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Luce herida, incluso, después que me agredió, siento lástima por ella. Seguramente fue su novia o algo por el estilo este año que estuvimos separados. El continua apuntándole con el revolver, pone el dedo en el gatillo y yo ahogo un grito. Tengo que hacer algo. Lo que sea. Abro la puerta de la camioneta y salgo hacia el piso de tierra. El viento frío me da en la cara con fuerza ¿Cómo puede estar solo en remera esta chica?

Julián me mira inmediatamente, sorprendido, sin dejar de apuntarle y ella también me observa. Hablo antes de que pueda decirme algo.

— Julián, vámonos a casa, aun me siento mal, déjate de tonterías. — Le ordeno con voz dura.

Él parpadea un par de veces pero luego reacciona, guardando el revolver en sus jeans y metiéndose rápidamente a la camioneta sin dejar de mirarme.

Mi subconsciente aparece fugazmente. "Así me gusta, buen chico."

La chica esta totalmente estupefacta. Yo la miro con cara de poker.

— Vete a casa. — Le digo.

— Te destruiré. — Me contesta aun con expresión de dolor.

La estudio detenidamente. Menuda y pálida. Unos redondeles negros se asoman de abajo de sus ojos y tiene los labios morados. Julián la destruyó ¿Y me amenaza a mi?

— Inténtalo. — La reto.

Ambas miramos a Julián y él me está mirando a mi con las manos en el volante. Esperándome. Subo a la camioneta y no tarda en prenderla e irnos como si ella no estuviera parada ahí, en medio de la nada.

Él mira al frente y ni siquiera se voltea a verla. Yo la veo por el espejo retrovisor. Aun paralizada en donde la dejamos solo que ahora se abraza a si misma.

— ¿Quieres saber de ella? — Pregunta Julián.

— No. — Contesto secamente.

— No significó nada para mi, lo juro. — Balbucea.

— Ya basta... me duele la cabeza. 

Por fin guarda silencio. Yo me relajo en el asiento, cansada, y mientras miro por la ventanilla me voy quedando dormida.

Estoy sola. No hay nadie, solo la niebla. Muchos árboles y niebla. Los árboles están marchitos. No se para donde es adelante o para donde es atrás. No veo absolutamente nada. Estoy perdida. Miro para todos lados.

— ¡¿Hola?! ¡Auxilio, estoy perdida! — Grito.

Nadie me responde. ¿Cómo llegué aquí? ¿Cómo llegué a esta situación? ¿Como él me hizo esto? Me tomo de la cabeza, entrando a un estado de desesperación. De pronto una sombra pasa por detrás de un árbol y luego desaparece.

— ¡¿Hola?! — Pregunto con cautela.

Nadie responde. Siento que alguien pasa corriendo detrás de . El corazón me palpita y me tiemblan las piernas. De pronto siento una presencia detrás de mi. Me quedo petrificada. Una voz me habla al oído.

¿Te quedarás sólo conmigo? — Me pregunta él.

Niego con la cabeza desesperadamente. Tarda en contestar.

Entonces muere.

Apoya algo frío en mi cabeza y... adivino que tira el gatillo.

Me despierto en un salto, alguien me está moviendo y de pronto Julián me levanta en brazos. Lo miro aun sin entender que esta pasando. Me aferro a su cuello para no caer al suelo cuando cierra la puerta de la camioneta.

— ¿Qué crees que estas haciendo? — Pregunto desconcertada.

— Te llevo a la casa que compré para los dos.

Lo miro con los ojos abiertos como platos.

— ¿Que?

Miro para todos lados y me doy cuenta que estamos afuera de un garage de color blanco y en un jardín prolijamente cortado y hay rejas negras. Miro para la casa mientras él me lleva en brazos. Es blanca, de dos pisos con la puerta y ventanas negras. Totalmente enrejado ¿Será por si quiero escapar?

— Bájame Julián. — Le pido.

— Sabes que no te bajaré. — Me contesta llegando a la puerta.

Saca unas llaves y abre la puerta aun conmigo en brazos. Entramos y la cierra de una patada. La casa es realmente lujosa. Nada que ver con los departamentos en los que vivimos con Julieta. En la estancia hay un juego de sillones negros. Y una mesa ratona para tomar el té y una televisión LCD. La cocina está impecable, todo absolutamente de mármol y al final de la cocina, puertas de vidrio que también están enrejadas que llevan a un patio trasero que no logro ver por las cortinas blancas y unas escaleras de madera que llevan a un segundo piso donde quiero creer que están las habitaciones.

Él me deja en el piso y yo pierdo el equilibrio porque aún estoy mareada y débil. Caigo en sus brazos nuevamente. Me lleva hasta los sillones y me recuesta ahí.

— Te voy a preparar la cama. Y luego algo de comer. — Me dice.

— Necesito hablar con mi familia... — Le digo.

Él me mira fijo un segundo.

— Te traeré tu celular, hablaras con tu familia y luego me lo devolverás. —  Me dice con dureza antes de irse corriendo por las escaleras.

Luego de como aproximadamente 5 minutos vuelve con mi celular en la mano. Me lo da con cautela. Tengo muchas llamadas perdidas y mensajes sin responder. Le mando un mensaje a mamá y a Bruno rápidamente explicando porque estos dias estuve tan callada y miento que pillé una fuerte gripe. Luego de que mi familia y amigos se quedarán tranquilos. Le doy el celular a Julián pero este no me lo recibe.

— Falta algo mas. — Me dice.

— ¿Qué? — Pregunto mirándolo sin entender.

— Quiero que llames a Julieta. — Me ordena con dureza.

— ¿Para que? — No entiendo.

— Dile que prepare todas tus cosas, y ahora mandaré a alguien  que las busque, ahora vives conmigo.

Se me cae la mandíbula. Me venía venir esto, pero no pensé que tan rápido. Y quería convencerlo de que me dejara vivir con mi amiga. Esta avanzando demasiado rápido.

— Julián... — Le digo en tono de súplica.

— Julián nada. — Me espeta. — No te daré la oportunidad de escaparte.

Pero...

— Anda ¿Qué esperas? Llámala y avísale ¿O es que tengo que quitarte esa mierda y llamarla yo mismo?

Su tono es duro y no puedo aguantarlo más. Exploto.

— ¡Pero yo no quiero vivir contigo carajo! — Grito.

Solo contigo [2] (BILOGIA)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora