quedaba el espacio vacío al lado de la columna donde me esperaba apoyado y la lluvia que caía a cantaros.

- ¿Oye haz visto al chico rubio que estaba aquí hace un momento?- le pregunté a un niño pecoso que seguramente esperaba a que lo vinieran a recoger.

- Sí. Creo que se fue con su papá, un señor en un auto que se parecía mucho a él se lo llevó.- Hmm...¿Sabes que cara puso cuando se lo llevó?.

- Nosé... creo que se sorprendió y luego se puso triste, me recordó a mi cachorro cuando no le dejan dormir en mi cama.

- Gracias por la información- dije afligido y desilusionado.

- De nada- me respondió el niño pecoso con una sonrisa de oreja a oreja.

A regañadientes abrí mi paraguas pero no tuve que caminar mucho, mi madre y Emy habían venido abuscarme. Era genial por que no tendría que mojarme pero algo no me dejaba tranquilo pero se había ido con su padre. Nada le podía pasar a su lado ¿cierto?...La respuesta fue solo más incertidumbre...