― ¡Con más ganas! ―alentó Hanamaki.
― Como si se quisieran de verdad ―acotó Matsukawa.
Oikawa tenía cosas más relevantes que hacer en su vida, como por ejemplo, entrenar. Y de alguna manera (no quería admitir la culpa) se vio envuelto en una rutina forzada.
Se imaginó abrazando la caja de zapatillas cuando rodeó el cuerpo de Iwaizumi con los brazos, así podía ser feliz. Ah, perfecto. El otro le dio la misma boba palmadita en la espalda que el día anterior, tan expresivo como un simio.
― ¿Listo? ―preguntó Iwaizumi―. ¿Satisfechos, raritos? ¿Ya puedo irme?
El par se rió y su mejor amigo se fue malhumorado.
Oikawa también los dejó atrás. Trotó con el resto de sus compañeros, pero había algo que le inquietaba y quería ignorarlo, pero le venía picoteando la cabeza desde la última práctica.
¿Era tan malo para Iwaizumi demostrarle un ínfimo cariño? No era como si a Oikawa le gustara todo el entramado extraño que idearon sus amigos, pero tampoco le hacía gracia su nula simpatía. Para él era natural recibir la atención de su alrededor, desde chiquito, dado a su aspecto y carisma. Y que la persona más cercana que tenía hiciera tanto escándalo por un abrazo ciertamente le molestaba.
Al terminar la práctica lo olvidó, recuperando sus ánimos y hablándole como un loro sobre una teoría interesante que leyó en internet sobre una serie que compartían. Él lo escuchaba y asentía de vez en cuando, hasta que debieron separarse en clases. A veces agradecía que no estuvieran en el mismo aula, porque entonces las notas de ambos caerían considerablemente. Pero el ojalá estuviera en la misma clase que Iwa-chan seguía siendo un deseo sincero.
La charla continuó mientras comían en el campo del colegio, hombro con hombro para complacer a los apostadores. A Oikawa, la cercanía le daba igual e Iwaizumi estaba tan relajado en su costado que, supuso, estaba en la misma situación.
El abrazo de despedida fue bastante espontaneo y dinámico, acostumbrándose con sencillez a la tarea. Después de todo, sólo eran ellos dos siendo amistosos.
...
Ya sé, ya sé. Que los capítulos son muy cortos.
Pero es sólo el principio.
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Diez días
RomanceHanamaki apuesta a que si Iwaizumi y Oikawa agregan amor físico a su relación, ambos caerán enamorados en diez días. Matsukawa apuesta a favor de Hanamaki, Iwaizumi piensa que es una pésima idea y Oikawa está seguro de que será dinero fácil.