Novela Bl Estrella Roja Vol2 Capítulo 20

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Capítulo 20


Destinado a morir parte 3


Muchas horas han pasado desde la última vez que lo vi. Horas que se traducen en días. Días en los cuales mi agonía no me deja respirar.


Nunca he deseado el amor. No lo he anhelado. Para mí solo era algo tan incierto como la vida misma. Como los momentos, las coyunturas, las traiciones y yo mismo... un ser autoproclamado indigente emocionalmente. No me importa mendigarle a la vida algo de tiempo junto a él. No importa si su amor no está conmigo, si su cuerpo no solo me pertenece a mí. No importa. No, en lo absoluto, de hecho no se lo pido, no se lo exijo. Mi única recompensa es que esté vivo, que este libre... que sus manos sean capaces de tocar el agua del mar, que su piel pueda sentir el frio del viento y que su corazón ya no se sienta solo.


No hay palabras en mis deseos, no hay sonidos ni susurros, no hay caricias o calor. Solo existe el más puro e inmaculado deseo, el anhelo de que todo pueda cambiar para él porque yo... Ya soy hombre muerto. Mis horas en la tierra están contadas y no tengo miedo pues tal vez... solo tal vez, mi alma tenga un poco de salvación al morir por un amor desconocido, idílico, casi rozando lo patético. Yo, un ser imperfecto, amo con todo el calor que supuse inexistente en mí a otro ser imperfecto y lo amo por lo que es, por lo que ha vivido, lo amo por su forma de mirarme con recelo, por su forma de entregarse al hacer el amor... como si el mundo se fuera a detener con el ultimo orgasmo.


Lo amo por esa capacidad suya de detener el tiempo a su alrededor. Lo amo... y no me interesa tener razones profundas o académicas. Simplemente lo amo.


Xin y padre aún no había vuelto de su... - "Volvemos enseguida"- mientras seguía aferrado al bolso negro sin abrir y el dolor a estas alturas era algo completamente soportable, al fin y al cabo, peores dolores había tenido ya en mi vida, solo que en esta ocasión, era completamente inoportuno. Tan inoportuno como mi reflexión y añoranza.


No sabía que pensar. Los minutos se volvían eternos y algo en la mirada de Xin me daba un mal presentimiento. Sé que no movió ni un solo músculo del rostro pero su mirada era nostálgica y melancólica, incluso padre me miró tan profundamente y con aquellos ojos chinos suyos que me dan escalofríos y así, por instinto, es que me paré de aquella camilla y salí tranquilamente por la puerta de atrás.


- Nuevamente estoy solo- Susurré casi suspirando, casi lamentándome. No estaba seguro de que si mi decisión era la más acertada. No estaba seguro de nada, solo que no tenía un plan, no tenía a quien recurrir y llevaba un bolso con contenido aún desconocido.


Y fue así que entré a un café. Me encerraría ahí hasta terminar de averiguar todo sobre la maleta pues era peligroso estar expuesto tanto tiempo, sobre todo por lo llamativo que era y por más que esta fuera una ciudad cosmopolita, la gente de la noche como yo, llama malditamente la atención en la mañana.


- Serjei amigou. Tienes que irgte de aquí lo mas prongnsto posible- me dijo Francois, amigo ferviente de mi padre y un informante.


Levanté una ceja y lo seguí a la cocina del café ante la sorpresa de todos los que se encontraban en el lugar y nuevamente la historia se repetía. Una sala llena de humo y olor a alcohol, solo que sin apuestas de póker. Tal vez era muy temprano para ello pero las alertas se encendieron al verme. Todos aquellos cincuentañeros de diferentes nacionalidades y con algo en común: Todos de alguna manera en su vida habían estado al otro lado de lo "normal" en su juventud, desde informantes, asesinos, ex agentes y todo lo que mi imaginación no quiere imaginar y solo me repetía mentalmente lo que mi propio padre me repetía cuando era pequeño: "No los mires a los ojos que te puedes convertir en piedra..."

Estrella Roja Vol 2Where stories live. Discover now