Capítulo 3

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"La vida te presenta en tu camino a personas,

personas que te darán la mano y otras que te dejarán por el camino

causándote decepciones y tristeza. Y eso, eso es aterrador.

Pero más aterrador es, pensar que en una fracción de segundo

la vida te puede poner a la persona indicada frente a ti.

Y tus ojos y tu corazón lo saben, y entonces sucede.

Y te enamoras de ese tipo de amor -o de ese tipo de persona-,

que te llevará toda una vida para superarlo."

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Llegué a casa pero esta vez no vine solo ya que los chicos se quedaron a dormir también. Me habían preguntado el porqué de mi tardanza cuando fui al baño y me inventé la excusa de que estaba lleno de gente para no tener que dar ninguna explicación más al respecto de lo que verdaderamente vi. Cerré la puerta de mi habitación, todos se habían ido a sus respectivos cuartos a dormir. Mientras que yo, yo no paraba de pensar en lo sucedido. Mi cabeza daba vueltas a lo que había visto una y otra vez.

Mi mente no paraba de viajar a la situación de aquella chica. Kayla estaba realmente mal. Sus ojos reflejaban dolor, aquellos ojos verdes donde cualquiera podía perderse como si estuviera en el mismísimo paraíso, pero ahora era distinto. Solo se podía nadar en ellos para no ahogarse debido a su tristeza. ¿Joe la obligaba a estar a su lado? ¿Acaso le maltrataba si ella se negaba a lo que él le pedía? ¿Se drogaba para no sentir dolor o porque realmente lo necesitaba su cuerpo?

Me quité la camiseta rápidamente y abrí la puerta de mi vestidor, mi mirada se dirigió a la estantería dónde había escondido lo que Joe me dio la noche anterior. Suspiré al ver las pastillas mientras tiré de mi pelo hacia atrás con mi mano. Cogí una de ellas y me la llevé a la boca. Quizás así me sentiría mejor ante lo que había visto. Quizás así no sentía nada y evitaba preocuparme por cosas ajenas a mí.

Me senté en la cama y con el paso de los minutos comencé a notar los efectos de la pastilla. No quería dormir, quería todo lo contrario. Una energía hiperactiva se apoderó de todo mi cuerpo. Inhalé y exhalé aire repetidamente mientras me dejaba caer en mi cama.

¿Por qué no me había dejado ayudarle? ¿Por qué se negaba todo el rato? ¿A qué se refería con que yo no podía tocarle? Miles de preguntas respecto a Kayla se amontonaron en mi cabeza. Necesitaba saber cómo estaba. ¿Y si ella no aguantaba ese ritmo de vida todo el tiempo?

Los efectos pueden ser letales...

Así lo dijo Joe respecto a lo que él vendía. El cuidado era imprescindible. ¿Lo haría para no sentir dolor? ¿O para no recordar nada al día siguiente? Solté aire de manera pausada y traté de desvestirme. Tenía que intentar dormir, me quedé vistiendo los bóxers de Calvin Klein y me tapé con el nórdico blanco de mi cama.

Aquella pastilla de un momento a otro me hizo sentir bien, no existía nada en este momento. Todo desapareció en cuestión de minutos. No había preocupaciones en mi cabeza. Encendí la luz de la pequeña lámpara de mi mesita de noche y me incorporé sobre la cama.

Y de repente, no sentí nada. Y se sentía jodidamente bien.

El sueño había desaparecido. Mi cuerpo emitía hiperactividad y no podía estar simplemente durmiendo. Nada podía pararme. Divagué por toda mi casa, también lo hice por el jardín de ella hasta que vi el amanecer sentado sobre el césped que rodeaba a mi piscina.

Bizzle's trouble - jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora