Maldito cliché. » Jughead Jones

Capítulo veinticuatro

Sábado 20:15 de la noche

—Gracias por todo el apoyo que nos habéis dado tanto a mi madre como a mí, de verdad. Aunque espero que no sea cierto los rumores que hay sobre empezar una guerra contra los espectros. Nadie ganará si empezamos con algo como eso, no necesitamos algo así. Mi padre no habría estado de acuerdo. —Kiara después de finalizar ese discurso sube las mangas de su chaqueta negra. No esperaba que finalizara su agradecimiento diciendo algo así.

Toni, que se encuentra a mí derecha tiene la misma expresión que yo. Tampoco se pensaba que esa fuera la opinión de Kiara.

—Parece que tiene miedo. Es tan raro. Ella siempre pretende aparentar lo contrario. No creo que su padre se opusiera teniendo en cuenta que han reducido su casa a cenizas. —comenta mi amiga. Es una de las tantas opiniones que expresa la gente de mi alrededor. Todos parecen indignados ante las palabras de Kiara.

—A mi también me parece raro que diga algo así. No es el tipo de persona que huye de los conflictos. —comento.

Sweet Pea camina hacia nosotros con la manos en los bolsillos y una expresión de pocos amigos. Eso hace que me preocupe.

—¿Ocurre algo?

—¿Soy el único que le parece una basura lo que acaba de soltar Kiara por la boca? —tanto yo, como Toni negamos con la cabeza. — Ella está fuera de sí y antes de que haga otra estúpida alguien debería de hablar con ella y calmarla. —al final, en su voz muestra preocupación.

—¿Y por qué no te encargas tú de eso?—le pregunta la chica.

—Lo intenté la última vez, y no salió bien.

Por unos segundos se miren sin decir nada. Obviamente hay algo más allá de lo que yo no tengo ni la menor idea.

—Lo haré yo. —en cuento hablo me miran expectantes. —Intentaré hablar con ella.

Dudo que Kiara me escuche, no lo ha hecho antes, dudo que lo haga ahora.

Toni me da una palmada en la espalda animándome a caminar hacia Kiara, cosa que hago sin dudar.

—¿Kiara, tienes un momento para hablar?

Me observa extrañada y hace una mueca.

—¿Qué quieres? —su voz suena cortante. Me hace recordar a su actitud cuándo nos conocimos.

—Yo tampoco estoy especialmente entusiasmado por empezar una guerra contra los espectros, pero hay que hacer algo para detener todo este caos. Han quemado tu casa, Kiara. — me detengo unos instantes, para tomar aire y mirar a sus hermosos ojos. —Te conozco, y si te atacan tú atacas ¿que te hace tener miedo para no contraatacar?

—Nada. —contesta mordaz. Después se da la vuelta sin mirarme siquiera.

Sábado 04:32 de la madrugada.

En toda la noche no había podido dormir más de una hora en total. Estaba cansado, pero era imposible conciliar el sueño.

Observo mi teléfono móvil sobre la mesa que hay a mí derecha. Tengo un mensaje de hace pocos minutos: es de Kiara.

"Ven" tres simples palabras junto a una dirección.

De nuevo en mitad de la noche Kiara está reclamando mi atención. Aunque esta vez no voy a caer, después de si actitud de esta tarde. Que busque a alguien más esta vez.

Domingo 09:56 de la mañana.

Alguien llama a mi puerta mientras descanso en el sofá y miro la tele. Me levanto dejando el tazón de cereales hacia un lado.

Betty está de pie en el marco de la puerta sosteniendo dos cafés.

—Buenos días— me dice ella mientras sonríe ampliamente. —Hace tiempo que no pasamos tiempo juntos así que he decidido pasarme un rato para verte

—Quería hablar contigo. —comento mientras ella entra y me ofrece un café.

—¿Sobre qué?

—Sobre nosotros.

—¿Sobre nosotros? O sobre tu relación con Kiara. —me observa expectante. —Es obvio que no deberíamos de seguir juntos.

No estoy seguro de que la palabras logren salir de mi boca en esos instantes. Me arrepiento de haber dicho eso, quizá no encuentre la palabras correctas para expresar mis sentimientos.

—Vi cómo estabas el otro día cuando ella estaba en el suelo frente a su casa en llamas. Eso es todo lo que tenía que ver.

La observo el silencio con un nudo en la garganta. Me gusta Betty, desde el primer momento, pero hasta ahora no había pensado de forma calmada si ese sentimiento era tan fuerte por la gran admiración y amistad que compartimos.

Por otra parte, nunca había contemplado la posibilidad de terminar mi relación con Betty, ni siquiera después de besar a Kiara. Mi novia se ha convertido en mi zona de confort, en una zona segura dentro de todo lo que pasa en esta ciudad.

Camino hacia ella y la abrazo. Poso mi cabeza en su hombro derecho y nos quedamos así durante un rato. Esto estaba siendo un adiós sin palabras, una despedida silenciosa a nuestra relación.

—No quiero perderte, Betty.—digo sin atreverme a moverme todavía

—No lo harás.—responde ella. En su tono noto lo conmovida que se siente por toda esta situación.

Espero que logremos mantener una relación cordial después de esto.

Entonces, el abrazo termina y la situación se torna incómoda.

—Es mejor que me vaya. Ya nos vemos —sonrie gentilmente y se da media vuelta para marcharse.

Cuándo sale por la puerta me quedo mirando el camino por dónde se había marchado durante unos segundos. Los dos cafés que había traído siguen sobre la mesa enfriándose.

Entre mil pensamientos y recuerdos formados con Betty a mi lado recuerdo el extraño mensaje de Kiara que me mandó anoche ¿Y si estaba en problemas? Debería de llamarla, para salir de dudas.

Intento llamarla un par de veces, pero no contesta y eso me preocupa inevitablemente. Aunque una gran posibilidad es que esté dormida todavía y me preocupe sin razón alguna.

Lo pienso unos minutos más y al final llegó a la misma conclusión de siempre: debería ir a verla para salir de dudas. Es lo mejor para comprobar si está bien.