—¿No te importa? —preguntó Axel, o el que hasta el momento había sido Axel en mi cabeza.
—No, para nada. Ahora me uno. Pero, realmente estoy disfrutando esto.
Era obvio que Alex disfrutaba del espectáculo, viéndome sufrir por la confusión del momento. Estaba empezando a sentirme destrozada psicológicamente. A esas alturas, el hecho de ser violada me parecía menos grave que el dolor de cabeza que me producía averiguar quién de los dos era mi asaltador de casas. Sentía una gran tensión. Mi vida dependía de cómo actuase. Mi cabeza estaba a punto de explotar. No podía seguir pensando más. Había perdido completamente la confianza en mí misma. Ya no tenía la certeza de que aquel muchacho que yo creía que era Axel, fuese Axel. Alex era realmente retorcido. Disfrutaba.
Sufría mucho. Su juego psicológico era agotador. Debía admitir que Alex era muy inteligente. Le encantaba destrozar a las personas desde la mente. No podía parar de pensar en la razón por la cual había mencionado el nombre de "Axel". Sabía que lo había hecho para atormentarme. Estaba convencida de que él sabía que yo creía que él era Alex, y el otro gemelo, Axel. Pero mi duda era si realmente eran ellos, o si era Axel, mi asaltador de casas, el que estaba sonriendo viéndome disfrutar de mi dolor, en vez de Alex, el cual había creído que era la cabeza pensante y retorcida de todo.
Axel se acercó a mí y me hizo tumbar con delicadeza. Acarició una de mis piernas con la punta de sus dedos, mientras iba subiendo poco a poco a través de mi pierna. La rodilla, el muslo, se desvió a las caderas, mi abdomen... y, finalmente, mis pechos. Se detuvo un buen rato, tomándolos con ambas manos y acariciando mis pezones con suavidad. Me recordaba tanto a él, al asaltador de casas con el que había convivido dos meses y se había ganado mi confianza. Era exactamente lo mismo que él hacía. Debía ser él.
Acercó su boca a mi pecho y con su lengua lamió uno de ellos. La sensación me hizo proferir un ligero gemido, el cual hizo sonreír a ambos hermanos. Estaba segura de que estaban pensando que era igual que las demás. Fácil de complacer y seducir. Me hacía rabiar, pero en esas condiciones, era difícil resistirse.
Después de ensañarse con mis pechos, decidió cambiar de zona. Deslizó sus manos en dirección a la "zona íntima", (dichoso Axel), e introdujo uno de sus dedos por mi entrada ya húmeda. Con otro de sus dedos jugueteó con mi clítoris, haciéndome arquear la espalda por la sensación. Junté mis piernas mientras dejaba que el placer que estaba experimentando me recorriese por completo.
Sacó los dedos de mi cuerpo y apoyó las manos en la mesa, a cada lado de mis caderas. Acercó su boca a mi oído y susurró:
—Sabes que te quiero, Lía. Nunca te haría daño. Confía en mí, por favor —introdujo su mano derecha entre mis piernas, haciéndome separarlas con suavidad—. Ahora, relájate. Así te dolerá menos. No te tenses, es peor. Recuérdalo.
Se refería a la primera vez que consiguió cogerme, gracias a hacerme reír. Si él sabía eso, era porque él era Axel. O eso quería creer. Suspiré para intentar relajarme y dejé que el supuesto Axel hiciese lo demás. Su hermano estaba sentado, con las piernas cruzadas y apoyando la cabeza en una de sus manos, disfrutando del espectáculo. Sonreía. Y mucho.
De repente noté que el miembro de Axel entraba en mí. Comenzó a moverse con lentitud.
—Así, muy bien, Líita. Relájate —comentó Alex desde una de las esquinas de la habitación.
Estaba mirando a Alex. No llevaba puesto ropa interior, ya que anteriormente yo se la había quitado como él ordenó. Pero me fijé en sus piernas, torneadas y atléticas. Pero algo me llamó más la atención. Fueron sus calcetines, blancos y altos. Iguales que los que Axel llevaba cada vez que lo veía en su famoso look de calzoncillos y calcetines. El otro, en cambio, iba descalzo. Eso fue otro duro golpe. Cada vez estaba más confusa. Alex se dio cuenta de que observaba sus calcetines. Su sonrisa se ensanchó aún más.
—Adelante, hermanito. Dale —ordenó Alex recostándose en la silla.
Estaba mirándolo fijamente, cuando Axel comenzó a moverse bruscamente en mi interior, como si de un galope se tratase. La rudeza de sus movimientos me hizo gritar, pero él lo impidió besándome. Me sentía morir por lo doloroso que estaba siendo. Quería llorar y gritar, pero su boca me lo impedía. Me agarré con todas mis fuerzas a los bordes de la mesa mientras deseaba que pasase cuanto antes el trago. Creía que me iba a romper, la forma en la que me estaba cogiendo era dolorosa. No sentía más que dolor. Nunca había odiado tanto el sexo como aquella vez. Por fin dejó de besarme para dedicarse a mi cuello, donde hizo varios chupetones. Pude gritar de dolor y cuando finalmente Axel terminó dentro de mí, dejé correr lágrimas por mis mejillas, mientras me hacía un ovillo encima de la mesa.
Noté una mano acariciando con suavidad mi cabeza y vi a Alex que me miraba con una sonrisa. Axel suspiraba por el esfuerzo y se dejó caer en la silla que había ocupado su hermano anteriormente.
—No te sientes, ahora vas tú también.
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Hoooola queridas mentes pervertidas 7u7
Pues bueno, ya creo que he terminado de escribir todo. Ahora sólo falta publicarlo. Subiré poco a poco una parte más de la historia. Espero que lo disfrutéis mucho, y bueno, pues muchas gracias por todo. No desesperéis, esto termina pronto, y va a estar cargadito de lemon o.o
Como ya lo tengo todo escrito, subiré cada capítulo cuando el anterior haya llegado a 30 votos. Queda en vuestras manos el tiempo de publicación. Ahora que me acuerdo, hace unos pocos capítulos dije algo parecido, y terminé no escribiendo nada, más que dos caps muy seguidos y me olvidé del asunto. Esta vez no. Me voy de viaje así que quiero terminar toda la historia para poder publicarla sólo dándole al botón. Así es más relajado.
Espero terminar tal y como quiero y que quede decente. Lo malo es que me sigue dando muchísimo apuro escribir el lemon (irónico, ¿no?), así que, espero no decepcionaros. No sé si es todo muy hardcore o qué, pero bueno, espero que os guste.
Muchas gracias por leer y todo esoooo ;))
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Inazuma Eleven - El síndrome de Estocolmo - Axel [Lemon]
FanfictionElla fue sorprendida saliendo del baño. Él la sorprendió colándose en su casa. Ella tenía carácter. Él, una pistola. ********* Retenida en su propia casa, Lía convive a la fuerza con su "secuestrador" que se esconde en su casa. ¿Qué pasará con ambos...