89 horas para El Renacer.
7:02 am.
Las ganas de arrancarse el pequeño tubo que iba del tanque de oxígeno a su nariz estaban alcanzando proporciones insanas. Aquel shis, shis, con cada respiración, como si fuera un balón desinflándose, le irritaba. Por lo general lo ignoraba, pero ahora, con más de veinticuatro horas sin dormir, su paciencia estaba al límite. Y los vasos de papel vacíos de café regados por el enorme escritorio de tres metros de largo anexado a la pared de informes, no ayudaban a reducir su ritmo cardíaco y consiguiente irritación.
Los sedantes de Rachel estaban empezando a remitir el día de ayer, la enfermera le avisó que los mismos no dañaron al pequeño, aunque existía el riesgo de un parto adelantado. Además, le indicó que era probable que necesitara un tiempo en rehabilitación para utilizar de nuevo los músculos faciales. No se vería afectada gravemente en cuestiones motoras, por lo que comer estaba asegurado, mas hablar, era otro tema.
Por su parte, cuando se fue a revisión, el doctor Fawkes le indicó de nuevo que no se estresara o esforzara para que el pulmón pudiera sanar con relativa rapidez.
¡Ja! No estresarse. Estaba que la sangre se le cuajaba en las venas. Toda la miserable noche, luego de que lo echaran a patadas del hospital después de las horas de visitas (cómo envidiaba en ese sentido a Nico y su falta de presencia, porque sólo le bastaba con colocarse tras la puerta y la enfermera no repararía en él), se la pasó en informes, manteniendo el ataque al servidor que sostenía en aquel limbo a su spyware. Más de veinte computadoras de mesa en ello, las dos portátiles propias, la de su padre, la de su madre, y la de los tres novatos que se unieron al caso. No recordaba los nombres, y no le importaba ahora.
Veintinueve ordenadores al unísono en el mismo despreciable limbo y nada lograba derribarlo. Sí, se lenteaba horrores, pero no lo suficiente como para abrir un bache y salir. Tal vez unos más, quizá con algunos más lograría resultado. Con la pata temblándole un poco por la brutal cantidad de cafeína en su sistema, tecleó en un parpadeo el comando en su propio ordenador portátil para abrir un segundo escritorio y comenzar un segundo ataque. Era una especie de ordenador fantasma, que serviría a la perfección, pero forzaría demasiado a su laptop.
El sonido de los fan cooler de la computadora portátil sonaron como pequeños vendavales, gritando por intentar aplacar el calor de los que estaban siendo presas. James le dio varios golpes toscos con la pata abierta al teclado de su computador en un intento de hacer que se enfriara. El café y la falta de sueño lo estaban afectando.
El calor del mismo se le colaba por las almohadillas de las garras de los dedos, y un constante, bip, cada siete segundos no ayudaban a que su ánimo mejorara.
—No te me vas a dañar, pedazo de piedra —gruñó de forma ininteligible—, llevas conmigo mucho como para que te jodas por una simple recalentada. —Otro pitido—. Vamos, aguanta, cacharro.
El código binario de los intentos de abrumar el servidor abarcaban por completo todas y cada una de las pantallas de los veintinueve computadores, mientras James con una pata intentaba romper las leyes de la física, o como mínimo sus nervios, intentando lograr llegar al síndrome de túnel carpiano, mientras tecleaba con una pata y con la otra daba otro sorbo de café.
Podría acabarse el mundo, pero que no se quedara sin café. Aquella bebida era un don y una maldición para el rendimiento de cualquier criptólogo como él en esos momentos. Otro bip de su laptop y un bufido que faltó poco para ser gruñido.
Las secuencias numéricas de unos y ceros empezaron a desplazarse más y más rápido, el calor de su ordenador era cada vez más, y consecuentes pitidos en las demás computadoras lo volvían loco. De improvisto la puerta de la oficina de informes se abrió, dejando colar la luz fluorescente del pasillo. Al verla, James quedó momentáneamente ciego.
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Zootopia: Osiris (SEPT 3)
FanfictionLa ciudad está creciendo exponencialmente... con todos los riesgos que eso conlleva. Nick y Judy, quienes pensaban que luego de la SPQR, las cosas serían más tranquilas, se verán envueltos en una carrera contrarreloj para lograr detener algo que pue...