Viernes

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Iwaizumi y Oikawa se observaron. En completa sincronía, clavaron los ojos en lo mismo. Primero en la billetera de Matsukawa y luego en la de Hanamaki, y enseguida en el hombre de blanco y negro que los estuvo atendiendo durante toda la noche. Recién cuando el mesero se fue, sin romper ese aire de conexión mental, chocaron palmas y puños ruidosamente.

― Es sólo una cena gratis ―Hanamaki giró los ojos―. Son como niños; no los podemos sacar a pasear a un restaurante porque se portan mal.

― Pir qui si pirtin mil.

― Muy maduro de tu parte, Oikawa ―contestó Matsukawa, pero le estaba sonriendo.

― No importa lo que digas, las cenas gratis son geniales ―declaró Iwaizumi y se llevó las manos a la panza como si estuviera embarazado de un bebé de comida.

― En especial si nos llevamos el premio sin ganar nada.

― Ah, sí. Es cierto.

Matsukawa y Hanamaki los miraron con incredulidad. Oikawa aprovechó el momento de debilidad para robarse los sobrecitos de sal y ponerse el abrigo. Quería regresar a su casa y dormir como un tronco todo el fin de semana.

― Tú no ganaste nada ―masculló Matsukawa, no lo suficientemente bajo como para no ser oído.

Hanamaki le dio un codazo y le puso mala cara antes de tomar su propio abrigo y caminar hacia la puerta.

― Iwa-chan tampoco ―canturreó Oikawa.

Empujó la puerta y salió al frío de la noche con sus amigos, quienes no dejaban de preguntar a qué se referían. Con la panza llena y el corazón feliz, se tiró sobre Iwaizumi con total dramatismo.

― Él no pudo resistir mis encantos.

― Te odio.

Oikawa se alejó a las risas y se sorprendió cuando Iwaizumi le apretó los cachetes con una mano y le plantó un beso. Se quedó callado en el medio de la calle junto a los estupefactos Hanamaki y Matsukawa.

Obligó a sus piernas a caminar para seguir a su novio y cuando casi alcanza su paso, oyó a Hanamaki decir:

― Te lo dije. Se dan un poquito de cariño físico y caen enamorados como moscas, y encima nos roban el dinero.

Iwaizumi y Oikawa rompieron a carcajadas.

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No sé qué decir. Disfruté escribiendo esto. Quién sabe cuándo vuelva a publicar algo...

Sus comentarios me hicieron muy feliz, gracias ❤️

Diez díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora