Capítulo cinco.

5K 359 73
                                    

Martes 08:06 de la mañana.

Llevo una pistola guardada en mi mochila.

Kiara había causado ese efecto en mí. Bueno, en realidad la culpo porque era quién me había dado el arma ya que hace tan solo un par de horas que empecé a tener miedo. Mucho miedo.

Uno de los tipos con los que trabajaba mi padre había fallecido anoche. Ese hombre me había escrito esa misma, diciéndome que tuviera cuidado. Y eso me lleva a una pregunta que lleva rondando en mi mente durante horas ¿A qué tengo que tenerle cuidado? No estoy metido en ningún asunto turbio, no guardo ningún secreto y ni siquiera sé que asuntos trata mi padre.

Pero aún así alguien, supuestamente, me quería hacer daño. Y Kiara Hughes sabe quién ¿Y que hago divagando en lugar de preguntarle directamente a ella para salir de dudas? Porque hay posibilidades de que sea ella.

«Ella probablemente ocupe el puesto de su padre. Es igual de peligrosa.» Oí decir al hombre que acaba de morir. Sé que Jonh Kd no era un santo, por lo tanto si todos es el bar estaban seguros de que su hija ocuparía su lugar es porque que ella tampoco es una santa.

Aunque probablemente sólo estoy siendo paranoico.

Es posible que Kiara no tenga culpa de nada.

Dejando esos pensamientos atrás entro en clase. En la primera fila están Betty y Verónica charlando, cuándo paso a su lado ambas me saludan, pero sigo mi camino hasta la tercera fila dónde está mi asiento común. A mi derecha está Kiara, soñolienta y a su lado un jugador de fútbol que no conozco su nombre. No hay nada fuera de lo común dentro se todo esto. Eso me alegra.

Lo que no me alegra es Kiara metiendo la mano en mi mochila y rebuscando algo. Me soy cuenta cuándo parece haber estado haciendo eso por un rato. Recuerdo que la pistola está ahí.

—Suelta eso —tiro de mi mochila quitándosela de las manos. —¿No tienes educación?

—Estaba dejando una nota ahí para ti. —se cruza de brazos mientras susurra.

—¿Ahora se llama así?

—Lee la maldita nota y después te puedas quejas más. Dios, que idiota.

Es la mitad de un folio blanco, está guardado entre unas libretas. Cuándo empiezo a leer su contenido abro los ojos, sorprendido:

"Nunca me había sentido así antes. Por las noches me despierto pensando en ti, deseando que estés a mi lado abrazandome y besándome con esa pasión que solo tú tienes. Eres conocedor de mis puntos más débiles. Sabes exactamente la forma perfecta de conquistame. Por eso mismo, quiero tenerte en mi cama. Ahora. Sin ataduras, sin complejos ni problemas. Solo tú y yo. Juntos."

¿Que acabo de leer? Es decir: ¡¿qué?!

—No entiendo muy bien que quieres decirme con esto —susurro mientras vuelvo a doblar el papel. Me siento de una forma extraña.

—Está bastante bien explicado ahí ¿que me dices? ¿nos vamos ahora después de esta clase o esperamos a la comida?

Esta chica va muy rápida y sigo teniendo novia.

—Estoy saliendo con Betty.

—Lo sé ¿y eso que más da?

—Que mis principios me dicen que no debo de meterme en la cama de una chica mientras tengo una relación seria con otra.

No puedo creer que esté hablando tan casualmente de tener sexo con la persona que puede ser la instigadora de todo lo que infunda mi miedo.

Así es ser adolescente, supongo.

—¿Que dices de estar en mi cama? —alza la voz. El tipo que está a su lado me mira. —Dame la nota que has leído.

Hago lo que me pide.La observo leer la nota con una ceja alzada y los labios fruncidos.

—Vale, ya lo entiendo. Me he equivocado de nota. Esa claramente no era para ti —si, si. Claramente. — A las cinco hoy en mi casa, es importante.

Vale. Eso era una orden que tenía que acatar.

—Vale.

Martes 16:59 de la tarde.

—¿Y bien? ¿Que hago aquí?

—Ven a mi habitación y te lo explico.

Eso no sonaba nada bien, pero de todas formas ya tiene mi mano agarrada y tira de mi cuerpo. Estaba perdido.

La habitación era sencilla a diferencia del resto de la casa. Al menos de lo que yo había visto. Los muebles eran de color crema, en la pared hay un simple corcho con fotos se lo que parece ser su infancia, al parecer, en una de ellas junto a Kiara juegan felizmente Jason y Cheryl.

Siento como la chica se sienta en la cama y mantiene la vista fija en mi por un rato, hasta que decido mirarla. Cuándo lo hago veo como entre sus manos sostiene una pistola y pone él cañón en mi estómago.

¿No me va a matar y ensuciar su alfombra de sangre no? Espero que tenga eso en cuenta.

—Harás lo que yo te ordene ¿vale?

—Depende ¿Eres del tipo de persona que es capaz de matar o sólo quieres darme miedo?

Mis piernas tiemblan, esperó que ella no sea consciente de eso. Mi corazón late deprisa, aunque tengo la ligera sospecha de que ella tiembla más que yo.

—Me dijeron que si te disparaba me perdonaban la deuda. Podría ser en cualquier parte del cuerpo así que planeaba hacerlo en un lugar que no te hiciera mucho mal. Lo siento. —deja el arma a un lado de la cama y cubre su rostro con una almohada.

Intento hablar, pero las palabras noe salen. Alguien quiere que me disparen, no estoy seguro si me quieren ver exactamente muerto, pero sí imagino que me quieren ver así para hacer daño a mi padre. Me siento con rabia. No puedo creer que Riverdale sea esta clase de lugar.

—Disparame.

—No, no puedo hacerlo.

—Vamos a ir al callejón más cercano. Me vas a disparar y eso hará desaparecer todos tus problemas. Quiero que estés libre de esos tipos. Eso hará que perdones lo que mi padre le puedo hacer el tuyo. —si, me daba miedo morir pero hay que tomar algún riesgo entre todo este caos. —Si no me disparas lo haré yo mismo. Creo que en la pierna está bien.

Asiente.

Caminamos tal y cómo le digo hasta una calle cercana a la casa de Kiara, no hay mucha gente viviendo por esta zona, además, está lo suficientemente aislado cómo para ser el lugar perfecto.

Se posiciona frente a mi con la pistola apuntándome y su pulso temblando. Estaba loco por dejar que todo esto estuviera pasando.

Kiara me mira directamente a los ojos, y entonces, dispara.

🌹🌹🌹

Gracias por leer.💓

Maldito cliché. » Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora