El juego VII ¬¬

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—Jajajaja —se rió Alex—. Es obvio que no le ha hecho nada a tu perro, Lía. Por favor, es Axel. ¿No creerías que sería capaz? —y siguió riendo.

—¿Creías que le había hecho algo? —preguntó sorprendido Axel. Ahora, al menos, ya sabía, con certeza quién era quién.

—Hombre, teniendo en cuenta que sois un par de chavales jóvenes que estudian a posibles víctimas vírgenes para poder follárselas repetidas veces, a poder ser, y a matarlas brutalmente después, no me extrañaría que hubieses matado a mi perro para que dejase de ladrar.

—No ha sido el caso —se encogió de hombros Axel—. Además, no tenía ninguna intención de matarte, yo al menos.

—¿Desde cuándo, hermano? —preguntó sorprendido Alex. Parecía que era la primera vez que se enteraba de que no entraba en sus planes el matarme. Por una parte me sentí aliviada.

—Era obvio que no podíamos matarla. Sería un desperdicio.

Siguieron discutiendo, pero curiosamente, lo hicieron conmigo de por medio. Axel me acercó a él, pero Alex también quería tenerme con él. Empezaron a estirar y empujarse, y Axel terminó sobre la mesa. Por lo cual, yo también caí, sobre él. En ese momento, Axel posó sus manos sobre mis caderas, para sujetarlas en una concreta posición. Noté que entraba con facilidad su miembro en mi "zona íntima". Alex, no queriendo quedarse atrás, aprovechó para meter su salchicha en el otro hueco vacío.

—¿Cómo? —preguntó extrañado Axel—. ¿Cuándo se la has metido? Eres asqueroso.

—Igual que tú hiciste. Me la quitaste. Ahora pagarás. Y no sólo será esto lo que te haga —le dijo sonriendo ampliamente—. Y ahora, disfruta de la sensación.

Dolía mucho que ambos estuviesen penetrándome simultáneamente, pero no podía hacer nada para evitarlo. Comenzaron a moverse acompasadamente, haciéndome querer gritar de dolor y placer. Estaba siendo una sesión muy intensa de sexo en poco tiempo.

Axel me besó mientras Alex lamía mi cuello y estampaba chupetones en él. Sin haber llegado ninguno de nosotros al clímax, ambos hermanos se intercambiaron posiciones. De esa manera, y subiendo considerablemente el ritmo, me hicieron gritar hasta que ambos terminaron en mí. Me desplomé sin fuerzas sobre la mesa mientras ellos suspiraban de placer, intentando recobrar el aliento.

—Increíble... —suspiró Axel pasando su mano por la cresta de su pelo.

Estaba completamente en silencio la casa, cuando se oyó acercarse un motor de un coche.

—¿Esperas visita, Lía? —preguntó Alex, preocupándose.

—No —respondí secamente, aunque en el fondo deseaba que fuese un coche de la policía, o de Philip, o de quien fuese, que me viniese a rescatar.

—Da igual si espera visita o no. Nos vamos, Alex. No podemos quedarnos —le espetó Axel, mientras se vestía con agilidad—. ¡Corre! Nos vamos —al ver que Alex no reaccionaba, le cogió de un brazo y se dirigió a la puerta.

—¿A dónde vas, hermano? —Alex ofrecía la mayor resistencia posible. No quería marcharse. Yo, en cambio, deseaba que se largasen cuanto antes—. Tenemos que terminar el trabajo. Debe ser perfecto. Ahora, la mataremos.

—Chorradas —le propinó un puñetazo—. Prefiero no ser un criminal perfecto a terminar en la cárcel. Tú ya has estado unos días ahí y has conseguido huir, pero no es mi plan ideal para el verano. Nos vamos.

Abrió la puerta de la habitación y se llevó a rastras a su hermano. Oí que abría la puerta al exterior y que se cerraba tras de sí. Era mi oportunidad. Salí corriendo de la habitación y entre a la mía. Encontré una camiseta grande tirada en una esquina. No dudé en cogerla y bajé a la planta baja. Cogí la daga que guardaba para ocasiones de autodefensa y me acerqué cautelosamente a la puerta. No se oía nada. Decidí salir. Allí encontré varios coches de policía, con unas luces discretas, para no llamar la atención de los criminales. Por fin me sentí salvada. Iba a poder descansar.


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Hoola^^ pequeñas mentes viciosillas ¬¬

Pues, por fin llegamos al anteúltimo capítulo. Con un poco de suerte, escribiré un largo final y quizás un epílogo. Me pregunto qué es lo que pensaréis que sucederá muajajjaaj.

Espero que os esté gustando, así que eso, como siempre, 30 estrellitas y hasta la próxima.

Gracias por leer y todo;))

Inazuma Eleven - El síndrome de Estocolmo - Axel [Lemon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora