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— Tranquilo... esta bien, tranquilo. — Intento calmarlo.

Si quiero largarme de aquí entonces tengo que aprender a manejarlo. Pierde el control fácilmente. Cuando escucha mi voz, sus manos se suavizan.

— ¿Vas a hacer lo que te digo? — Me pregunta.

Esta ansioso porque le diga que si. Asiento lentamente.

— Sólo es... hasta que pueda confiar en ti y me demuestres que quieres estar conmigo. — Me dice acariciándome la cara.

Asiento nuevamente. Él me suelta los brazos sin ganas y luego mira mis pies descalzos.

— ¿Por que estas descalza? — Me pregunta.

— No encontré mis calzados. No se donde lo guardaste. — Le contesto mientras pongo mi pie desnudo sobre el otro.

— Están en el placard. Te los traígo. — Me dice mientras se levanta y corre a las escaleras.

— En realidad... — Balbuceo en voz alta. Se detiene dandome la espalda. — Iba a tomar una ducha. Si no te molesta deja mis zapatillas al costado del baño... por favor.

Trato de sonar lo más amable posible.

— De acuerdo. — Me contesta en un tono que no puedo adivinar y sube las escaleras.

Yo aprovecho y subo corriendo las escaleras, me meto en el baño y abro la ducha. Podría meterme en la bañera pero hoy tengo ganas de que el chorro de agua caliente me pegue en la espalda. Tal ves con eso, baje mi estrés. Dejo caer el vestido que me regaló Julian y me saco la ropa interior también. Cuando el agua ya está como me gusta, me meto bajo el chorro y me encierro en la cortina de baño. Alzo la cabeza hacia la ducha y dejo que el chorro de agua caiga en mi cara. Es realmente placentero. Tomo el jabón y comienzo a frotarlo con mis manos para empezar a enjabonarme el cuerpo.

No logro pasarme jabón por el cuerpo. Alguien me lo quita de las manos. Me sobresalto. Me volteo de golpe, tapándome los pechos y me encuentro con Julián detrás de mi. Esta metido en la bañera conmigo. Desnudo. Siento como el calor me enrojece el rostro y me flaquean las piernas. Estoy avergonzada. Ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que lo vi desnudo.

— ¡¿Qué crees que estas haciendo?! — Grito alarmada.

— Me ducho con mi novia. — Contesta con naturalidad.

Yo sólo lo miro. No se que decir. Él me mira fijo.

— ¿Por que te tapas los pechos? ¿Sabes la cantidad de veces que te los chupe dormida? — Me espeta.

Se me cae la mandíbula y no puedo aguantarlo más. Lo abofeteo con fuerza. Él no se tapa el rostro. Solo recibe mi cachetazo y se queda mirando al piso, serio.

— ¿Por que siempre tienes que ser tan ofensivo? ¡Respetame, maldito seas! — Le espeto con dureza.

Mi corazón salta. Tengo miedo, pero trato de contenerme firme. Él me mira fijo de golpe y yo palidezco.

— De acuerdo... lo siento. — Balbucea.

Levanto las cejas sorprendida y me doy cuenta que ya no me estoy tapando los pechos.

— Date vuelta, te voy a lavar. — Me ordena mientras toma el shampoo.

Yo me volteo, sin decir nada. Luego de unos segundos comienza a masajearme en pelo hasta que se hace espuma. Yo cierro los ojos. Se siente realmente bien. Me acerco mas a él y siento que mi espalda roza con su pecho. Lo siento suspirar, al parecer le afecta. Mientras el chorro de agua me quita el jabón de la cabeza, sus manos bajan a mis hombros y comienza a darme masajes.

— ¿Te gusta? — Me pregunta.

— hummm.... — Contesto.

Él ríe. Abro los ojos. Es la primera vez que lo escucho reir desde que nos vimos. Sus manos comienzan a bajar. Tocan mi espalda y yo me estremezco. Sigue bajando hasta que una de sus manos me acaricia una nalga. Lanzo un suspiro. No puedo seguir. Me afecta y lo admito.

— No... no. Basta. — Susurro mientras me volteo para tenerlo de frente.

Mantengo la mirada gacha. No puedo ni siquiera mirarlo. Estoy presa entre sensaciones y sentimientos nuevos. Es muy difícil controlarme. Me pone ambas manos en el cuello con suavidad.

— Mírame. — Me pide.

Levanto la mirada lentamente. Unos ojos extremadamente azules me observan por debajo de unas largas pestañas. Aún tiene la mejilla roja por mi cachétazo. Se relame los labios carnosos y me mira la boca.

— No me rechaces.

Con el pulgar me acaricia el labio inferior. Cierro los ojos y saboreo su tacto. Mierda... me gusta y no puedo evitarlo. Siento que se me acerca, me planta sus labios sobre los míos y yo por primera vez desde que nos encontramos nuevamente, le devuelvo el beso. Pongo mis brazos al rededor de su cuello lentamente y beso sus labios con suavidad. Él pasa los brazos al rededor de mi cintura y me acerca a su cálido cuerpo.

El chorro de agua cae sobre nosotros, mientras nos hundimos mas y mas en un cálido beso. Toco su cabeza y ya no encuentro su suave cabello, pero el calor de sus brazos y lo embriagador de sus labios es tal cual como lo recuerdo. Su lengua entra con timidez en mi boca y la acaricio con la mía. Acaricia mi espalda, y yo me acerco aun más a él. Abre la boca y yo tomo más de sus labios, me agarra del pelo y lo aprieta como conteniendo la desesperación. Le paso las manos por la espalda y le clavo las uñas suavemente. Gruñe contra mi boca, me toma de la cintura y me lleva hasta la pared del baño. Deja de besarme y me mira a los ojos. Estoy acorralada en sus brazos.

— Déjame perderme en ti... — Me pide jadeando y suplicante.

No me da tiempo a contestar. Comienza a besarme el cuello. Su piel caliente me hacen desearlo pero esto no es correcto. Intento parar, si seguimos así, vamos a terminar teniendo relaciones sexuales.

— Julián... — Balbuceo.

Intento empujarlo suavemente, se da cuenta y me estrecha con contra él. Lo miro perpleja intentando resistirme. El chorro de agua continúa cayendo sobre nosotros.

— No puedo aguantarlo más Ivanna...

Solo contigo [2] (BILOGIA)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora