Capítulo veinticinco

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Domingo 10:30 de la mañana.

Conduzco en mi moto hasta el sitio dónde me habían asegurado un par de serpientes que se alojaban Kiara y su madre. Al llegar, le pregunto a la señora que está limpiando en la puerta si puede decirme el número de habitación de Kiara. Sorprendentemente me contesta "8" y continúa con su labor.

Subo las escaleras hasta llegar a la habitación con un "8" en la puerta. Golpeo varias veces e inmediatamente después encuentro a una Kiara con ojos somnolientos frente a mí.

—Buenos días—murmura.

—¿Buenos días? Son las cuatro de la tarde.

—¿Enserio? Vaya, he dormido más de lo esperado entonces —se frota los ojos con las palmas de sus manos — ¿Has visto a mi madre?

Niego con la cabeza mientras observo como se acomoda sobre la cama.

—¿Tu madre no debería de estar en reposo?

—No, supongo que está con su novio en un mejor sitio que este.—hace un gesto señalando la decoración de la habitación.

Es una habitación bastante normal. Tiene dos camas si simples, una televisión y la decoración no parece gran cosa. Para el nivel que mantiene la madre de Kiara supongo que no es un sitio cómodo, aunque a mí me parece todo lo contrario.

—¿No le gusta estar en un hotel mientras encontráis un nuevo lugar para vivir?

—Era lo único disponible cuando vinimos aquí, y tampoco disponíamos de mucho efectivo así que hay que conformarse con esto. —da una pequeña vuelta sobre la cama mientras termina de hablar. A pesar de lo que dice ella parece estar cómoda aquí.

—¿Dónde estabas anoche? —cambio drásticamente de tema. Había venido hasta aquí solo para saber eso, no para descubrir en qué tipo de habitación estaban descansando ella y su madre.

—¿Te preocupa eso? No debería, anoche te mandé un mensaje y no obtuve respuesta. No debería de preocuparte eso. —se incorpora para mirarme fríamente —Vete con tu novia, Jughead

—Ya no estoy con Betty. —suelto, intentando mantener un tono neutral.

Su expresión, sin embargo, cambia a una más gentil.

—Lo siento —murmura y es la disculpa más tierna que ha salido de sus labios en mucho tiempo.—Yo soy la chica idiota que toma malas decisiones y tú eres en increíble chico bueno, que ahora no es tan bueno —señala el tatuaje de serpiente en mi brazo— tú puedes con todo y yo no pretendo ser cliché, pero lo único que quiero decir es que no te preocupes, que todo irá bien. Ya sabes, de amor nadie muere.

—Gracias. —respondo, sin saber qué decir.

Era su forma de darme ánimos y su visible esfuerzo por encontrar las palabras exactas para intentar ayudarme consigue alegrarme más que las propias palabras.

—Kiara... —dejo caer las las palabras.

Recuerdo lo que le dijo a Cheryl en el hospital, sus palabras exactas y tengo miedo de que sean verdad. No sabría organizar mis sentimientos hacia ella.

—¿Qué?

Ella se aproxima al filo de la cama y me invita a que haga lo mismo. Cuándo lo hago, coloca su mano sobre mi muslo.

—Es mejor que te vayas. Tengo cosas que hacer.

Alzo una ceja incrédulo por sus palabras.

—Tienes que dormir ¿no?

—Si, pero no quería decirlo así.

Veo en su rostro reflejado cansancio así que decido levantarme de la cama e irme de vuelta a casa. No sirve de absolutamente nada seguir teniendo una conversación con ella cuando no me va a escuchar ni responder a ninguna pregunta.

—Bueno, entonces me voy. —declaro mirándola antes de caminar hacia la puerta.

No espero a que ella diga nada. Salgo de ahí inmediatamente después.

Domingo 23:57 de la noche.

La noche esta transcurriendo de forma calmada. Quedan solo un par de personas en el Pop's y eso hace que el ambiente sea de mi agrado.

Pero no todo continúa así. La puerta suena haciendo un gran estruendo y un par de botellas son arrojadas por los aires.

—¿Dónde está Jughead Jones? —un tipo grita. El mismo que acaba de entrar por la puerta haciendo un escándalo a su alrededor.

Una de las chicas que está sentada en la mesa frente a mí observa a el hombre que ha formulado la pregunta y me señala con miedo.

Cuándo está a unos pasos de mí, me doy cuenta de que es el líder de los espectros. Eso me pone en alerta. No esperaba que me buscara, por mucho que una guerra estuviera apunto de explorar. La confrontación directa no tiene mucho sentido ahora.

—Yo soy Jughead Jones— digo mientras me levanto. —¿Me buscas por algo?

—Vaya ¿y tú eres un tipo inteligente? Obviamente si te busco es por algo, serpiente asquerosa.

Aprieto mi mandíbula, reteniendo el impulso de rabia que siento.

—Estoy esperando a que digas el por qué has decidido presentarte aquí, dañar el inmobiliario de este lugar y tirar botellas de cristal hacia la gente.

¿Qué hacía el líder de los espectros presentándose solo buscándome? Intento buscar un motivo, pero no lo encuentro. Es una actitud imprudente, eso califica muy bien a los espectros y su comportamiento en general.

—Tienes algo mío. Bueno, uno de los tuyos me ha robado y prometo que mato a esta chica —saca un móvil de uno de los bolsillos de su pantalón y me enseña una foto. Automáticamente me quedo sin palabras. —Mato a la chica si no consigues que la jodida Kiara me devuelva lo que se atrevió a quitarme anoche.

La foto sigue dando vueltas en mi cabeza. La imagen de Betty amordazada y atada en un lugar frío y oscuro hace que me sienta impotente.

El primer impacto va directamente hacia su casa. El segundo a su estómago. No dejaré que se salga con la suya. Mis puños duelen por culpa de la fuerza ejercida en los golpes, pero me siento liberado. Por su parte, él saca una navaja en cuanto se repone de los golpes y se levanta del suelo.

—No me hagas reír ¿eso es todo lo que puedes hacerme? —da un paso hacia mí— Jughead Jones, dentro de veinte horas si no tengo de vuelta lo que es mío mato a tu novia ¿está claro? La estúpida de Kiara sabe dónde puede encontrarme.

Maldito cliché. » Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora