Novela BL Estrella Roja Vol 2 Cap17

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Capítulo 17


Tiempo de decir Adiós


Tan ligeramente, viejos recuerdos venían a mí.


Tan ligeramente... mi cuerpo había sido depositado en esta cama con vista al mar.


Hacía frío y mi cuerpo estaba tan congelado como mi expresión pero mi corazón ardía en llamas. Esa mezcla de culpa y agonía que sentía cada vez que mi cuerpo era devorado y el recuerdo... la distancia, el adiós, el olvido... Todo renacía nuevamente en mil formas. Todo cobraba vida nuevamente cuando miraba a mí alrededor.


Me paré de la cama y sentí un dolor agudo proveniente del lugar en donde Echevarría y yo nos conectamos no hacía mucho tiempo. Él había sido brutal, frio, implacable a mis suplicas, a mi dolor y cuando los vestigios de aquello salieron de mi agujero solo pude clavar mis uñas en mi brazo izquierdo.


La temperatura a mi alrededor iba descendiendo, tomé los cigarrillos olvidados de Echevarría y caminé hasta el balcón... Estaba por atardecer y el viento envolvía mi cuerpo y enredaba mis cabellos, era un aroma refrescante, no solo la mezcla de sexo y cigarrillos del cuarto que había robado una vez más mi voluntad.


Aquel balcón del primer piso daba a la arena, sin restricciones ni barreras; así que tomando los cigarros y con mi cuerpo empezando a temblar por el frío inevitable, caminé rumbo a aquellas olas, a aquella puesta de sol. Desnudo y sin esperanzas.


En mis recuerdos alborotados había sonrisas alegres, tiernas, maliciosas, aterradoras pero lo que más habitaba mis recuerdos era aquella increíble e infinita sensación de soledad, de abandono, de olvido.


- No habrá un mañana. Esta vez no- susurré entregando mi última voluntad a aquel viento que curioso seguía revoloteando a mí alrededor.


Me negaba, me negaba, mil veces me negaba a que todo ocurriera de nuevo, a que yo, simplemente sea reducido a nada más que un juguete de carne y hueso y por primera vez en mi vida tomaría la responsabilidad sobre ello.


Prendí con dificultad el siguiente cigarrillo, aquel viento curioso apagaba la llama el encendedor y consumía mi cigarrillo a una velocidad vertiginosa. Era triste... mi vida duraría el tiempo en el que ese cigarrillo se terminara y cuando lo hizo no había vuelta atrás. Era tiempo de decir adiós.


Me abrasé a mí mismo. El atardecer había invadido todo alrededor, sus colores eran tan gloriosos, casi como acompasando mi decisión, tal vez el atardecer acompañaría mi auto infligida sentencia de muerte...


Di un paso firme tras otro. La orilla no estaba muy lejos y sin entender realmente el por qué, lagrimas descendían por mis mejillas una tras otra y la sensación de dolor y olvido volvieron a arremeter contra mí como un golpe directo a la boca del estómago quitándome el aliento.


Lo primero que sentí al tocar el agua con mi pie derecho fue el frio que tanto odio, aquel frio que me invadía independientemente si afuera hubieran cuarenta grados... mi pie izquierdo se adentró en el agua que venía en su eterno vaivén y el viento susurraba cosas extrañas en mi oído...


Así que ligeramente uno tras otro mis pasos se iban entregando a mi destino. Ligeramente el tiempo iba perdiendo significado y todo a mi alrededor iba tornándose en paz y calma y el miedo se desvaneció con aquel mismo frio.


Cuando el agua estaba hasta mi cuello, de pronto toda esa paz se disolvió, una ola me reclamó como suyo violentamente, como muchos me habían reclamado, me zambulló en él con la misma violencia, con la misma intensidad con la cual mi cuerpo había sido devorado y cuando quería gritar desesperado como nunca, el agua entró en mi boca y mis pulmones provocando en mi un dolor tan profundo como si miles de agujas quisieras salir de mi pecho y luego... oscuridad.

Estrella Roja Vol 2Where stories live. Discover now