(17) Fin de la segunda parte.

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Estoy nadando, el agua de este pequeño lago es totalmente cristalina. Puedo ver mi cuerpo desnudo a medida que voy nadando y mi cabello negro flota a rededor de mi cabeza.

Miro el cielo y esta totalmente azul sin ninguna nube. Le sonrío al cielo satisfecha y observo los árboles llenos de flores rojas que rodean el lago en el que me estoy bañando. Entonces siento frío. ¿Por que hace tanto frío? Un ola de viento pega a los árboles y las flores rojas comienzan a caer en el agua, tiñiendola de a poco de un rojo fuerte.

Miro al cielo nuevamente. Ya no está azul, ni limpio. Está gris y los truenos comienzan a resonar con furia, asustandome. Me rodeo los brazos y quiero salir del agua, quiero irme a casa...

Cuando miro el agua, ya no es cristalina. Esta totalmente roja, como si fuera sangre. Estoy nadando en un lago de sangre. El miedo aflora en mi pecho ¿Que está pasando aquí? Intento salir. Pataleo con asco intentando llegar a la orilla, pero no puedo. Una mano pálida bañada en sangre sale desde el fondo del lago y me agarra del brazo e intenta hundirme. Yo lucho. Otra mano aparece, me agarra del hombro y una tercera mano sale de golpe y me agarra del cuello. Yo grito pero no escucho mi grito. Y entonces... Me hunden.

Despierto agitada y adolorida. Toso y una bocanada de polvo sale de mi boca. Cuando mi pecho se calma, intento moverme pero no puedo. Estoy sentada en un poste de madera y tengo las manos atadas.

Estoy en una especie de sótano y una cadena abraza mi cintura. Un reflector alumbra donde estoy sentada y sólo puedo ver el piso de madera lleno de polvo en el que me encuentro. Miro para todos lados pero no veo nada. Esta demasiado oscuro. ¿A donde mierda me trajeron? ¡Dios! La ansiedad aplasta mi pecho. Debí dejarle una nota a Julieta para avisarle a donde iba y que se de cuenta que nunca llegué. Tardará en darse cuenta y yo para ese entonces valla a saber que será de mí.

— Mierda, no por favor no. — Suplico en voz alta con la cabeza gacha y los ojos cerrados.

Siento que estoy a punto de perder el conocimiento nuevamente pero sacudo mi cabeza y parpadeo varias veces. No me había dado cuenta que estaba llorando hasta que sentí lo húmedo de mi rostro.

Esto no me puede estar pasando. Tengo los brazos entumecidos. Intento patalear en un torpe intento por liberarme y buscar una salida pero la cadena me presiona el vientre y una ola de polvo se levanta del piso y me da en la cara.

Comienzo a toser con ganas y el oxigeno no consigue entrar. El calor en mi pecho empieza a aflorar y la horrible sensación de estar ahogándome abajo del agua se abre paso en mi. Un puto ataque de asma. Intento buscar a aire pero es como si no tuviera pulmones.

Muerta por un ataque de asma. Buen trabajo Ivanna. Me siento totalmente inútil, incapaz ni siquiera de luchar por mi vida. Estoy a punto de cerrar los ojos. A punto de darme totalmente por vencida.

Cuando de repente con los ojos entreabiertos veo unos borcegos negros que salen de oscuridad y caminan hacia donde estoy. ¿Estuvo siempre ahi? ¿Observándome? La adrenalina y el medio me hacen levantar la cabeza y abrir los ojos como platos. Tiene la máscara puesta y está vestido de negro.

Me agarra de la nuca, me levanta la cabeza y yo lanzo un gemido. Mi cuerpo se tensa en respuesta a su tacto ¡No, no me toques!

Él saca mi Paf de su bolsillo, lo agita, me lo pone en la boca y me da 3 golpes de aire. El alivio llega poco a poco. Aunque el oxigeno de este sótano es molesto por la cantidad de polvo que hay, logro recuperarme.

Él tiene su mano en mi hombro. Yo me sacudo para que me suelte y miro directamente al suelo con pavor. Aparta su mano a regañadientes y siento su respiración agitada. Está molesto y es la misma respiración que escuche por mi teléfono.

Esta en cuclillas junto a  mi, con esa horrible máscara puesta y sólo respira. Yo me armo de valor para hablar.

— Por favor déjame ir... no se lo contaré a nadie. — Le digo en un susurro.

Él continúa mirándome sin responderme. Sólo ladea la cabeza para poder observar mi rostro mejor. Me tiembla el labio del miedo.

— No me hagas daño por favor... —  Le pido.

Y sintiéndome valiente, lo miro directamente a los ojos. A través de la máscara unos ojos azules oscuros me devuelven la mirada. Ojos negros contra azules.

— ¿Eres tú verdad? — Pregunto. — ¿Eres tú el que hizo todo esto? ¿El que arruinó mi vida y amenazó a mi amiga? — Lanzo un sollozo.

— ¿El que me mandó todas esas cartas y entró a mi casa? ¡¿Eres tú?! — Le grito.

Asiente lentamente. Yo rompo a llorar. Él levanta una mano con intención de tocarme pero yo reacciono.

— No me toques.

Él baja la mano de golpe y suspira fuertemente.

— Ahora dime ¿Que mierda es lo que quieres de mi? —  Le pregunto.

Se queda callado un segundo.

— Lo mismo que quise desde un principio.

Conozco su voz. Hace mucho tiempo que no escuchaba esa voz. Pero antes de que mi cabeza conecte dos neuronas y decifre su identidad, vuelve a hablar.

— Te dije que nos veríamos pronto Ivanna. — Me dice con voz suave.

Entonces se quita la máscara y yo ahogo un grito. Esta rapado aunque el crecimiento de su pelo rubio se asoma, su rostro, carece de expresión, tan conocido y ajeno al mismo tiempo. Sus ojos increíblemente azules, su nariz respingada, pómulos pronunciados, sus mejillas sonrosadas y sus labios carnosos...

Entonces cierro los ojos y asiento con la cabeza varias veces sintiéndome la más idiota del mundo ¿Como no pude darme cuenta?

Julián de Páez me mira fijo mientras que yo no, no puedo devolverle la mirada.

FIN DE LA SEGUNDA PARTE.

Solo contigo [2] (BILOGIA)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora