Capítulo 25

1.7K 86 275
                                    

¿Alguna vez has sentido ese sentimiento que te impide hacer lo que realmente quieres? ¿Y esa presión en el pecho que te ahoga poco a poco, que te consume y te atrapa en un remolino de sensaciones totalmente contradictorias?

La vida no es fácil, porque un día estás arriba y al otro día estás abajo.

Mal o bien, pero siempre sintiendo esa presión que te hace detenerte y pensar qué será lo correcto esta vez.

Porque las decisiones que tomamos son las que nos definen, dicen. Pero yo no creo en eso, a veces esas decisiones van por caminos equivocados y nos enseñan una gran lección que perdurará hasta el final de nuestros días. Esa gran lección hace que nos levantemos de un duro golpe y continuemos por otro camino.

Quizás esta vez es el correcto... –pensamos inocentemente, antes de optar por un nuevo camino-, puede que sí o puede que no. Solo sé que valdrá la experiencia. Valdrá para un aprendizaje.

Este camino junto a él, me llenó de vida, me llenó de esperanza e ilusión. Me abrazaste y sentí mi mundo detenerse. Y fue entonces cuando sucedió, te lo entregué todo de mí, sin miedo a volverme a romper. Porque ya estaba rota. Rota pero feliz. Porque estaba contigo y la felicidad a tu lado vale más que cualquier otro momento que pueda experimentar.

Eras ese lugar que no quería abandonar, eras mi hogar. No me quería alejar de ti. Tú tampoco querías hacerlo. Me entregaste todo, pero luego... llegó la caída, ahí todo se rompió cuando mejor parecíamos estar. O no... Porque todo se volvió un espejismo en mi camino, ese camino que se llenó de vida, ahora estaba lleno de pinchos y sequía. Todo se fue, tú te fuiste, al igual que mi ilusión.

...

Emocionada por el viaje que iba a emprender al lado de Justin, subí las escaleras del jet privado que nos llevaría hasta Londres. Suspiré profundamente, estaba a escasas horas de poder reencontrarme con mi familia y sentía mi estómago salir por mi boca con cada minuto que pasaba. Los nervios no me habían abandonado desde que había salido del recinto dónde Justin actuaba y no sabía si eso era bueno o malo. Solo quería que todo pasara.

Habían sido muchos meses desde que llegué a Estados Unidos, muchas noches derramando lágrimas por toda la distancia que nos separaba, conversaciones eternas con mi hermana sin querer colgar o dejar de verla a través de una cámara. La decisión que había tomado junto a Maddie de venirme aquí para buscar trabajo fue buena, pero acabó saliéndome rana porque desde que conocí a Joe no dejé de preguntarme qué había hecho mal para recibir algo así.

Pisar una ciudad desconocida con la ilusión de buscar trabajo, acabar haciendo caso a tu amiga para intentarlo en el mundo del modelaje no fue una buena idea. Joe se encargó de convertirla en una pesadilla, nada fue real desde entonces.

Cada noche, aquella habitación se había convertido en un infierno y el deseo de querer volver a mi casa, más el pensamiento de que no debería haber tomado nunca la decisión de marcharme, no se alejaba de mi cabeza. Perder el contacto con mi familia fue demasiado duro para mí, y que mi padre pensara que no quería saber nada al respecto me partía el alma.

Justin iba a presenciarlo todo, no sabía si eso era bueno o malo. Por parte de mi madre sabía que no habría ningún problema, ¿pero y mi padre? No sabía cómo iba a reaccionar cuando me viera. Su rechazo me aterraba.

- Kayla, ¿estás bien? –La voz de Justin me sacó de mis pensamientos, estaba en el pasillo del avión quitándose la chaqueta que llevaba puesta.

- Sí, tranquilo. –Sonreí acercándome a él y me senté en uno de los asientos, aunque más bien parecía una cama. Algo que agradecí por todas las horas de vuelo que nos esperaban.

Bizzle's trouble - jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora