― Estoy a punto de cometer dos asesinatos.
Estaban sentados en la azotea de la escuela almorzando a solas. Nunca comían allí, pero Matsukawa y Hanamaki incrementaron sus "sugerencias" e Iwaizumi perdió la paciencia. Sabía que lo perseguían más que nada porque se enojaba y Oikawa tenía que admitir que hacer enojar a su mejor amigo era siempre divertido. Pero al final, él insistió en alejarse.
También era cierto que el tiempo se les terminaba. Sus amigos lo sabían y se aterrorizaban por el dinero que iban a perder. Y Oikawa no podía estar más aliviado con la idea de que toda esta situación ridícula se terminara.
― Ya te lo dije. Cuenta conmigo para enterrar los cadáveres.
Iwaizumi lo observó y asintió, como si le estuviera tomando la palabra. Se veía cansado. Los chicos habían estado gastando su poca paciencia y Oikawa esperaba estar ahí para cuando se pusiera a repartir golpes. Con sus músculos enormes, podría matarlos a los dos de un solo golpe. Eso sí que sería entretenido.
Pero como ser humano civilizado, se supone que debería calmar las aguas para evitar el conflicto.
― Piensa que quedan dos días y el resto de hoy ―lo alentó.
Iwaizumi no dijo nada. Continuó comiendo en silencio y con el ceño fruncido, como si el bento tuviera la culpa de todo. Oikawa lo miró con una pequeña duda y preocupación en su mente, preguntándose si de verdad su mejor amigo odiaba tanto la apuesta. Si lo ponía en tal sufrimiento acercarse físicamente a él y no tener que agredirlo. De repente la comida lucía menos apetitosa y Oikawa se regañó a sí mismo por darle cabida a esa clase de pensamientos que bien sabía, no servían para nada.
No tenía por qué preocuparse. Iban ganando y eso era lo importante.

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Diez días
RomanceHanamaki apuesta a que si Iwaizumi y Oikawa agregan amor físico a su relación, ambos caerán enamorados en diez días. Matsukawa apuesta a favor de Hanamaki, Iwaizumi piensa que es una pésima idea y Oikawa está seguro de que será dinero fácil.