Viernes

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Hanamaki lo invitó a comer ramen esa misma tarde luego del colegio. Se estaba atando las zapatillas en los vestidores cuando oyó la proposición vacilante. Sonaba extraño. Levantó la cabeza y lo primero que se le pasó por la mente fue "se siente culpable". Pero no estaba seguro de si esa era la razón de la salida.

¿Tan mal se veía estos días?

― No puedo, viene mi hermana a cenar y tengo que regresar temprano ―mintió, esbozando una sonrisa serena―. ¡Otro día!

No quería comida de disculpas, pasta sabor culpa y caldo de lágrimas saladas. Quería que su vida retomara su curso así las cosas volvían a fluir como siempre lo hicieron. Hanamaki y Oikawa comiendo después de clases no sonaba usual. Sonaba forzado. Si se lo pedía personalmente, entonces estarían solos, ¿Esa era la idea?

Se despidió de su amigo para ir al comedor a almorzar.

Con un onigiri en una mano y el celular en la otra, mensajeó a su hermana para preguntarle si este fin de semana estaría libre. La idea de pasar tiempo en familia no estaba mal. Comió con sus amigos y se separaron en la puerta como siempre.

Sorpresivamente, los silencios y las pequeñas charlas entre su mejor amigo y él no fueron tan densas como la última vez. Iwaizumi se esforzó por sobrellevar la conversación hablando de unas tonterías de su clase y haciéndole preguntas de la tarea que le dieron, ya que eran similares.

Y al final del día y de la asquerosa semana, llegó a su casa con un sentimiento reconfortante en su pecho.

Diez díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora