(58)

13.6K 921 128
                                    

— Yo... yo no sabía que ella era la novia de el... señor De Páez. — Tartamudea la joven que ahora me mira suplicante.

— Bueno, ahora lo sabes. Y agradece que vine yo y no el señor De Paez porque sino ya estarías despedida. — Le espeta Martín.

Le tiembla el labio y parpadea frenéticamente.

— Esta bien. De todos modos no sabía. — Le digo a Martín que este me mira de nuevo con expresión divertida.

Le gusta hacer sufrir a la gente.

— ¿Dónde es la oficia de Julián? — Le pregunto.

— Segundo piso. Pasillo dos, última puerta. — Me dice antes de despedirme.

Subo por el ascensor y salgo hacia un vestíbulo blanco y grande con tres pasillos. Entro en el segundo y veo varias puertas con una doble en el fondo. Mientras camino veo que en las otras oficinas hay mujeres y hombres trabajando en papeles y ordenadores. Cuando llego a la doble puerta negra veo que en un pequeño cartel dorado dice Julián De Paez. Toco tres veces.

— ¡Adelante! — Grita.

Entro despacio con una sonrisa en la cara pero se me borra inmediatamente. Julián esta sentado en un escritorio con una joven rubia parada a su lado cruzada de brazos y cara de enojo. Él abre los ojos como platos al verme.

— ¿Interrumpo algo?

— Si. — Contesta la chica sin mirarme.

Julián me sonríe desde donde está sentado.

— No. — Me dice mientras se levanta y camina hacia mi.

Cuando lo tengo en frente miro para otro lado esquivando su beso.

— ¿Por qué no me mandaste un mensaje que ya estabas aquí? — Me pregunta con suavidad.

— ¿Acaso no puedo sorprenderte? — Contraataco.

Él me sonríe mientras frunce el seño.

— Claro... amor.

En ese momento me encadeno a su brazo, lo acerco a mi como dueña y señora de su ser y miro a la joven de maso menos mi edad con aire despreocupado.

— Amor ¿Quién es la chica? — Pregunto.

Julián me mira satisfecho.

— Soy un mal educado. Por supuesto, las presentaré. Ella es Lara, la secretaria de Martín. — Dice señalando a la chica mientras ella nos observa perpleja.

Luego posa una maliciosa mirada en mi.

— Lara, ella es Ivanna, mi prometida.

Yo miro a la rubia con una sonrisa amable.

— Encantada de conocerte. — Le digo con voz suave.

Son estos momentos en los que me gustaría tener el anillo de compromiso. Se le cae la mandibula, ahoga un sollozo y sale trotando de la oficina cerrando la puerta con fuerza. Siento la risa de Julián detrás de mi. Cuando me volteo mirándolo sería se le borra la sonrisa idiota.

— Vámonos ya ¿O tengo que ahuyentar a alguna otra novia tuya? — Espeto

Me dirijo a la puerta pero él me detiene agarrándome de la cintura, me voltea y me acorrala contra la puerta mientras con una mano pone seguro.

— ¿Estás celosa? — Me pregunta mordiendose los labios.

Lo miro a los ojos, enfadada.

— ¿Tú como reaccionarias? — Le pregunto con dureza.

Su cara se vuelve sería y su expresión divertida desaparece.

— Le haría lo que le hice a el primer imbécil que intentó besarte.

Abro los ojos como platos. Lo empujo alejándolo de mi. Como no recordar lo que pasó al principio de todo. Julián golpeando a Lucían, el muchacho que casi fue mi primer novio en la secundaria, pero él no lo permitió y casi termina en una horrible tragedia.

— ¿Entonces tú puedes golpearlos hasta dejarlos en el hospital y yo tengo que reirme? — Le pregunto.

Se acerca a mí hasta quedar a escasos centímetros de mi rostro.

— ¡Me puse celoso! — Por su tono parece que se está justificando de lo que hizo aquél terrible día. — Ademas tú eres mía. Nadie puede tocarte, sólo yo. — Termina con voz dura.

Lo empujo y le doy una bofetada. Él se cubre la cara y luego me mira de costado con los ojos mojados.

— ¡¿Y a ti puede tocarte cualquiera?! — Le grito. — ¡¿Quién te crees que eres?!

— Todo fue cuando me dejaste. Estaba sólo. — Me dice casi en voz baja.

Lanzo una risa seca y sarcástica.

— Yo también estaba sola en ese momento. Es más, me parecías repugnante. — Le contesto con furia.

Me tapa la boca con los dedos de la mano y me aprieta la piel.

— ¡No digas eso! ¡Soy tu novio, no soy repugnante!

— ¡Sueltame! — Le ordeno empujando su mano.

Él me mira con los ojos abiertos como platos, luego me toma de las muñecas y me empuja contra el para luego levantarme de la cintura hasta quedar a su altura. Siento mis pies en el aire mientras me lleva para su escritorio.

— ¡Para Julián!

— ¡Eres mi novia! ¡Puedo tocarte, besarte y abrazarte cuando yo quiero! — Me dice mientras me besa la cara sin soltarme. — ¡Te voy a hacer lo que yo quiera y no te parecerá repugnante!

Tira las carpetas, papeles y objetos del escritorio de un manotazo y me acuesta ahi. Me besa el rostro y el cuello mientras me intenta sacar la blusa pero yo me resisto. Esto será un desastre total si no intento calmarlo. Lidiar con su locura es lo único que puedo hacer para que no pase algo grave, como aquella vez dónde casi mata a alguien que solo quería darme un inocente beso.

— Espera... espera. Tranquilo. Acuérdate que estamos en tu trabajo. Por favor no me hagas esto... — Le digo tomandolo del rostro.

Él se detiene de a poco, con la respiración agitada. Se queda callado un segundo y luego me mira a los ojos.

— Me convertiste en un monstruo. — Me dice.

Niego con la cabeza varias veces mientras nos miramos fijo. Necesito que pare.

— Un monstruo que no puede vivir sin ti... — Me susurra para luego acercarse a mi y besarme en la boca.

Lo tomo de la cara y le devuelvo el beso mientras siento sus lágrimas caer. Él me agarra de los muslos y me acerca más a él mientras rodeo su cintura con mis piernas. Me agarro fuerte de su cuello y me besa con más pasión. Nuestro beso se vuelve profundo. Sólo hay una manera de solucionar nuestras diferencias. Me acuesto en el escritorio mientras lo miro fijo. Él se comienza a desprender la camisa negra y yo el jean. Me agarra de los pies y me los quita junto con las bragas. Saca un preservativo de su pantalón y luego lo rasga con los dientes.

— Será rápido pero lo necesito. — Me dice.

Asiento con la cabeza y dejo salir una confesión que no planeaba decir.

— Yo también lo necesito.

Me agarra del culo con ambas manos, me penetra con fuerza mientras yo tiro la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y entreabriendo mi boca.

Julián...

Solo contigo [2] (BILOGIA)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora