Capítulo 9

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*NARRA JENNIFER*

Las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos sin mi permiso, y salían de mis ojos como mares.

No podía seguir mirando la imagen que tenía frente a mi ojos.

Sentía rabia, sentía tristeza, sentía enojo conmigo misma y con el hombre que me fue infiel. Eran tantos sentimientos en un solo momento que sentía que mi corazón iba a estallar adentro de mi cuerpo.

Quería morir en ese momento, todo mi mundo estaba derrumbado, todo mi mundo se encontraba en esa cama a lado de otra mujer que no era yo.

Mire de nuevo a Christian, que se encontraba durmiendo tranquilamente abrazado de Samantha, esta abrazaba el cuerpo de mi esposo y tenía una sonrisa en su cara.

De verdad que sentía como mi corazón se iba rompiendo pedazo por pedazo.

¿Por qué me sucedió esto a mi?

Ya lo veía venir, me repetía en mi cabeza.

Salí corriendo de ahí y fui hasta la habitación de Matt, lo tome entre mis brazos, tome su mochila que tenía la ropa que se había llevado ayer con Alice y baje las escaleras con él como pude, en mi mente solo estaba esa imagen, no podía sacármelo de la cabeza.

-¿Qué pasa mami?- escuche la voz de mi pequeño adormilado.

-Iremos a visitar a tu abuelita, cariño- le dije sonriendo a medias. Este miró como las lágrimas bajaban por mis mejillas como mares pero decidió no preguntar nada y lo agradecía. No tenía nada de ganas de hablar.

Me monté en el asiento de piloto y maneje hasta la casa de mi madre.

Yo simplemente no paraba de llorar, cada vez sollozaba más fuerte y golpeaba el volante con rabia. Matt me miraba con miedo y guardaba silencio.

Cuando llegamos me baje de la camioneta y baje a Matt que corrió hasta el perchero, camine hasta con él y me coloqué a su lado. Después de tocar algunas veces, finalmente abrió mi madre y pude ver que se encontraba pálida, sus ojos estaban hundidos y me miraba con miedo.

-Vete hija, vete y no vuelvas más- me dijo y la mire extrañada.

-Mamá, ¿qué pasa?- le dije mirándola preocupada.

-Hija, hazme caso, vete por fav...- no pudo terminar ya que una voz fuerte sonó desde adentro de la casa.

-¿Quién es, mujer?- dijo y en ese instante toda mi piel se erizó. Me quede plasmada, sin mover ni un solo músculo.

Ahora no por favor, no estaba lista para todo esto, era demasiado en solo una mañana.

El hombre se acercó por atrás de mi madre, mire a mi madre que me miraba arrepentida.

Ella me lo había advertido y no le hice caso. Hubiera salido corriendo en ese momento antes de que pasara esto, pero ahora era demasiado tarde.

-Vaya, vaya, ¿a quién encontramos aquí?- escuche su escalofriante voz y una electricidad recorrió toda mi espina dorsal. Tome a mi hijo de los hombros fuertemente casi al punto de que Matt se quejó.

Hizo a mi madre a un lado bruscamente y me miró con una sonrisa maliciosa.

-Mi hija- dijo extendiendo los brazos.

-Yo no soy tu hija- dije mirándolo fríamente. Él soltó una fuerte carcajada.

-Claro que no lo eres, lo dejaste de ser desde el día en que tu hermano murió- dijo sonriendo.

-No te atrevas a hablar de él- murmuré enojada.

-Hablo de él cuando se me de la gana porque es mi hijo- dijo mirándome frío. Alcé una ceja.

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