Capítulo 4

2.4K 128 54
                                    


Me quité los tacones cuando salí de mi habitación y caminé sin hacer ruido por la planta de arriba. Escuché en uno de los cuartos una voz, maldita sea. Era Walter. Me asomé a la puerta que estaba un poco abierta y lo vi, por suerte me daba la espalda y no podía verme. Mordí mi labio nerviosa y seguí caminando sin hacer caso a lo que él hacía. Bajé las escaleras rápidamente, no quería ser descubierta.

Miré hacia la puerta de la calle una vez bajé todos los escalones. A mi derecha estaba el salón y a mi izquierda el hall que comunicaba con la cocina. Salir por ahí sería misión imposible, ni Tom Cruise podría hacerlo con semejantes hombres en el salón. Escuché la voz de Joe y cómo se reía a carcajadas. Su risa me producía náuseas. "Piensa Kayla, piensa", me repetí varias veces mientras seguía sin moverme.

- Necesito que vayas con ella, quiere ir de compras. Y no quiero que la pierdas de vista ni un solo segundo. –Escuché a Joe mientras le advertía a su 'orangután' porque no se le podía llamar de otro modo-

- Entendido, estaré vigilándola todo el tiempo.

¿Así quién iba a disfrutar de un día de compras?

Llené de aire mis pulmones y mordí mi labio impaciente, lo hice tan fuerte que no sé cómo no me hice sangre en ellos. Mis ojos se dirigieron hacia la puerta de la cocina que para mi buena suerte estaba abierta. Caminé con cuidado de no ser escuchada, pero parecieron averiguar mis intenciones porque escuché una voz a mis espaldas.

- ¿Ya terminaste? –Gritó Joe desde el salón, cerré mis ojos con rabia mientras sujetaba mis tacones con fuerza contra mi pecho-

- Eh, no. Aún me queda un poco. Vine a por algo para comer. –Mentí y menos mal que no estaba mirándome a la cara porque me hubiera descubierto por completo-

- Bien, avisa cuando estés preparada para que Robert te lleve.

Recé a todos los dioses para que no se acercara hacia mí y por suerte, no decidieron abandonarme ese día ya que escucharon mis súplicas. Caminé por el hall los metros que quedaban para llegar hasta la cocina y volteé mi cabeza para mirar a mis espaldas. No se habían movido del salón, seguían hablando de sus asuntos. Punto a mi favor.

Miré la puerta que daba hacia el jardín y la abrí con cuidado para salir de allí. Salí corriendo antes de que alguno de los presentes en la casa pudiera verme. Nunca antes me había sentido tan libre.

Cerré la puerta que comunicaba con la calle y puse mis ojos en la carretera pendiente de parar a alguno de los taxis que pasaban por la zona. Divisé a uno de lejos y en cuestión de segundos estaba parado frente a mí. Lo había conseguido. Abrí la puerta y entré al interior para decirle al conductor la dirección del lugar mientras colocaba mis tacones en los pies.

No podía ocultar la sonrisa en mi rostro al pensar en todo lo que había hecho. Por una vez en la vida me había salido algo bien. Por una vez en la vida no iba a estar controlada por Joe o por el orangután que le pisaba su sombra cada día de su vida. ¿Qué había hecho yo para merecer algo así? Recordé cuando llegué a Los Ángeles y las lágrimas salían inconscientemente de mis ojos, no recordaba qué era estar un día sin llorar. Desde ese día todo había sido dolor en mi vida.

Flashback

Chicago, 2 de febrero de 2013.

La vida me presentó la oportunidad de cambiar de aires, había vivido toda mi vida en Londres junto a mis padres. Pero una vez que terminé mis estudios de Publicidad, realicé unas prácticas en una empresa. Sin más, al acabar me terminaron echando y hasta la fecha no encontré trabajo.

Bizzle's trouble - jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora