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El taxi nos deja en frente del hotel "Mil mares". Miro a la chica de cabello color chocolate y ojos verdes que esta a mi lado y le regalo una media sonrisa. Ella sólo me mira.

— Sólo será una noche, luego podremos irnos a casa — Le digo.

Y ahora si me sonríe.

— Nadie dijo que sería fácil... este lugar es un basurero. — Me dice riendo.

— ¿Qué esperabas? ¿Un hotel 5 estrellas? — Pregunto mientras me río y tomo nuestras maletas.

Ya en la habitación, Julieta se ducha y luego se acuesta a dormir. Yo miro la TV y le contesto los mensajes a mamá de que llegamos bien y que mañana nos iremos al departamento. Después pongo a cargar mi teléfono y me dejo llevar por mis pensamientos. Mi vida en estos últimos meses fue tranquila pero extraña y pesada a nivel emocional.

Julián De Páez me dejó realmente mal. Luego de ese día que me pidiera casarme con él desapareció de la tierra. No tenía Facebook , ni número de teléfono. Era como si no hubiera existido nunca. Llegue a pedirle a mi padre que le preguntará a su jefe como estaba Julián. A lo que mí papá me contó extrañado que su jefe se tenso ante su pregunta y luego contestó "Él esta bien".

Era obvio que Julián no estaba bien. Me dejo mas preocupada que antes. Incluso mi padre se dio cuenta porque luego de contarme se hizo un silencio y luego el lo rompió preguntando.

— ¿Estará bien o me habrá mentido?

Sólo me escogí de hombros con angustia en mi pecho.

Nunca me animé a acercarme a su casa para ver como estaba. Tenía miedo. Incluso una semana antes de tomar el autobús, le dije a mi madre que me encontraría con Bruno en el centro, cosa que no paso porque me encontré a mi misma caminando en dirección a la casa de Julián, pero 3 cuadras antes de llegar, me arrepentí y volví. Sólo quiero saber si él esta bien. Sólo eso... pero algo me dice que si me vuelve a verme o estar cerca mío, arruinaré mi nueva vida. Me tapo la cara con ambas manos al sentirme preocupada por él.

Me voy al baño y abro la ducha. Necesito calmarme.

Salgo del baño secándome el pelo y decido que ya es hora de olvidar todo. No puedo pasarme la vida culpandome por él. Pero ¡Esas malditas pesadillas!

Desde algunas semanas odio dormir porque sueño con él. Pero no son sueños lindos. Son sueños llenos de odio y muerte. Tal ves podría ir al Psicólogo. Pero tengo que esperar para comenzar a trabajar. Mientras tanto tendré que aguantar.

Mi celular suena y me saca de mis pensamientos. Es Bruno.

— Hola Batman.

— Batichica.

Sonrío al oír la voz de mi mejor amigo.

— ¿Cómo estas nena? Te echo de menos y Alex también. — Pregunta.

— Bien. Yo también los extraño mucho, no olvides que el tiempo pasa rápido y cuando te quieras dar cuenta nos veremos de nuevo. — Le contesto animada.

— Ni me lo digas. Alex ya habla de cuando tengamos que ir a verlas.

Sonrío al escucharlo pero luego bostezo.

— ¿Estas cansada? ¿Quieres que te dejé dormir la siesta y te llamo luego?

— No voy a dormir. — Contesto de inmediato.

Él se queda callado.

— ¿Qué? — Pregunto perpleja.

— ¿Por tus pesadillas?

— ¡Por supuesto que no!

— No me mientas pequeñeja. — Me dice mi amigo en tono duro.

Suspiro. No puedo más con lo cansada que estoy.

— Odio dormir. Son cada ves peores... Esta mañana en el autobús casi discuto con Julieta por eso, porque me pregunto si soñaba con él. — Le cuento tocándome la frente.

— Creo que deberías ver un médico o un psicólogo. No es normal que sueñes con Julián todas las noches. Yo opino que todo lo que te hizo te dañó y quedaste como traumada. — Me responde.

Pienso unos segundos en sus palabras y creo que tiene razón.

— Tienes razón... cambiemos de tema, luego veré como resolver eso.

— Esta bien pero promete que haras lo necesario para estar mejor... 

Suspiro pesadamente mientras toco el dije de mi cuello que Julián me regaló para mi cumpleaños.

— Lo prometo. — Contesto.

                               ~•~

28 de febrero del 2016. (Una semana después)

— ¡Listo! ahora si está como me gusta. — Digo en voz alta aunque sé que estoy sola.

Miro nuestra habitación. Totalmente pintada de color lila. Dejo el pincel de trabajo en el piso y me pongo ambas manos en la cintura mirando mi trabajo.

Julieta entra por la puerta con dos bolsas de papel repletas de comida rápida. Se queda boquiabierta. Y luego me sonríe.

— ¡Amiga te luciste! — Me dice.

— Oh, muchas gracias. — Digo con sarcasmo.

Ambas reímos.

— ¿Cómo te fue en tu primer día de trabajo? — Pregunto a mi amiga.

— ¡Bien! Me presenté con todos mis compañeros y luego me hablaron todo el dia sobre telas como si se estuvieran hablando de oro.

Me río. Julieta aceptó una trabajo de 8 hs en un estudio donde venden telas y realizan trabajo de costura.

— ¿Le preguntaste a tu primo sobre un trabajo para mi? — Le pregunto retorciendo mis manos.

Ella suspira exageradamente fingiendo molestia.

— No tienes que trabajar, tienes una beca y yo puedo ocuparme de las dos. Es una carrera muy dura como para que trabajes. — Me contesta.

No puedo aceptarlo. Tengo que ayudarle con algo.

— No, no y no... Dejame colaborar con algo. Aunque sea para los tiempos difíciles...

Ella me mira unos segundos.

— ¡Okey! ¡Esta bien! — Sede. — Aunque te advierto que cualquier trabajo que mi primo pueda darte son de medio tiempo.

Le sonrío.

— No importa que sea poco, cualquier cosa esta bien para mi.

— Lo llamaré enseguida y luego vendré a ayudarte a traer las camas y el resto de las cosas a nuestra habitación. — Me dice.

Yo asiento. Antes de salir, estudia el cuarto desnudo salvo por el enorme placard pegado a la pared. Y luego asiente.

— Quedó irreconocible a las 4 paredes blancas y sin vida que encontramos hace una semana al llegar aquí. — Espeta con entusiasmo.

— Sirve para empezar de nuevo... — Contesto.

Solo contigo [2] (BILOGIA)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora