155 horas para El Renacer.
Samuel estaba con el corazón latiéndole desbocado, sintiendo su palpitar en las sienes, como si alguien usara su cabeza como tambor, mientras esperaba a que la gerente del Museo Central de Zootopia bajara a los depósitos y buscara el Libro de Amduat luego de que él le explicara con lujo de detalles la situación a la que se enfrentaba la policía. Gracias a todos los dioses la armadillo había comprendido y no puso pero alguno para traer el libro, solo que no lo dejaría llevárselo.
—Únicamente fotografías, oficial —le había dicho.
El lobo sacó su móvil y, con dedos temblorosos tanto de los nervios por el libro como por recordar que Atha estuviera ahora muerto en quien sabe qué calle de El Cairo, llamó a Benjamín, para ponerlo al tanto de todo lo que pasaba. Y también, de la transmisión que había recibido en su patrulla al momento de ir hacia el museo: alguno de los que estaban con Inval, atacaron a los hijos de Jeannette. Cuando lo hubo oído en la patrulla tragó grueso, compadeciéndose del animal que lo hubiera hecho, porque sabía muy bien que Jenny se volvería un demonio y lo mataría... en el mejor de los casos.
El tono de marcado sonó una, dos, tres, cinco, siete veces, y cuando empezó a asustarse porque el guepardo no le contestaba, respondieron.
—¿Sam? —preguntó, con un bostezo—. ¿Sucedió algo? Es raro que llames cuando estás en turno. ¡Oh, claro!, de seguro es por lo del spyware. No he podido avanzar mucho —dijo con abatimiento—, quien fuera el que creo aquella data, en el que el espía de James pudo entrar, lo hizo muy complejo. Aunque no han logrado detectarme, porque he estado cuidándome de ello, no he podido avanzar mucho, pero me sigue preocupando esa cuenta regresiva.
—Ben —lo cortó, dejando eso de lado—, ¿estás bien? ¿No ha pasado nada inusual? —Ya conocía aquellos modus operandi: atacar donde más duele para dar una advertencia o una lección. Un juego inteligente, siempre y cuando no sospechen que los fueran a atacar, sin embargo, Samuel, que ya estaba un poco curtido con aquello, aunque no tanto como Judy, ya previó eso.
—No, no ha pasado nada —respondió con un tono extrañado—. ¿Sucedió algo?
Le hizo una breve explicación de lo que había pasado: la probable muerte de Atha, el secuestro de Sadie, el ataque a los hijos de Jenny y cómo iban con la investigación. Ante todo esto, Ben ahogó una expresión.
—No es el momento, Ben —se apresuró a añadir—. ¿Recuerdas dónde están las armas, no?
—Sí.
—Bien. —Escuchó el traqueteo de la armadillo en la escalera que conducía a los depósitos subterráneos del museo—. Quiero que vayas, saques unas cuantas y estés preparado. No sé si los que atacaron a los pequeños de Jenny me vincularon con la investigación, aunque he cubierto mis pasos, actuado desde afuera por lo mismo, pero solo por si acaso quiero que las uses para protegerte. Y por favor —añadió conociéndolo—, dispara a matar; ellos no te inhabilitarán si te encuentran, intentarán matarte. Haz lo mismo con ellos.
—Vale —dijo, y Samuel pudo notar ese tono tembloroso en su voz. Aún seguía sin comprender cómo estar en una situación así lo ponía nervioso, pero cuando sucedió lo de la SPQR y tuvo que proteger a James de unos disparos, no dudó en ponerse entre ellos—. ¿Dónde...?
—Me tengo que ir, Ben —lo interrumpió al ver la coronilla de la gerente del museo—. Te quiero, cuídate.
Y cortó. Instantes después la armadillo salió por completo de la escalera con una caja de madera de cedro un poco más ancha que ella. Él se apresuró a ayudarla, tomó la caja ignorando la voz de «con cuidado» y la colocó en el suelo del vestíbulo. Era una caja rectangular y con un ojo tallado en la tapa.
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Zootopia: Osiris (SEPT 3)
FanfictionLa ciudad está creciendo exponencialmente... con todos los riesgos que eso conlleva. Nick y Judy, quienes pensaban que luego de la SPQR, las cosas serían más tranquilas, se verán envueltos en una carrera contrarreloj para lograr detener algo que pue...