(60) Quinta parte.

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INICIO DE LA QUINTA PARTE.

Bajo del bus del brazo de Alex entre risas ¡Por fin el viaje finalizó! Es por la mañana y el sol brilla en mis ojos. Julieta y Mariana bajan detrás de nosotras. Las chicas nos tomamos un taxi y los chicos se van en otro directamente al hotel. En el taxi Alex a me acribilla con preguntas sobre mi relación con Julián aprovechando que Mariana y Julieta están sumidas en una conversación animada.

— ¿Te trata bien? — Pregunta mirándome a los ojos la morena de pelo corto.

Asiento con la cabeza.

— Mientras no intente escapar... — Confieso en un tono burlón para que no sospeche nada.

Pero es inútil, Alex entorna los ojos. Intento cambiar de tema.

— ¿Cómo es la convivencia con Bruno?

Ella suspira.

— Bien. Tenemos nuestros problemas pero jamás nos vamos a dormir enojados. — Me cuenta.

Le sonrío con dulzura.

— Me siento muy feliz por ustedes y porque se amen. — Le digo con sinceridad.

— Ojalá pudiera decirles lo mismo. — Me contesta con cara neutra. — Tenemos que hablar y lo sabes.

Me quedo callada mirándola y luego noto que Julieta nos esta mirando de reojo. Por suerte en ese momento llegamos al Hotel Interplaza de Córdoba en donde nos quedaremos al pasar nuestras vacaciones. El taxi que frena detrás del nuestro trae a Julián, Bruno y Martín. Tomamos nuestro escaso equipaje con ayuda de los muchachos y entramos a registrarnos en el hotel. Una vez en la habitación número 12 que comparto con Julián, puedo notar que es muy lujoso y recuerdo el hotel de precio módico al que fuimos con Julieta cuando llegamos a La Plata. Mi novio me abraza de la cintura desde atrás y me saca de mis pensamientos. Me besa el cuello dándome cosquillas.

— Espera... acabamos de llegar. — Balbuceo entre risas.

— No puedo esperar para tener un tiempo a solas contigo.

Yo me volteo y le rodeo el cuello con los brazos.

— Espera igual. — Le digo contra su boca y ambos sonreímos.

Me separo de él y me suelta a regañadientes.

— Iré a desayunar con mis amigas. Hace tiempo no veo a Mariana y Alexa. — Le anuncio.

Hace un gesto de decepción. Esperaba que me quedé con él.

— Esta bien preciosa. Ya te extraño.

Le sonrío, me pongo mis sandalias de corcho negras que combinan con mi shorts de jean gris, mi remeron negro y luego salgo de la habitación para dirigirme a la habitación que comparten Julieta y Mariana donde seguramente encontraré a Alex también. Toco la puerta de la habitación 18. Mariana abre la puerta y me mete de un tirón.

— ¿Qué sucede? — Pregunto mientras intentó recuperar el equilibrio.

— ¡Okey, cuéntanos todo! — Me exige Alex con los brazos cruzados.

Tiene cara sería y Mariana me mira perpleja mientras veo a Julieta sentada en la cama mirándome con cara de susto ¡Mierda!

— ¿Qué les cuentes sobre que? — Pregunto fingiendo demencia.

— ¡Sobre Julián! — Me espeta Mariana.

— ¡Sabe exactamente de lo que estamos hablando! — Le dice Alex.

Me quedo callada un segundo y luego miro a Julieta que esta me devuelve una mirada triste.

— Cuéntales ya. — Me ordena soltando un suspiro.

Mariana y Alex se miran confundidas.

Suspiro yo también. Esto será duro.

— ¿Cómo se dieron cuenta? — Les preguntó.

— Yo sabía que algo andaba mal desde que dejaste de contestar nuestros mensajes y llamadas. — Me dice Mariana.

— Y yo me di cuenta cuando vi tu cara en la video llamada en la que nos contaste que Julián había vuelto a tu vida. — Me dice Alex.

Miro al piso. Espero se lo tomen con calma. Me siento en la cama al darme cuenta que me están temblando las piernas.

— ¿Se acuerdan de los hombres que entraron a nuestros departamento antes de las vacaciones de Invierno?

Ellas asienten.

— Eran Julián y unos tipos... Me buscaban a mi. Como no me encontró y nos mudamos, no pasó mucho tiempo para que averiguara donde vivía. Estaba furioso y comenzó a acosarme con llamadas, cartas y me tenía vigilada. Todo se fue al caño cuando amenazó a mi pobre Julieta...— Se me quiebra la voz.

Miro a mi amiga que tiene la mirada en el piso y los brazos cruzados mientras escucha todo lo que vivió conmigo.

— Iba a renunciar a mi trabajo cuando sus hombres me secuestraron. Les aseguro que jamás sentí tanto miedo en toda mi vida. 

Alex se tapa la cara con ambas manos, furiosa y no la culpo. 

— Tuve problemas de salud en donde me tenía y tuve que aceptar su propuesta de volver o si no moriría. Intenté escapar cuando una ex novia loca quiso matarme y terminó disparándole a él pero no lo logré. — Río con sarcasmo. — Organizó una fiesta falsa y me llevo engañada. Desde entonces estamos juntos. Y eso es todo.

— ¿Fiesta falsa? — Pregunta Mariana frunciendo el ceño. 

— ¡¿Ex novia loca?! ¡¿En serio le disparó?! — Pregunta Alex, atónita.

— Y el maldito es un tipo duro porque sobrevivió. Ni siquiera alguien como él puede matarlo. — Agrega Julieta con ironía.

Les cuento con más detalles los sucesos y como siempre al escucharme hablando de lo que pasó por primera vez, me doy cuenta de lo grave que fue todo. Mariana se tapa la boca horrorizada y Alex se pone una mano en la frente y otra en la cintura. Estan furiosas y alarmadas.

— Tenemos que ir a la policía. — Espeta Alex.

Mariana asiente aún con cara de susto. Estoy a punto de hablar pero no puedo.

— No. — Sentencia Julieta. — No funciona. Ya lo intentamos. Lo único que lograremos es empeorar la situación de Ivanna. Además ellos tienen una relación como cualquiera... sólo que él es un maldito demente.

Su reacción me sorprende pero no puedo decir nada, porque todo lo que dice es cierto.

— ¡Pero es muy injusto! — Se queja Mariana.

— Sé que es injusto pero ahora él es mi novio y de todos modos ya me gustó de nuevo. De a poco estamos creando un vínculo. Es eso o vivir infeliz para siempre. — Les explico.

— ¿Te gusta? — Me pregunta Alex en voz baja.

Asiento y su mirada tensa se relaja un poco.

— ¿Es solo eso? ¿O también lo quieres? — Me pregunta Julieta.

No respondo. Las tres me miran expectantes. Largo un suspiro.

— Hace un tiempo que siento algo por él... yo lo quiero. — Confieso.

— Si sigues así terminarás enamorandote y lo amaras. Con todo lo que nos dijiste no se si es algo positivo o negativo eso. — Me dice Mariana mientras toma su celular.

¿Enamorada? ¿Amarlo? No contesto y se da por terminada la conversación. Mis amigas piden el desayuno en la habitación porque lo que les conté nos quito el ánimo a las cuatro. Pero aún me quedo pensando ¿Podré enamorarme? Pienso en sus ojos, en su boca, en sus besos y en sus brazos por las noches... Y me pregunto si ya estoy enamorada.

Solo contigo [2] (BILOGIA)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora