Novela Bl Estrella Roja Vol.2 Cap 9

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Capítulo 9


¿Quiénes somos? Parte 2


Sálvame...


No sé cuántas veces he perdido el conocimiento ya. Sabía que esto pasaría, realmente sabía que no iba a dejar pasar que no haya venido a dormir el sábado y el domingo.


Realmente en este momento los recuerdos son un poco borrosos... Después de mirar a Aníbal hablar con Julia, mi corazón se afligió un poco, sinceramente no sabía que era lo que él pretendía, al sin ningún tipo de desfachatez quedarme mirando. A mí, a un ser horrible, corrupto, abominable, con el cuerpo tan marcado que no existe ni un centímetro que no haya sido ensuciado pero al mismo tiempo increíblemente cobarde porqué no era capaz de terminar de una vez con eso, con la tortura, con el infierno que me tocaba vivir por el ser tomado por una persona que se parecía a mí y eso hacía que de una forma vehemente odiara mi cara, la aborrecía a tal punto que hasta pensé en colmarla de cicatrices como el resto de mi cuerpo pero no se me estaba permitido porque cuando una noche entré en crisis de pánico y me arañe el rostro al ver mi reflejo en el espejo, mi padre me golpeo de tal manera, que nunca olvidara, de que mi cara era el lugar más preciado para él, le encantaba mirarla, le encantaba correrse en ella, morder mis labios... que asco. Todos esos recuerdos me estaban dando nauseas pero no podía moverme, aunque ya me haya desamarrado de los arneses y aunque mi cuerpo esta tan adolorido... Simplemente no puedo moverme.


Cuando él apareció y vi su mirada que solo reflejaba oscuridad, no pude dejar de temblar, sabía que estaba atrapado y ahora que va pasando el tiempo soy un poco más consiente de aquello pues subí al auto lleno de pánico y él no me hablaba, solo conducía lentamente bajo la lluvia torrencial, fumando de sus cigarros fuertes. Nunca quise pero más que nunca no quería que pasara lo que iba a pasar, aún tenía en mi cuerpo el calor del cuerpo de Aníbal, el susurro de sus labios en mi oído, su mirada penetrante en mi cabeza, su forma silenciosa de estar al lado mío y al mismo tiempo tan claro en sus intenciones.


Creo que vehementemente quiere enseñarme que no soy el ser tan despreciable que sé que soy pero tal vez, solo tal vez no sea demasiado tarde para cambiar, para ser libre y romper mis cadenas; eso era lo que pensaba cada vez que él estaba cercade mí... pero sabía que simplemente era imposible.


Cuando llegamos a nuestro destino no me dijo nada, solo estacionó el auto frente a la puerta de la entrada de la casa y caminó bajo el diluvio; bajé rápidamente y fui tras él, se ponía de un humor de los infiernos si le desobedecía o me demoraba. Él fue dejando un rastro de ropa mojada mientras subía las escaleras...y fue en ese momento en que mis lágrimas se desbordaron... No podía dejar de temblar a cada escalón que me acercaba a mi destino. Cuarenta y cinco en total y mi vida se volvería un infierno una vez más.


Estaba mareado, tenía náuseas y la ropa mojada pesaba y robaba mi calor. En el escalón treinta, de repente, volteó y me miró fijamente. Me asusté y me apoyé en la baranda, me encogí agachando la mirada y él siguió subiendo las escaleras mientras terminaba de sacarse toda la ropa.


Lo único que le pedía a Dios era que en el último escalón hubiera un terremoto, cayera un meteorito o muriera fulminante y silenciosamente porque sé, que el infierno sería un mejor lugar... pero nada de eso sucedió.

Estrella Roja Vol 2Where stories live. Discover now