Epílogo. (2)

18.5K 1.1K 159
                                    

Mi padre se acerca a nosotros y yo me aferro más a sus brazos.

— No me alejen de ella por favor... enloquecere. — Le advierte Julián con toda sinceridad.

¿Para qué seguir ocultándose?

Mi padre me habla a mi.

— Ivanna, vámonos. — Me ordena.

Niego con la cabeza. El padre de Julián se acerca a nosotros.

— Julián obedece y suelta a Ivanna.

— Es mi esposa... no pueden decidir sobre nuestras vidas. —Le contesta.

— ¿Pero tú si puedes decidir sobre SU vida? — Suelta mi madre mientras una lágrima cae por su rostro.

Tengo que hacer algo antes de que empeore. Me volteo y me aferro a la mano de Julián.

— ¡Yo quiero ser su esposa! ¡Además las cosas no pasaron así!

Puedo sentir la mirada de Julieta y Martín sobre mi, independiente a todas las demás. Mis padres se opondran rotundamente a nuestro matrimonio si llego a admitir que todo lo que dijo Liliana es cierto. Los padres de Julián también me estan mirando.

— ¿Entonces como carajo ustedes volvieron? — Pregunta mi padre en tono duro como si hace mucho quisiera hacer esa pregunta.

— Me mudé a La Plata sólo por ella. — Le cuenta Julián.

Al menos eso es cierto.

— De a poco comenzamos a hablar de nuevo. Al principio yo no quería y él estaba insistente pero luego me enamoré. Y esa loca que entró recien es su ex, se volvió loca cuando la dejó e inventó todo. — Les explico rápidamente sintiendo que pierdo el aliento.

Nuestros padres se quedan callados. Los padres de Julián no estan convencidos del todo... por supuesto. Conocen bien a su hijo y saben de lo que es capaz. Por otro lado la mirada de mi padre se suaviza y mi madre larga un suspiro.

— Bueno. Espero que estés contándome todo. — Me dice mi madre cruzándose de brazos.

Ambos asentimos.

— Necesito un trago. — Le dice mi padre a mi madre.

— ¡No tomaras nada! ¡Es la boda de tu hija! — Lo reprende mamá.

— A esa loca le faltó gritar "yo me opongo" y... ¿soy yo el que esta haciendo algo malo por querer un trago?

Mis padres se alejan para hablar con el cura. Aún sostengo la mano de mi esposo con fuerza. Mi suegro se nos acerca.

— ¿Continúa la boda? — Pregunta.

— Por supuesto que continúa. — Le contesta él.

— Tenemos que hablar hijo. — Le pide mirando al piso.

Julián asiente. Me regala una mirada de disculpa y se aleja con él. Yo lanzo un suspiro pero no estoy segura de que. Si de alivio o estrés. Gloria se acerca a mi. La señora rubia y con curvas pronunciadas me sonríe con tristeza y me toma de la mano.

— Ivanna, cariño... podrás engañar a tus padres por el bien de tu matrimonio con mi hijo.— Mira al piso... ¿Avergonzada? — Pero no podrás engañarme a mi. Yo vi la locura de Julián. Y cuando él decidió mudarse por pura coincidencia al mismo lugar que tú, sin ni siquiera haberlo planeado y de la noche a la mañana yo sabía que algo andaba mal.

La miro en silencio. Me encojo de hombros diciéndole la única excusa que tengo.

— Amo a su hijo. — Es lo único que puedo decir.

— Lo sé. — Me regala una sonrisa deslumbrante. — Ojala algún día puedan los dos, contarme por lo menos a mí, lo que en realidad sucedió.

Asiento. Algún día... o tal vez no. Me abraza y sé que es sincera. La boda continúa. Tratamos de ignorar el clima raro entre mis padres que aún estan tensos por lo que dijo e hizo Liliana. Ruego con todas mis fuerzas que lo olviden. Todos los invitados se dirigen al salón de fiestas. Me subo en el auto negro en el que llegue, con mi esposo. Cuando por fin estamos solos, nos miramos. Por suerte, el chofer no nos conoce.

— Ellos nunca deben saberlo. — Le digo.

Me agarra de las manos.

— Debí jalar el ga...

Pongo mi mano en su boca y no aparto mi mirada de la suya.

— No debiste ¿sabes por que? Porque tu no eres así. No eres como ella. Eres mi paz y mi amor. — Le digo.

Se le llenan los ojos de lágrimas y me sonríe.

— Ninguna fuerza podrá apartarme de ti. — Me contesta.

Le sonrío.

Llegamos al salón de fiestas. Cuando entramos y todos nos aplauden el clima se nota mucho mejor. Siento por un momento como si nada hubiera pasado en realidad y Liliana fuera sólo una pesadilla pasajera sin sentido. La noche transcurre. Mis amigas, amigos ríen y bailan. El vals llega. Julián me agarra de la mano y me lleva al centro de la pista. Nos sacan fotos y todo el mundo está contento con nuestro amor. Le paso un brazo por el cuello a mi esposo y mi mano toma la suya.

— Yo...— Comienzo a decir.

— Ivanna... — Me interrumpe mientras la música suena.

Iba a decirle que no soy buena bailando pero no importa. Sus ojos me ordenan que lo escuche.

— Por fin eres toda mia. Mi locura. Mi cordura. Mi pecado. Mi alma. Mi pasión. Mi amor. Mi amante. Mi esposa. Mi Ivanna.

Le paso ambos brazos de golpe por el cuello y lo beso sin importar que nos estan mirando. Lo abrazo fuerte. Tiene la boca pegada a mi cuello y puedo sentir su respiración en mi oído. Es fresco y cálido al mismo tiempo. En sus brazos está mi lugar en el mundo. En sus brazos está mi hogar.

— Por fin eres totalmente mia... y nada podrá separarnos... ni siquiera tú. — Me susurra en el oido.

Cierro los ojos al escuchar esas últimas palabras que dejan en descubierto la personalidad que en algún momento me aterrorizó. Aprieto mis puños en su esmoquin y me estremezco en sus brazos. Él me aprieta aún más fuerte. Todos nuestros invitados continúan bailando el vals como si nada, pensando que sólo nos estamos dando un inocente abrazo. Cuando en realidad no saben el vínculo enfermo y obsesivo que nació con él y que ahora también vive... en mí. Me acerco a su oído para que solamente él sea testigo de mis palabras y sentenciarlo con mis sentimientos como alguna vez el me sentenció a mi.

— ¿Sabes cual es la gran ironía de nuestra historia?... que ahora tú tampoco podrás separarme de tí.

Se aleja de mi, nuestras miradas llenas de oscuridad y deseo se chocan por un segundo y acto seguído me besa. Lo agarro de la cara con ambas manos y él me abraza de la espalda, sellando para siempre nuestro destino juntos.

Solo contigo [2] (BILOGIA)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora