Me acerqué a los coches de los policías, pero todo estaba sumido en una preocupante calma y quietud.
—¿Hola? —llamé cuando estuve junto a uno de los coches—. ¿Hay alguien ahí?
Me preguntaba dónde estarían Axel y Alex. Habían huido precipitadamente, quizás habían conseguido escapar. Pero la ausencia de ruidos, incluso la presencia de mi perro, me hacía temer lo peor.
Me adentré al garaje para comprobar que me encontraba sola. Encendía la luz, aquella que Axel y yo habíamos colocado hacía bastante tiempo. Me deslumbré momentáneamente por la intensidad de la luz, pero cuando me hube acostumbrado, me sobresalté al ver en una esquina una silueta familiar. Me acerqué rápidamente a él, para comprobar que estuviese bien.
—¡Philip! ¿Qué haces aquí? ¿Y los policías? —le pregunté mientras lo abrazaba con suavidad.
—Vete, Lía... Vete de aquí cuanto antes... Huye, antes de que regresen —me ordenó Philip acariciándome la mejilla con las yemas de los dedos. Noté algo pringoso y líquido. Me llevé la mano a la mejilla y vi que estaba manchada de sangre.
—¡Estás herido, Philip! —la mancha provenía del costado—. Hay que llamar a una ambulancia, rápido. Dame tu teléfono —estaba muy nerviosa. No sabía cómo de grave era el asunto, pero la simple idea de poder perder a uno de mis mejores amigos me aterraba—. Dime, ha sido él, ¿no?
—No, ha sido el Depredador. El verdadero.
Hurgué en sus bolsillos en busca del móvil. Aquella escena me recordó a la anteriormente vivida con Edward, el cual desconocía dónde se encontraba.
—Lía, hazme caso —consiguió llamar mi atención cogiéndome por los hombros—. Vete, déjame aquí. Los policías no andarán lejos, han salido a perseguir al Depredador. Ellos no me quieren a mí. Por eso, aprovecha y vete.
—No... no puedo dejarte aquí solo...
—Yo ya te dejé aquella vez sola con ese hombre. Esta es la única manera de la que me puedes perdonar.
—No digas eso... —de repente, la luz del garaje se apagó.
—Muy mal, Lía. Debiste huir cuando tuviste tiempo —se encontraba detrás de mí, pero eso no me impedía saber que Alex, sí, Alex, sonreía maliciosamente—. Dime, ¿cómo prefieres que lo hagamos? ¿Te mato primero a ti y luego a tu amigo? ¿O viceversa?
—¿Y... Axel? —pregunté tímidamente, intentando ganar tiempo para hacer algo, lo que fuese.
—Ni idea. He dejado que lo persiguiese la poli. Mientras no sea yo a quien atrapen, me parece bien. Además, si uno de los dos está en la cárcel, más fácil será para el otro actuar. Seguro que él lo sabe mejor que nadie —se encogió de hombros y nos apuntó con una pistola—. Mi paciencia se ha agotado. Te mataré aquí mismo. No quiero que me des más dolores de cabeza. He conseguido hacerte mía, así que ya he cumplido mi objetivo. Ahora sólo queda matarte.
—Al menos, deja que Philip se vaya, Alex. Él no tiene nada que ver en este asunto —le rogué. No podía agradecérselo de esa manera. Había llamado a la policía para ayudarme, había venido a mi casa a por mí, me había avisado del peligro... pero yo no le hice caso. Si alguien debía morir, esa sería yo.
Deseé con todas mis fuerzas que la policía apareciese de una vez. Se encontraban persiguiendo a uno de los criminales, mientras el otro seguía campando por sus anchas por mi casa. ¿No eran conscientes de que no había un único Depredador, sino dos?
—Dime, Lía, ¿cuáles son tus últimas palabras? —preguntó Alex haciendo ruidos extraños con la boca—. No, mejor aún. Primero terminaré con él. Lo verás morir delante de tus ojos. Podré disfrutar de tu eterno sufrimiento.
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Inazuma Eleven - El síndrome de Estocolmo - Axel [Lemon]
FanfictionElla fue sorprendida saliendo del baño. Él la sorprendió colándose en su casa. Ella tenía carácter. Él, una pistola. ********* Retenida en su propia casa, Lía convive a la fuerza con su "secuestrador" que se esconde en su casa. ¿Qué pasará con ambos...