Estrella Roja Vol 2

Novela Bl Estrella Roja Vol.2 Cap 13

Capítulo 13

El amor no es más que un espejismo en medio del desierto

El sudor frio paralizaba mi cuerpo, mientras mi respiración agitada acompasaba mi corazón inquieto, desbordante, casi a punto de suicidarse y salir de mi pecho.

Cuando entré al cuarto frio lo vi tranquilamente sentado en la cama. Todo su pequeño y frágil cuerpo estaba cubierto de vendajes y su mirada estaba ausente, solo era él y su cuerpo como el cascaron de un alma ausente.

Mi boca no podía pronunciar sonido alguno, mi alma también se había escapado con mi último suspiro. Mi pequeño niño de cabellos dorados... repetía mi corazón afligido.

Mis pasos me llevaron uno tras otro, tímidos, sigilosos, casi imperceptibles... quería creer pero la verdad era que él no era consiente de mi presencia.

- Enrico...- susurré sutilmente y él levantó la mirada sonriéndome tiernamente con su cabeza vendada, el ojo derecho con un parche, el otro ojo morado, sus labios rotos y el resto de su rostro con una mezcla casi repugnante de rojo, verde y morado.

Quiso levantar mi mano y tocar mi rostro pero una mueca de dolor cubrió su rostro magullado.Él era tan frágil en ese momento y estaba tan lastimado que mi corazón se retorció de tal manera que subió hasta mi garganta y lágrimas silenciosas cruzaron mi mejilla.

- Enrico...- su nombre salió de mi boca con una vos temblorosa, en aquel momento yo mismo no era capaz de reconocer mi propia vos- Enrico... - lo volví a llamar mientras mi mano derecha acariciaba delicadamente su mejilla y sentía que si lo tocaba más fuerte él se rompería y desaparecería de mi lado para siempre- Enrico...- él apoyó su rostro en el tacto de mi mano y sé que lo hería pero la expresión en su rostro era de una ternura tan inquietante que me afligido corazón no pudo más y me abalancé a abrazarlo lo más delicadamente que mi ímpetu y brutalidad me permitían.

De pronto su cuerpo empezó a temblar bajo mi abrazó y un grito ahogado rompió el hechizo de nuestro encuentro, era como si la burbuja multicolor se hubiera reventado inevitablemente.- ¿Qué haces aquí?- me gritó mientras me empujaba lejos de él.

- Vine por ti- le respondí molesto y sorprendido.

- ¿Estás loco?. ¡Vete!, ¡Largo de aquí!- gritaba iracundo y provocando que las heridas de su boca se abrieran y volvieran a sangrar.

- No me iré sin ti. Lo he decidido- le respondí queriendo abrasarlo pero su mirada violenta e irracional me sorprendieron dejándome aún más lejos de la compresión.

- ¡Lárgate!, ¡Déjame!, ¡Solo ve y desaparece!- gritaba a todo pulmón, con una vos casi apagada, como la cordura en sus ojos.

- ¡No!. ¡No me iré sin ti!- Esta vez sí me abalance sobre él y lo aferré a mí, en un abraso que hubiera dado mi propia vida porque fuera interminable.

Enrico no se movió o habló más, se mantuvo quieto con la respiración agitada y pronto mi hombro empezó a humedecerse pero no era capaz de alejarme de él pues no tenía el corazón para eso y mi deseo, mi afán, mi razón, mi ser entero le pertenecían y le pertenecerán para siempre; desde la primera vez que lo vi y esa fuera la primera vez que sentí que mi propia existencia no era mía.