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Julián baja las escaleras rápidamente y viene hacia donde estoy. Me toma en brazos mientras yo me mantengo inerte. Saca mi paf del bolsillo de su campera y me lo pone en la boca. Lo agita y me da dos golpes de aire. El alivio es lento pero logro respirar un poco mejor. Tengo los ojos entreabiertos.

— Mi amor... ¿Que es lo que te hicieron? — Me pregunta con voz angustiada.

Yo no contesto. No puedo. Me siento demasiado mal. Él besa mi rostro varias veces y me abraza. Luego de un rato vuelve a mirarme, corre el pelo de mi rostro y me acaricia la cara.

— Tienes una fiebre de puta madre. — Dice al aire porque no puedo contestar.

Me tiemblan los labios y me duele todo el cuerpo.

— Creo que tenemos que llevarla a un hospital... luce terrible amigo.

La voz de Martín. No me había dado cuenta de que estaba aquí.

— Podríamos traer un médico aquí. — Contesta Julián sin dejar de mirarme.

— No lo sé Julián. Es demasiado arriesgado.

— ¿Cómo mierda entró Liliana aquí? Mira como dejó a mi chica... Voy a matar a esa puta. — Espeta con voz temblorosa.

— No lo sé. Supuestamente tenía que vigilar Abel. — Contesta Martín.

— Le voy a cortar las pelotas por haber dejado pasar a esa hija de puta a mi casa.

Julián esta muy enojado. ¿Quien es Liliana? Al parecer no tenía que estar aquí.

— Amigo... Ocúpate de eso después. Julieta no para de llamarme y pregunta como esta Ivanna.

¡Julieta! ¿Sabe que estoy aquí? Si se atreven a tocar a mi amiga, no se los perdonaré jamás. Julián no le contesta, sólo me observa con cara de preocupación.

— Además Ivanna se puso muy enferma ¡Tienes que decirme que vamos a hacer! — Le insiste.

Julián lo mira de golpe.

— Déjame hablar con ella. Vete y vuelve mañana y te avisaré que vamos a hacer. — Le ordena.

Martín se para en un pie y luego en el otro. Me mira compasivo y preocupado.

— Yo la voy a cuidar con mi vida. No la voy a lastimar... lo juro. — Le dice con en voz baja.

¡¿Lastimarme?! ¡¿Que?! No te vallas Martín, por favor.

— Bueno. Pero eres consciente del problema en que nos metes si ella se muere. Mañana vendré a las 8. Adiós Julián. — Se despide.

¡¿Muerta?! no, no, no ¡No te vayas, te lo ruego! Quiero gritar pero tengo la mandíbula paralizada. Él sube las escaleras y cierra la puerta despacio dejándome sola con Julián.

— Tranquila... tu y yo vamos a estar bien...Yo te cuidaré, dormiré contigo y vamos a pasar la noche juntos. — Me dice mientras intenta levantarme.

Las cadenas suenan. ¿Ya es de noche? ¿Tanto tiempo paso? Él me destapa, el frío toca mi cuerpo y yo me quejo. Mira mis pies encadenados. Quiero hablar intentar pedirle que me suelte pero no me salen las palabras. Tengo los pies entumecidos por las cadenas. Él saca un manojo de llaves, libera uno de mis pies y deja encadenado el otro ¿Es una puta broma?

— Lo lamento pero no puedo arriesgarme. — Me dice.

Se pone de pie.

— Ahora vuelvo. Voy a traerte algo para comer.

Me quedo sola en el sótano. Intento moverme pero sólo consigo retorcerme en el colchón. No tengo fuerzas para moverme ¿Que es lo que me pasa? Intento moverme nuevamente pero entonces se me comienzan a cerrar los ojos. Mierda Pierdo el conocimiento nuevamente.

                              ~•~

Despierto lentamente. No sé cuanto tiempo pasó, pero me cuesta respirar. Intento respirar mejor pero no puedo. Es como si estuviera siendo estrangulada. Lanzo un chillido y entonces Julián se revuelve a mi lado. ¿Estaba acostado a mi lado? Me pone rápidamente el paf en la boca y me da tres golpes de aire. Respiro mejor pero entonces comienzo a toser y sale polvo de mi boca. Él me toma por los hombros.

— Mierda... Dios, Satanás... quien sea. Ayúdame. — Balbucea mientras mira al techo.

Me levanta en sus brazos y me sienta en su regazo. 

— Mírame por favor. — Mientras me levanta la cabeza.

Yo lo miro como puedo.

— ¿Que hora es? — Pregunto con voz ronca.

Él me mira un segundo.

— La 1:45 de la madrugada. — Me contesta.

Luego toma un vaso de jugo de naranja e intenta dármelo de tomar. Niego con la cabeza.

— No seas necia y toma aunque sea un poco, por favor. — Me pide.

— No es por necia. Ya no logro tragar. — Le digo esforzándome por hablar.

— Inténtalo...

Me acerca el vaso a los labios e intento tragar el jugo de naranja. Después del tercer trago no puedo más. Descanso mi cabeza en su pecho y cierro mis ojos. Él toma mis manos y las comienza a frotar.

— Las tienes frías...

Acerca una de mis manos a su boca y me lanza su aliento tibio.

— Ivanna... escúchame. Tienes que darme una respuesta. Quiero sacarte de aquí pero no lo haré si no salimos juntos ¿Volverás conmigo? — Me pregunta mientras intenta que lo mire a los ojos.

Me revuelvo en sus brazos,enojada y ofendida porque le importe más que yo vuelva con él a que me vida este corriendo peligro.

— Alejate de mi... — Le digo.

Se me queda mirando y palidece. Traga saliva y luego me suelta en el colchón para ponerse de pie y agarrarse la cabeza con ambas manos. De repente se vuelve hacia mi con furia.

— ¡Entonces te quedarás y morirás aquí!

Sus palabras llegan a mis oídos y resuenan en mi cabeza. Con esto dicho sale disparado hacia la puerta y se va. Dejándome sola.

De todos modos prefiero estar sola. Si el maldito dejará que me enferme aquí abajo entonces que se largue. Es la última persona a la que quiero ver. Una persona que me arruinó totalmente. Adiós a mi familia. Adiós a mis amigos. Adiós a mi trabajo. Adiós a mi carrera... todo se fue al caño gracias a él y su maldita locura.

Solo contigo [2] (BILOGIA)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora